¿Adam?

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El demonio, arqueó una ceja con diversión mientras escuchaba la declaración de Lute. Su semblante estaba impregnado de un aire travieso, como si estuviera disfrutando del desconcierto de la joven. Ella le preguntó si se llamaba como su amado.

El demonio, con una sonrisa burlona, respondió a la pregunta de Lute con una chispa traviesa en sus ojos ardientes.

"Sí, en efecto, me llamo Adam", admitió con un deje de picardía en su tono. "Pero aquí, en este reino de oscuridad y caos, no hay lugar para ángeles como el que describes".

Lute frunció el ceño, observando al demonio con una mezcla de asombro y confusión. "Entonces, ¿no eres Adam?", preguntó con voz entrecortada, buscando claridad en medio de la oscuridad que la rodeaba.

El demonio dejó escapar una risa burlona, su sonrisa retorcida reflejando una malicia apenas contenida. "Oh, no, ciertamente no lo soy", respondió con un tono sarcástico, sus ojos centelleando con una chispa traviesa. "Soy solo un puto pecador disfrutando de los placeres del infierno".

Lute se sintió abrumada por una oleada de decepción, una sensación de vacío llenando su corazón. Había esperado encontrar a Adam, o al menos una sombra de lo que una vez fue, pero en cambio se encontraba frente a un extraño sin rostro ni corazón.

"Entiendo", murmuró, tratando de ocultar su desilusión detrás de una máscara de indiferencia. "Pensé que... pensé que eras alguien más".

El demonio le lanzó una mirada burlona, como si pudiera leer sus pensamientos y disfrutara de su angustia. "Lo siento por decepcionarte", dijo con un encogimiento de hombros indiferente. "Pero aquí en el infierno, las expectativas rara vez se cumplen".

Con un suspiro resignado, Lute se alejó del demonio, dejando atrás la ilusión de lo que podría haber sido. En su corazón, sabía que su búsqueda aún no había terminado, que el verdadero Adam seguía ahí fuera, esperando ser encontrado en algún rincón oscuro y olvidado del infierno.

Ella pidió un trago antes de abandonar el bar. El líquido quemaba su garganta mientras daba un largo trago al licor, sintiendo el ardor familiar que le reconfortaba en medio de la confusión. Sin embargo, algo cambió dentro de ella después del primer sorbo. Una chispa se encendió en su interior, impulsándola a regresar hacia el demonio que se hacía pasar por Adam.

Con paso firme pero cauteloso, se aproximó nuevamente al demonio, su mirada fija en él con determinación. "Entonces, ¿no eres Adam?", repitió, esta vez con una mezcla de incredulidad y desafío en su voz.

El demonio arqueó una ceja, pareciendo intrigado por el cambio repentino en la actitud de Lute. "Puta madre... ya te lo dije, ¿no?", respondió con un encogimiento de hombros indiferente. "No soy quien estás buscando".

Lute sostuvo su mirada, sin retroceder ante su presencia imponente. "¿Y si no eres Adam, quién eres?", preguntó, su tono desafiante mostrando una determinación recién descubierta.

El demonio dejó escapar una risa burlona, como si encontrara divertido el desafío de la joven ángel. "Ya te lo dije, solo soy un maldito pecador, como todos los que estamos aqui, solo pago la condena por mi actos, aunque este lugar no esta nada mal", respondió, con su voz llena de sarcasmo.

Lute frunció el ceño, sin estar satisfecha con esa respuesta. "No me refiero a eso", dijo con firmeza. "Quiero saber quién eras antes de convertirte en esto. ¿Qué te llevó al infierno? ¿Qué te hizo perder tu humanidad?"

El demonio la miró con curiosidad, como si nunca antes alguien le hubiera preguntado esas cosas. Por un momento, pareció considerar sus palabras, como si estuviera recordando un pasado que había enterrado profundamente en su interior.

"El pecado de amar" (LuteXAdam)/GuardrockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora