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KyungSoo trataba de calmar sus lágrimas hasta que escuchó una voz muy conocida, una que no escuchaba hace mucho tiempo. Sus manos temblaron levemente, esto debía ser la coincidencia más extraña de su vida.

Caminó apresurado, abrió la puerta de su habitación y cuando lo vio casi sentía como si su respiración se disminuía.

Estaba viendo finalmente a su papá después de años.

Siente la mirada de JongIn sobre él, y la de su papá también, después de eso el mayor mira su reloj, lo mira y luego se dirige a JongIn.

—Tienes diez minutos y nos vamos—Anunció firme y serio antes de mirarlo y retirarse, eso le dolió, la indiferencia casi lo hizo volver a llorar.

JongIn miró a KyungSoo y se acercó a abrazarlo, se sintió tan reconfortante en sus brazos que se calmó.

—Lo extrañaré JongIn—Susurró en voz baja aspirando el suave aroma de madera e incienso, la cadena de oro tocaba sobre su pecho.

—Yo también lo extrañaré KyungSoo—Cuando JongIn dijo solamente su nombre se sintió tan cálido, se permitió por un momento no decirle ninguna formalidad.

—Déjame darle algo—Metió su mano en el cuello de su ropa quitándose el collar con la cruz de oro, la puso en la mano del moreno cerrando su mano.

—Padre Soo...—JongIn lo llamó con esos perfectos labios que tenía.

—Dios lo acompañará y nunca se apartará de su lado si usted confía en él, le doy un recordatorio de que nunca estará solo—Solo exclamó viendo la calidez de los ojos del Alfa al mirarlo.

—Muchas gracias, Padre Do—Sintió como parte de su corazón se fue al decir esas cuatro palabras, los ojos miel del Sacerdote solo miraron a otro lado.

—¿Su valija está lista? —Preguntó viendo la maleta en la mano del Teniente.

—Lo está—Susurró JongIn triste por la despedida.

Fue tan difícil dejar ir a JongIn mientras lo veía en el carro militar, desde la entrada de su casa observó alejarse.

Después de eso se encerró en su casa a intentar controlar las lágrimas que sentía.

[...]

JongIn sabía que era a veces un poco llorón, pero esa tarde realmente quería hacerlo, pero no con su General alado que no se veía nada contento.

Su lobo estaba tan triste de dejar al Omega, pero no podía hacer nada.

—¿Y cómo es el Padre Do? —Preguntó de repente su superior mirando el camino.

La pregunta se le hizo extraña, confundido miró por un momento a Johnny.

—El... es un hombre serio, calmado, realmente muy amable, ¿A qué viene la pregunta? —Exclamó dudoso, Johnny solo asintió tratando de escuchar algo diferente en el tono de voz de su subordinado, pero no encontró nada.

JongIn se dio cuenta que nunca había mencionado el nombre del Padre Do.

—¿Cómo sabe usted el nombre del Padre Do?

—Me lo dijeron, ¿Alguna otra duda Soldado?

—No Señor. —Exclamó serio mirando la ventana, recordó que hace minutos su superior había dicho que no conocía el nombre del Sacerdote con el que se hospedaba.

No pasaba ni una hora y él ya extrañaba al Padre Do.

Todo el recorrido hasta la base fue en silencio, hasta que llegó y divisó a lo lejos a ChanYeol.

Se abrazaron por unos segundos antes de ponerse al corriente de lo habían hecho cada uno.

[...]

KyungSoo sentado en la silla de la cabecera de su sencillo comedor de madera sintió el peso del vacío y la soledad de su hogar, y lo solo que estaba ahora.

Soltó un suspiro y pasó una mano por su pelo.

—No ha pasado una hora y ya lo extraño Teniente—Exclamó para sí mismo, nadie lo escucharía así que no se retenía.

Tenía misa a las 6:00 así que prepararía su sermón, tocaron la puerta de su casa lo que lo hizo pararse y abrir revelando a Kenny con el libro que le había prestado.

—¡Hola Padre Do! Le traje su libro, muchas gracias por prestármelo—Sonrió el pequeño Alfa entregándole el objeto.

Invitó al niño a comer galletas te tenía guardadas mientras hablaban sobre el libro y las cosas que le habían gustado hasta Kenny tuvo que irse a ayudar a su hermano en unos pendientes, él siguió haciendo su sermón, aunque su mente recordaba con pequeños detalles la tierna sonrisa de JongIn. Antes de la misa la Hermana Luna llegó para curar sus heridas.

—Parece que ya están sanando Padre—Refiriéndose a su espalda.

—Si, eso parece—Se limitó a quedarse callado hasta que la monja habló de nuevo.

—¿El Teniente se ha ido, no es así?

—Si, partió al medio día.

—Fue una gran compañía, me imagino...

—Si, JongIn es agradable—Exclamó sin pensar.

—¿Ustedes se tuteaban Padre? —Preguntó notando ese detalle que parecía insignificante.

—No Hermana, siempre hubo un respeto—Otra mentira más que lo consumió.

—Es bueno Padre, debía haber una línea entre usted y el Teniente, usted es el hombre que está más cerca de Dios, él tiene sangre en sus manos—Pudo sonar despectiva, pero si era lo que sus ojos habían visto no permitiría que el joven Sacerdote tuviera un desliz.

—Con su perdón Hermana, el Teniente tiene sangre en sus manos porque protege nuestras vidas, estoy muy en contra de la guerra y la violencia, pero el Teniente me ha dado otra expectativa del asunto—Ambos se quedaron en silencio después de eso.

—Tiene razón Padre—Murmuró ella guardando todo de nuevo en el botiquín, poco después ella se retiró y él se vistió de nuevo para ir a la iglesia.

Fue a dar su sermón y cuando vio a todos alejarse observó como una sola persona se quedaba sentado.

—Padre, quisiera hablar con usted—Era Baekhyun que se veía impecable, sacó un sencillo anillo plateado de su bolsillo.

—Doctor, que gusto verlo aquí en la casa del Señor, ¿me parece que es la primera vez que se queda en Misa, no es así? —Pregunta alegre de ver al otro Omega sonreírle.

—Gracias Padre, si es la primera vez, no soy muy religioso, pero últimamente he buscado la ayuda de Dios. Este es mi anillo de compromiso—Le enseñó a detalle el anillo.

—Me está enseñando esto por lo de la última vez? —Recordó la confesión y el Doctor asintió.

—Si, esa empresaria viene de Francia, me ha traído presentes. Aunque sus obsequios no son lo que me impresionan, no puedo evitar sentirme maravillado por la actitud tan desvergonzada que puede mostrar—Empezó a relatar avergonzado mientras jugaba en la argolla.

—¿Y si usted viera a su prometido de nuevo? —Preguntó con curiosidad viendo como el más alto sonrió.

—Necesitan Doctores y enfermeras para ir al frente, me he ofrecido como voluntario, seguramente encontraré a ChanYeol y mis pensamientos sobre la dama desaparecerán—Exclamó demasiado seguro de lo que decía.

—¿Y si no cambian?

—Entonces despojaré a ChanYeol de estar a mi lado, no quiero que él sufra, más de lo que ya lo haría sufrir.

—Es una buena decisión Doctor, espero que sus sentimientos se guíen en el camino correcto—El pelinegro asintió y lo miró a los ojos.

—Espero que los suyos también Padre Do—Haciendo referencia a su plática en el consultorio.

Esperaba que sus sentimientos tomarán el camino correcto. 

𝔼𝕗𝕚́𝕞𝕖𝕣𝕠 || KᴀɪSᴏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora