Desinterés

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Lute permanecía perdida en sus pensamientos, atrapada en un laberinto de dudas y emociones confusas. En ese momento, un destello a lo lejos la hizo reaccionar y se dio cuenta que Adam estaba por dar la señal de que el exterminio de ese año había llegado a su fin.

Con determinación, Adam lanzó un poderoso rayo angelical que dispersó a los últimos demonios que se atrevieron a desafiarlos, marcando así el cierre de la sangrienta batalla. Con una voz firme y autoritaria, ordenó a todos los exterminadores que regresaran al cielo, y pronto el campo de batalla se llenó del sonido de las armas siendo guardadas y los ángeles preparándose para partir.

En medio del bullicio y la agitación de la partida, Adam tomó a Lute del brazo y la condujo a un rincón apartado, lejos de las miradas curiosas de los demás.

En ese lugar de intimidad, él se despojó de su máscara con gracia y luego procedió a quitar la máscara de Lute con delicadeza, revelando sus rostros sin velos ni secretos.

El contacto de sus manos cálidas y seguras en su piel hizo que Lute se estremeciera, y cuando él tomó suavemente su mentón entre sus dedos, sintió como si el mundo entero se desvaneciera a su alrededor. Con un susurro apenas audible, él la besó con una pasión que la dejó sin aliento.

La cercanía de Adam la envolvía en una sensación de seguridad y pertenencia, y cuando él la atrajo más cerca de su cuerpo con un abrazo apasionado, Lute sintió como si estuviera en casa por primera vez en mucho tiempo.

Lute quería que ese momento de complicidad y ternura durará para siempre.

Adam y Lute se separaron lentamente, pero sus miradas permanecieron entrelazadas. Con sigilo, subieron al tejado de una casa en mal estado y se sentaron juntos, contemplando el caos que los rodeaba.

Adam rompió el silencio recordándole a Lute cuánto la quería, y ella se recargó en su hombro con un suspiro de alivio. Sabía que aquellos momentos de intimidad eran fugaces, que pronto volverían al cielo donde Adam retomaría su máscara de hombre rudo y desinteresado.

A veces, Lute dudaba si su amor era verdadero, si las muestras de afecto que compartían eran más que meros juegos.

Pero luego recordó las miradas llenas de pasión que intercambiaban cuando estaban a solas, las caricias furtivas y los "susurros de amor" a mitad de la noche. La joven exterminadora se sonrojo y sonrió suavemente.

A pesar de la necesidad de mantener su relación en secreto, Lute encontraba consuelo en esos momentos de complicidad que compartían.

Adam indicó con indiferencia que era hora de volver al cielo y se adelantó hacia el portal. Lute lo observó alejarse, sintiendo un nudo en la garganta mientras una mezcla de emociones la invadía.

Decidió seguir adelante y se encaminó hacia el portal. Cuando finalmente cruzó el portal y este se cerró detrás de ella, se encontró con Adam riendo y burlándose de los demonios que habían vencido, presumiendo de sus logros con arrogancia como siempre.

Entonces, Adam se acercó a ella con una sonrisa, dándole una fuerte palmada en la espalda en señal de felicitación por su desempeño.- De verdad actuaste como una maldita perra en esa batalla, felicitaciones Lute.- dijo Adam, con su típico tono áspero y directo que resonaba en el aire.

Lute sintió un escalofrío recorrer su espalda ante las palabras de Adam, pero forzó una sonrisa y asintió en respuesta, tratando de ocultar la mezcla de emociones que la embargaba. Era difícil ignorar el tono despectivo con el que Adam se dirigía a ella, pero sabía que era parte del juego que debían interpretar frente a los demás ángeles.

Luego, Adam se dirigió hacia Vaggie, quien limpiaba el filo de su arma con destreza. Con un gesto de orgullo, Adam la abrazó y exclamó en voz alta para que todos los demás ángeles los escucharan.- Pero no hay ninguna perra más loca que mi mejor exterminadora, ¿no es así, Vaggie?"

Las risas y los aplausos resonaron a su alrededor mientras los demás ángeles se unían al festejo, felicitando a Vaggie por su valentía y habilidad en la batalla. Lute se unió al coro de felicitaciones, aunque en su interior sentía un fuerte odio por su compañera.

A lo largo de los días que siguieron, Lute se encontró enfrentando repetidos momentos en los que Adam la trataba con indiferencia. En las reuniones con otros ángeles, Adam a menudo la ignoraba o minimizaba sus contribuciones, prefiriendo centrar su atención en Vaggie u otros miembros del grupo.

En las misiones, Adam solía darle órdenes de manera brusca y despectiva, como si no confiara en su capacidad para desempeñarse adecuadamente. A menudo, Lute se encontraba luchando con sus propios demonios internos mientras intentaba mantener la cabeza en alto y cumplir con sus responsabilidades, a pesar de sentirse constantemente menospreciada por aquel que supuestamente la lideraba y amaba.

En los raros momentos de intimidad que compartían, Adam se mostraba distante y reservado, como si no quisiera revelar sus verdaderos sentimientos. Sus gestos de afecto eran escasos y superficiales, dejando a Lute con un vacío doloroso en el corazón y la sensación de que su amor era poco apreciado y correspondido.

En medio de una misión particularmente ardua, Adam y Lute se encontraron en una situación que rompió por completo el corazón de esta última. Estaban luchando contra una horda de demonios poderosos, y a pesar de sus esfuerzos combinados, la batalla se estaba volviendo cada vez más desesperada.

En un momento crítico, cuando Lute estaba a punto de ser superada por un demonio particularmente feroz, Adam intervino para salvarla, lanzando un poderoso rayo que desintegró al enemigo. Sin embargo, en lugar de mostrar gratitud o preocupación por su seguridad, Adam la miró con frialdad y dijo con un tono grosero.- Deberías ser más cuidadosa, Lute. No puedo seguir salvándote todo el tiempo.

Las palabras de Adam golpearon a Lute como un puñetazo en el estómago, dejándola aturdida y herida por su insensibilidad.

Esa noche, en su habitación en el cielo, Lute se encontraba sola y abrumada por la tristeza y la confusión. Trató de contener las lágrimas mientras repasaba una y otra vez los eventos del día, sintiendo el peso aplastante de la decepción y la desesperanza.

A pesar del dolor y la decepción, Lute decidió aferrarse a su amor por Adam, incluso cuando se derrumbaba por dentro. Se negaba a renunciar a lo que sentía por él, a pesar de las heridas profundas que le había infligido.

Con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, buscó a Adam en el cielo, encontrándolo en un rincón apartado donde él reflexionaba en solitario. Con paso decidido, se acercó a él y se detuvo frente a él, mirándolo fijamente con determinación en sus ojos.

Adam.- comenzó con voz firme pero temblorosa.- sé que las cosas han sido difíciles entre nosotros últimamente, pero... pero no puedo ignorar lo que siento por ti. Mi amor por ti es real y profundo, y estoy dispuesta a luchar por él, a pesar de todo.

Adam la miró con sorpresa y desconcierto en sus ojos.

"El pecado de amar" (LuteXAdam)/GuardrockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora