Lilith

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Lute lloraba inconsolablemente, su corazón destrozado por la pérdida de Adam, cuando de repente se vio rodeada por una horda de demonios que la arrastraron lejos de su amado. A regañadientes, dejó el cuerpo sin vida de Adam atrás, llevándose consigo la aureola que había sido su corona celestial.

Mientras era arrastrada, no podía apartar la mirada de Adam. Sus lágrimas seguían fluyendo mientras observaba cómo el cuerpo de su amado se transformaba lentamente en un mar de estrellas brillantes. Con el corazón pesado por la pérdida de Adam, se retiró al cielo en busca de consuelo y orientación. Decidió que necesitaba ayuda para enfrentar el futuro incierto que se extendía ante ella, y tenía en mente a alguien que podría ofrecerle la guía que tanto necesitaba.

Con un poco de miedo, Lute ascendió a través de los reinos celestiales, buscando a una figura que había oído mencionar en historias y leyendas. Sabía que este ser poseía la sabiduría y el poder necesarios para ayudarla en su búsqueda de justicia y redención.

Lute, con el corazón destrozado por la pérdida de Adam, se dirigió hacia una parte del cielo que se asemejaba a una apacible playa. Aun envuelta en su dolor, llegó al encuentro con Lilith, la primera esposa de Adam, con la furia latiendo en su pecho y el peso de la traición cargando en sus hombros.

Al acercarse a Lilith, Lute no pudo contener su ira, y sus palabras brotaron como una cascada de resentimiento y dolor acumulado.

"Lilith", comenzó Lute, su voz temblorosa pero llena de desafío. "¿Cómo pudiste permitir que tu hija cometiera semejante atrocidad? ¿Cómo puedes justificar el asesinato de mi amado Adam a manos de esa demonio loca?"

Lilith la miró con calma, pero había un destello de resentimiento en sus ojos. "Lamento profundamente lo que ha sucedido", respondió ella con sarcasmo, mientras seguía con la mirada perdida en el océano. 

"Lilith", comenzó Lute con una voz cargada de desafío, "si no haces algo al respecto, te aseguro que no te lo perdonaré. Si no actúas para traer justicia por la muerte de Adam, entonces te aseguro que no dudare en regresar al infierno y enfrentarme a tu hija por mí misma, y también hablaré con quien tenga que hablar para que te devuelvan al maldito lugar del que viniste"

La esposa de Lucifer solo la miro con indiferencia, sin hacer caso a sus palabras, a ella no le importaba Adam, pero debía mantenerse en el cielo por una razón...

Lute, al ver la indiferencia con la que fue tratada,  se alejó de Lilith con pasos vacilantes, su mente aún atormentada por la pérdida de Adam y la incertidumbre del futuro. Cada paso le pesaba, mientras el dolor y la tristeza se apoderaba de su corazón.

Cuando finalmente llegó a su habitación en el cielo, se dejó caer sobre la cama con un suspiro ahogado. El peso del dolor era abrumador, y sintió como si su cuerpo estuviera siendo consumido por la agonía de la pérdida.

Las lágrimas brotaron de sus ojos sin control, bañando su rostro con una amarga mezcla de tristeza y desesperación. Cada sollozo era como un eco de su dolor, resonando en el silencio de la habitación mientras luchaba por encontrar consuelo en la oscuridad que la rodeaba.

El dolor en su pecho era como una daga clavada en su corazón, un recordatorio constante de la ausencia de Adam y la brutalidad de su muerte. Cada latido era una punzada de dolor, cada respiración era un suspiro de angustia mientras luchaba por encontrar una forma de sobrellevar su pérdida.

En ese instante, la puerta de la habitación se abrió lentamente, revelando la figura imponente de Lilith, cuyos ojos reflejaban una mezcla de compasión y determinación. Su presencia llenó la habitación con una energía tensa y eléctrica, como si estuviera cargada de un propósito oculto.

"El pecado de amar" (LuteXAdam)/GuardrockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora