Eliminando la competencia

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A medida que se aproximaba la fecha del exterminio acordado, la tensión en el aire se volvía palpable. Lute se había dedicado con ahínco a su plan, meticulosamente afinando cada detalle y preparándose mentalmente para lo que estaba por venir.

La víspera del exterminio, se sumergió en sus preparativos finales. Con manos firmes pero decididas, afiló su arma hasta que su filo brilló como una estrella en la oscuridad. Cada movimiento era preciso y calculado, reflejando la ardiente determinación que la consumía.

Mientras afilaba su arma, repasaba mentalmente cada paso de su plan. Cada movimiento, cada decisión, estaba cuidadosamente planeado para maximizar sus posibilidades de éxito. Sabía que el momento de la verdad se acercaba rápidamente, y estaba lista para enfrentarlo con valentía y determinación.

Con el arma lista y su plan trazado, se preparó para la noche que definiría su destino y cambiaría el curso de las cosas. Estaba dispuesta a desafiar las expectativas, a demostrar su valía y a hacer lo necesario para asegurar su lugar al lado de Adam.

Con el reloj de arena del infierno agotando su última porción de arena, el portal se abrió con un estruendo, marcando el inicio del exterminio. Adam se acercó a ella, su mirada reflejaba una mezcla de preocupación y determinación mientras le deseaba suerte antes de descender al infierno al frente de todo el ejército de ángeles.

Lute- dijo Adam, su voz resonando con autoridad pero también con un toque de complicidad.-Te deseo lo mejor en esta batalla. Confío en lograrás acabar con la miserable vida de esos malditos pecadores, como siempre lo has hecho.

Lute asintió, su mirada reflejaba lo decidida que estaba mientras se preparaba para enfrentarse a las fuerzas del inframundo. Sabía que este era el momento de demostrar su valía, de poner en práctica su plan y de luchar con todo lo que tenía.

Con un último intercambio de miradas cargado de significado, se separaron.

La joven ángel observaba a Vaggie atacando sin piedad como siempre, Lute se mantuvo oculta en las sombras, esperando pacientemente el momento adecuado para actuar. Noches antes, había dedicado horas a investigar las reglas y protocolos de los ángeles exterminadores, buscando cualquier debilidad o punto débil que pudiera aprovechar para perjudicar a Vaggie.

Con cada movimiento calculado, observaba atentamente a su compañera de armas. Conocía cada uno de sus movimientos, cada gesto, cada táctica que empleaba en el campo de batalla. Y mientras Vaggie continuaba luchando con ferocidad, Lute estaba lista para aprovechar cualquier descuido o error que pudiera cometer.

El corazón le dio un vuelco al ver a su objetivo mostrando clemencia hacia un demonio. Era la oportunidad que había estado esperando. Era la peor falta que un exterminador podía cometer: perdonarle la vida a un demonio.

Con movimientos rápidos y sigilosos, se acercó, lista para actuar, apretó el mango de su arma con fuerza, sintiendo una mezcla de incredulidad y oportunidad. Este era el momento que había estado esperando, la apertura que necesitaba para ejecutar su plan. Con movimientos rápidos pero sigilosos, se acercó a Vaggie, aprovechando su distracción, y se preparó para actuar.

La adrenalina corría por sus venas mientras se preparaba para enfrentarse a su compañera. Sabía que esta sería una prueba difícil, pero también sabía que no podía permitirse dejar pasar esta oportunidad.

Con movimientos ágiles y precisos, arrancó brutalmente las alas de Vaggie, cortando su capacidad de volar y dejándola indefensa en el suelo.

Un grito de dolor resonó en el aire cuando el primer ala fue arrancada, pero Lute no vaciló. Con un giro rápido, desarmó a su compañera, causándole más daño mientras ella luchaba por defenderse.

El caos y la confusión reinaban en el campo de batalla mientras los demás ángeles exterminadores observaban con asombro y horror lo que estaba sucediendo.

Finalmente, con un último golpe certero, le arrancó el ojo, para después dejar a Vaggie en el suelo, herida y derrotada.

Lute tomó su arma, manchada con la sangre dorada de su compañera y estaba apunto de levantar el vuelo cuando noto algo acercándose a ella.

El aleteo fuerte detrás de ella hizo que se detuviera en seco, su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras se volvía lentamente para enfrentarse a lo que venía detrás. Cuando vio a Adam, su corazón dio un vuelco de sorpresa.

La expresión de su líder era un torbellino de emociones, una mezcla de asombro, ira y decepción. Sus ojos se encontraron con los de Lute, y en ese momento, supo que tendría que enfrentar las consecuencias de sus acciones.

Puta Madre...- dijo Adam, su voz grave y llena de reproche- Maldita sea Lute... ¡¿Que mierda hiciste?!-  se arrodillo al lado de Vaggie e intento detener el sangrado de sus heridas.

Lute tragó saliva, sintiéndose atrapada bajo la mirada penetrante de Adam. Sabía que no podía ocultar la verdad, que tendría que enfrentar las consecuencias de sus acciones. Con valor, se enderezó y se preparó para enfrentarse a lo que viniera.

Lo siento, Adam- dijo fingiendo arrepentimiento , su voz temblaba ligeramente.- Pero tenía que hacerlo, no tenia otra opción, ella rompió la principal regla de los exterminadores.

Él la miró en silencio por un momento, sus ojos oscuros evaluándola con intensidad. Luego, con un suspiro pesado, asintió lentamente.

Sé que lo hiciste por lo que creías correcto Lute- dijo finalmente, con su tono suavizándose ligeramente le dirigió unas palabras a su preciada exterminadora.-Vaggie, las reglas son claras. No podemos permitir la compasión en este mundo.- Entonces Adam le retiro  su aureola y la dejo a su suerte en ese rincón del infierno.

Después de esto, Adam marco el fin del exterminio, los ángeles regresaron al cielo, pero esta vez no había celebración en sus corazones. A pesar de la victoria, el precio era alto: habían perdido a una de sus mejores guerreras. La ausencia de Vaggie, la fuerte y letal ángel que había caído en combate, pesaba sobre ellos como una sombra.

En lugar de celebrar, el cielo resonaba con un silencio sombrío mientras los ángeles reflexionaban sobre las pérdidas sufridas en la batalla. La ausencia de Vaggie era un recordatorio doloroso de los peligros y sacrificios de su misión, y dejó un vacío en sus filas que sería difícil de llenar.

A pesar del peso que había caído sobre los demás ángeles, Lute se encontraba con bastante felicidad en su interior. Había logrado lo que se propuso y se sentía en paz consigo misma.

Sin embargo, su alegría se vio interrumpida cuando Adam la solicitó para una reunión. Un escalofrío recorrió su espalda mientras se dirigía hacia él, preguntándose qué podía querer en ese momento.

Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, Lute se acercó a Adam, sintiendo una mezcla de nerviosismo. Sabía que lo que vendría a continuación sería importante, que tendría que enfrentar las consecuencias de sus acciones y responder por lo que había hecho.

"El pecado de amar" (LuteXAdam)/GuardrockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora