Re-conocernos

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Lute se preparó meticulosamente para su encuentro con Adam. Vistió su mejor armadura, forjada con acero celestial, y se aseguró de que cada detalle de su apariencia fuera impecable. Con el corazón latiendo con anticipación, se dirigió hacia el portal secreto que Lilith le había revelado.

Atravesó el portal y emergió en el inframundo. El aire estaba cargado de una energía ominosa mientras se adentraba en el territorio desconocido, pero Lute se mantuvo firme, centrada en su objetivo.

Siguiendo las indicaciones de Lilith, Lute avanzó por los pasillos oscuros y retorcidos del inframundo, confiando en su instinto para guiarla hacia su destino. A pesar del peligro que acechaba en cada sombra, no vaciló en su determinación de encontrar a Adam.

Finalmente, llegó a una imponente estructura, el "hogar" de Adam en el inframundo. Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, Lute se preparó para enfrentarse a lo desconocido y cruzó el umbral hacia el interior.

Dentro, se encontró con un panorama desolador. El lugar estaba sumido en la oscuridad, iluminado solo por el resplandor de las llamas que danzaban en las antorchas. El silencio era ensordecedor, interrumpido solo por el eco de sus propios pasos mientras avanzaba por los pasillos vacíos.

Finalmente, llegó a una habitación en el corazón de la estructura, donde encontró a Adam. Estaba sentado en un trono oscuro, su figura envuelta en sombras mientras contemplaba el vacío frente a él.

Al ver a Lute, Adam se puso de pie, su mirada encontrándose con la suya en medio de la penumbra. Hubo un destello de reconocimiento en sus ojos, seguido de una mezcla de sorpresa y pesar.

"Lute...", murmuró Adam, su voz un susurro apenas audible en la quietud de la habitación. "¿Qué haces aquí?"

Lute se acercó lentamente, sintiendo la tensión en el aire mientras se enfrentaba a Adam. Aunque estaba nerviosa por lo que estaba por venir, se mantuvo firme en su mision de hablar con él.

"He venido a verte", dijo Lute con voz firme, su mirada encontrándose con la de Adam. "Necesitaba asegurarme de que estuvieras bien".

Adam la miró en silencio por un momento, su expresión un torbellino de emociones. Por un instante, pareció como si estuviera a punto de decir algo, pero luego desvió la mirada, ocultando sus pensamientos detrás de una máscara de indiferencia.

"Estoy bien", respondió Adam al fin, su voz fría y distante. "No necesitas preocuparte por mí".

A pesar de sus palabras, Lute pudo ver el dolor y la tristeza reflejados en los ojos de Adam. Sabía que había más de lo que él estaba dejando ver, pero por el momento, decidió no presionarlo.

En cambio, se acercó y tomó la mano de Adam entre las suyas, buscando consuelo en el contacto. Aunque había distancia entre ellos, todavía había un vínculo que los unía, un lazo que el tiempo y la distancia no podían romper.

"Estoy aquí para ti, Adam", dijo Lute con suavidad, su mirada buscando la de él. "Si alguna vez necesitas hablar o simplemente un hombro en el que apoyarte, estoy aquí".

Adam la miró con gratitud, un destello de emoción cruzo sus ojos oscuros.

Con un gesto suave, Lute se acercó y lo abrazó con ternura, envolviéndolo en un abrazo reconfortante.

"Lute...", murmuró Adam con tristeza, su voz cargada de pesar. "No puedes abrazarme. El acero celestial... me lastima". Dijo mientras se alejaba rápidamente.

Lute se acercó con cuidado a Adam, consciente del peligro que representaba su armadura de acero celestial para él, un demonio. A pesar de su deseo de consolarlo, sabía que cualquier contacto directo podría causarle daño.

"El pecado de amar" (LuteXAdam)/GuardrockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora