6 de Diciembre

459 57 4
                                    

He estado tan ocupado con el trabajo y estando con Tom... que hasta ahora pude escribir en mi diario.

Las sesiones, pasarelas, reuniones con socios importantes, la prensa y todos los pendientes han ido de maravilla. Es cansado pero lo vale. Tom ha traído el trabajo consigo, como casi siempre que viene, pero ahora es diferente. Se toma tiempo para estar conmigo y, cuando estamos solos, no me suelta ni un momento. Y, por las noches (o las mañanas, lo msimo le dá), por más cansado que me encuentre, siempre sabe la manera de convencerme de terminar haciendo el amor con él. Es... increíble. No recordaba lo que era vivir con él...

Hoy ha ido a recogerme al trabajo y me ha llevado a comer a la terraza de un hermoso y elegante restaurante. De esos a los que no acostumbro ir. Toda esa parte estaba sola... después me dijo que la había rentado para estar solos. Eso y el que se comenzara a comportar como todo un caballero, me hizo sonreír como estúpido y sonrojarme un poco.

— Te ves hermoso cuando te sonrojas...

*Con eso queda de más decir que el color en mis mejillas aumentó el doble*

— Calla, Tomi —reí leve, apenado. Agachando la cabeza parta ocultar mi mirada—. No es cierto...
— Lo es —se acercó y levantó mi rostro tomándolo de la barbilla. Sonrió tiernamente y, tomando mi mano, me miró fijamente a mis ojos—. Si algún día te llegara a proponer martimonio, ¿te sonrojarías de igual manera?

En ese punto... no sabía qué responder. Yo no quería casarme. Eso estaba decidido desde que era más joven, al ver a mi alrededor demasiados matrimonios fracasar y situaciones repulsivas (como el maltrato y los celos enfermizos), pero... ahora ... no podía decirle que no.

Me puse nervioso al responder, sintiendo que el calor en mi rostro aumentaba de manera considerable mientras sonreía estúpidamente y evitaba su mirada.

— T-tal vez... tal vez primero me pondría nervioso, me sonrojaría y... y... aceptaría. —respondí en un murmullo.

¿Aceptaría? ¡Qué va! Si alguien más me lo hubiese preguntado, le hubiese respondido con un rotundo "no. Ni lo pienses." Pero era Tom quien me preguntaba... y no pude responderle otra cosa. ¡Ni yo sabía qué pasaba por mi cabeza en ese momento!

El sonrió sumamente feliz y se acercó a besarme despacio... tiernamente.

Aún a éstas horas de la madrugada (son casi las tres y media) y después de haber hecho el amor un par de veces, no me creo mi respuesta. Es... wow.

Ahorasé que de verdad lo amo. Lo anterior... tal vez se debió a la distancia. Eso quiero creer.

Quiero creer que no volveré a sentirme así cuando se marche de nuevo. Quiero imaginar que mi corazón se mantendrá unido al suyo por mucho, mucho tiempo.

Diario de un Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora