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Sumergido en un extraño trance que lo deja confundido se ve a si mismo rodeado de un gris interminable y profundo, sin principio ni final hasta que una luz lo atrae.

Ve a Jeongin sonriendo tan brillantemente que se siente al instante curado de cualquier agobio, tan lindo y tierno, mirándole con calma como si nada ocurriese en ese preciso instante. El borde de un precipicio se forma a sus espaldas sin darse cuenta. Hyunjin lo vio claramente e intentó abrir la boca para avisarle pero ningún sonido salió de sus cuerdas vocales y sus pies parecen haberse pegado al frío suelo impidiéndole correr hacia su amaso. Todos sus intentos fueron en vano, Yang cayó al vacío enviándole una mirada de terror puro alzando sus manos para ser atrapado. No pudo salvar a su novio.

—¡No! —el azabache se despierta de golpe, con los latidos de su corazón retumbando en cada parte de su cuerpo sonando como eco en su propia mente, atocigándolo y mareándolo.

Hyunjin se incorpora en la cama, con la respiración entrecortada y el sudor frío en su frente. Los rayos de la luz del sol traspasan las ventanas dándole iluminación a la habitación.

Mira a su alrededor, intentando recuperar la compostura, pero la imagen de Jeongin cayendo al abismo sigue grabada en su mente repitiéndose como un disco rallado, una y otra vez, atormentándolo. No pudo salvarlo, no pudo llegar a él, no pudo tomarlo de la mano.

Por alguna razón se siente asfixiado ahí dentro y sin pensarlo, se levantó de la cama cayendo al suelo debido a su inestable cuerpo. Presiona su pecho, todo le da vueltas. Se levantó a duras penas aferrándose a la fría pared para poder caminar y salir de aquella asfixiante habitación. Pero una vez lo hizo, todo detrás suyo se volvió cenizas llevándole al inicio de un pasillo oscuro tan malditamente largo e interminable.

Aunque quiera, no puede retroceder y decide avanzar apoyándose de la pared, cada paso que da es como si el suelo se desvaneciera bajo sus pies. La sensación de impotencia lo abruma y el miedo lo paraliza. La sensación de temblor e inestabilidad no sabe si viene del suelo o de su propio cuerpo. Enfermo y angustiado, solo quiere ver a Jeongin.

Camina y camina y cuando pensó que hacerlo no le llevaría a ningún lugar, la silueta de su progenitor aparece frente a él, con una sonrisa siniestra en el rostro. Tan alto y oscuro.

—Te lo dije, eres igual a mí. Solo sabes lastimar —la voz de su padre resuena en su mente como un eco perverso, ahogando cualquier pensamiento coherente. Hyunjin siente un nudo en la garganta, la presión en su pecho se vuelve insoportable.

Cae al suelo de rodillas sintiendo como el aire se escapa de sus pulmones impidiéndole respirar —No, no, no, y-yo no soy... Yo no soy... —niega repetidas veces aferrando sus manos a sus alborotados cabellos, perdiendo la cordura. Jeongin no cayó por su culpa, su madre no sé suicido por su culpa, nadie se lastimó por su culpa.

Mi Novio es el Matón de la Escuela - HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora