Narra Chiara
A medida que la noche avanzaba quedaba menos gente en el local. Cinco minutos después de que Julia saliese por la puerta, Violeta se acercó a la barra preguntando por ella. Cuando le dije que se había ido, noté un poco de tranquilidad en su respiración y se sentó en uno de los taburetes de la barra. Desde ese momento, ella no se había movido de allí.
Quedaban un puñado de personas a las que Denna les agradeció el haber ido allí y haber participado. Violeta jugueteaba con los hielos de su vaso, Martin y Ruslana leían posibles ideas que habían escrito para componer después.
- Oye -puse mi mano encima de la de Violeta, llamando así su atención- ¿todo bien?
- Si, si -sonrió dejando ver ligeramente su hoyuelo.
- Cualquier cosa que necesites me puedes decir, ¿vale? -empecé a acariciar lentamente su mano y ella asintió.
- Vio -la llamó Denna- ¿por qué no te vas a casa? mañana tienes que seguir con tu tfg y tenías reunión, te acuerdas ¿no?
- Ay, es verdad -dijo mirando su móvil- se me había olvidado.
- Pues deberías irte a descansar -dijo Bea esta vez- así mañana vas descansada y con las ideas más claras y luego vienes aquí y te distraemos, es un planazo.
Todos nos empezamos a reír, Violeta se despidió de nosotros y salió por la pequeña puerta. Martin y Ruslana se metieron dentro de la barra y, junto con nosotras, empezamos a limpiar y a recoger. Las risas resonaban por todo el local, al irse los últimos clientes, Denna se subió a la tarima y tras poner una canción suya, todos empezamos a bailar.
Salí de la facultad y en frente de mi edificio me encontré a una pelirroja muy particular. Vestía con unos vaqueros anchos, una camiseta negra, una americana de traje gris y por encima un abrigo negro y una bufanda verde. Ella sonrió al verme y le devolví la sonrisa mientras me acercaba.
- ¡Vio! -dije super entusiasmada- ¿qué haces aquí?
-He venido a recogerte, guapa. Te invito a comer venga.
-¿Me invitas? que caballerosa eres.
Cogió mi mano y comenzó a andar, toda la facultad se nos quedó mirado, más que nada porque no había tenido un contacto estrecho con nadie desde mi ex. No podía fijarme en las calles que recorríamos, el simple tacto de la mano de Violeta alrededor de la mía me ponía muy nerviosa. Nos mirábamos de reojo y sonreíamos como dos tontas, hasta que ella rompió el silencio.
- Chiara - dijo mirándome, cosa que correspondí y quedamos paradas en medio de la acera.- en cierto modo, aunque te conozca muy poco... como que me das la confianza para hablar contigo y... necesito desahogarme con alguien que me pueda dar una opinión diferente a mis compañeras de piso, y creo que esa opinión me la puedes dar tú.
- Yo estoy encantada de ayudarte en todo lo que pueda.
Seguimos andando hasta llegar a la puerta de un restaurante japonés. La entrada simulaba la puerta de un templo y en el interior, te imaginabas que realmente estabas en aquel lugar. La amable camarera nos guio hasta nuestra mesa, que llevaba el nombre de Violeta. De un momento a otro, mi móvil comenzó a sonar y apareció el nombre de Ruslana en la pantalla.
- ¿Qué pasa? -dije nada más descolgar.
- ¡Como que te has ido a comer con Violeta! -dijo emocionada.
- Ha venido a recogerme de la facultad, vamos a comer ya.
- ¡Espero que me cuentes todo con detalles! -dijo para colgar sin darme tiempo a responder.
Puse mi teléfono en silencio y guardé mi móvil en el bolsillo del pantalón y miré al frente. Los ojos de Violeta miraban directamente los míos, un escalofrío recorrió mi espalda. No podía dejar de mirar ese color chocolate.
- Fue Martin -dijo de golpe y yo me quedé extrañada.- Él me dijo que te gustaba el sushi, así que te he traído a mi sitio favorito.
- Me encanta este sitio Vivi, la decoración es genial.
- ¿Vivi?
- Ay perdón -noté mis mejillas arder- sorry, my fucking good, i'm so stupid.
- Me gusta, suena cariñoso -ella sonrió y yo quería deshacerme, como podía ser tan adorable.
Violeta pidió la comida y mientras esperábamos, nos íbamos conociendo mejor. Ella es de un pueblo de Granada, Motril; tiene una hermana pequeña que se llama Cayetana pero que le gustan que le digan Tana. Está en último año de periodismo, pero le encantaría formarse en la música.
Compartimos ideas, pensamientos, reflexiones, canciones... todo lo que se nos ocurría. Los platos llenos de sushi se iban vaciando y poco a poco, ella se iba poniendo más nerviosa, hasta que cambió de tema radical.
- Perdón por cambiar de tema -se disculpó la pelirroja.
- No pasa nada, me gusta -dije con una pequeña sonrisa.- Te escucho.
- Ponte en la situación de que eres una persona muy insegura ¿vale? -yo asentí- vale, pues ahora imagina que tienes una relación no monogámica, con la chica que pensabas que era la mujer de tu vida y no puedes sacarte este tema de la cabeza. ¿Qué harías para que no impidiese hacer nada?
- A ver, yo de esto no entiendo como tal, pero si quieres te puedo ayudar con el tema "cuernos" y celos. -ella asintió- Es necesario que te tomes tu tiempo. Tiempo para sanar, para conocerse y mejorar. -Ella miró fijamente a la mesa y yo no podía quitarle los ojos de encima.- Un tiempo de introspección en el que puedas ordenar tus ideas y sentimientos hacia cualquier cosa. Vivi, no tienes que hacerlo sola ¿vale? tienes a Denna, a Salma, a Naiara... me tienes a mi también, a Ruslana y a Martin, apóyate en nosotros ¿si? -Ella solamente asintió sin mirarme.- Eres una gran persona y, ¿sabes? no te mereces que nadie te haga daño, ni siquiera tú misma.
-Muchas gracias Kiki, de verdad.
- ¿Kiki?
- ¿No te gusta?
- Me gusta mucho, Vivi.
Tras unos minutos en silencio, donde me dio tiempo a asimilar alguna que otra cosa, ella no dejaba de mirarme en ningún momento.
- Tienes un aura diferente a los demás. Eres muy especial Kiki.

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Una ronda de más // Kivi
Hayran Kurgu-Estás enamorada de ella -dijo acercándose a mí. -No Ruslana, es una clienta habitual y ya. -No te lo crees ni tú, Chiara -volvió a decir. -Oye guapa -dijo una voz muy conocida, que provenía de la pelirroja que nunca dejaba de mirar- Pon otra ronda...