Está acostado sobre una superficie blanda, abre los ojos lentamente encontrándose con una espalda morena su mejilla toca la piel cálida, fácilmente puede identificar que es un hombre. Un Alfa en su totalidad.
Entonces se voltea y casi se quiere caer de lo que sea que esté.
—No sabía que podía despertar con un ángel alado mío—Exclamó JongIn mirándolo con adoración, sus mejillas se calientan, siente como lo levantan para ponerlo en el regazo del moreno.
—¡JongIn! —Dio un grito escandalizado para solo recibir un beso en la barbilla y ser apretado por esos brazos fuertes.
Le gusta la sensación, demasiado si es sincero.
[...]
Jadeó y respiró con dificultad viendo borroso la habitación, con exactitud el foco que alumbra el lugar.
—Padre Do, ha despertado—La suave voz de la Hermana Luna lo hace volver a dónde está. Esa pequeña habitación secreta dentro de una iglesia, se da cuenta que está sobre su cama boca abajo, puede ver de manera parcial la tela negra de la ropa de la monja.
—C-Como...? —Apenas puede hablar, está cansado y no quiere ni si quiera abrir sus ojos.
—Lo encontré si se lo pregunta. Yo sola lo cargué, no se preocupe Padre Do, nadie sabe de esto, ¿Porque lo hizo? —Pregunta ella preocupada al ver su espalda herida que se encuentra vendada.
—No... puedo decirlo—Simplemente respondió cerrando los ojos, ella asintió no insistiendo más.
Ella amorosamente tocó su cabello y pensó que el hombre era un santo, hacer autoflagelación era algo duro y que no todos se atrevían a hacer.
—¿Los pecados del pueblo son muy grandes? —Preguntó ella mirando solamente la mitad del rostro del Sacerdote.
Otra vez silencio y luego un quejido de dolor.
—Si...—Aparte de pecador, mentiroso, pensó sintiéndose peor de lo que ya se sentía.
Durmió horas, el pequeño reloj se lo indicó.
Se paró demasiado adolorido y miró su espalda en el espejo, empezó a llorar al ver su espalda vendada.
Al menos nadie aparte de la hermana Luna vería lo que hizo.
Se vistió con lentitud en extrema agonía hasta que se volvió a mirar en el espejo, luciendo pulcro.
La hermana Luna entró de nuevo a la habitación mirándolo viéndose en su reflejo.
—Padre Do, ¿Se va a su casa?
—Si Hermana, tengo unos asuntos que resolver.
—Pero Padre, es muy tarde, ¿No ha visto la hora? Son la 1 am.
La plática se interrumpió cuando otra Monja más joven algo sonrojada apareció.
—Padre Do, el Teniente Kim está en la iglesia, lo busca. —Anunció tomándole por sorpresa para luego retirarse.
Él asintió viendo como la preocupación de la Hermana Luna era muy evidente, más la mujer no dijo nada.
—Gracias por limpiar Hermana—Exclamó implícitamente refiriéndose a la sangre que había caído sobre el piso de madera — Iré a ver al Teniente.
Salió de su cuarto adolorido tratando de no moverse mucho y camina lento hasta las bancas dónde se congregan los miembros, no le gustaba como la tela le rozaba contra la venda.
JongIn, el dueño de sus pesares y sueños más trágicos o debería decir mágicos sueños está sentado en una banca con su mirada de preocupación.
—Padre Do, estaba tan preocupado por usted cuando no llegó a su casa a la hora de siempre, salí a preguntar a casa de Kenny y me dijo que no lo vio en todo el día—Empezó a hablar acelerado él se mantuvo estático mirando su preocupación.
Sintió que sus ojos se llenaron de lágrimas ante aquellas palabras tan preocupadas que sintió que lo que hizo no había valido la pena porque no podía dejar de sentir todas esas emociones.
Agachó la cabeza no queriendo que el Alfa viera la lágrima que acababa de salir.
—¿No hay nadie alrededor? —Susurra solo para que el Alfa lo escuche.
—Nadie Padre Do— Responde el Alfa igual en voz baja.
—Sígame entonces por favor—Pidió KyungSoo mirando por primera los ojos marrones desde que llegó al lugar.
JongIn obediente a la voz apacible del Sacerdote lo siguió, observó como se erguía y caminaba lento hacia un lugar que él desconocía.
El olor del Omega lo hizo desestabilizarse, aunque después percibir un leve rastro de sangre, conocía el olor perfectamente estaba grabado en parte de su olfato y cerebro que lo hizo preocuparse más.
—¿Porque huele a sangre? —Preguntó interesado mirando la cama individual hasta que notó una gota de mancha de sangre, vio al sacerdote ponerse pálido.
—¿S-Sangre?
—Si. Sangre. ¿Está usted enfermo? —Su preocupación aumentó al ver al sacerdote agachar la cabeza y negar.
—No, no lo estoy, deje de preocuparse—Exclamó haciendo una débil sonrisa se acercó al Alfa y pensó en lo imponente, lo varonil que se veía.
Observó el crucifijo pegado a la pared y también sintió el frío oro contra su pecho.
KyungSoo se acercó inconscientemente al Alfa que lo veía, alzó un poco su mirada para ver los ojos marrones del apuesto hombre, no podía concentrarse en otra cosa que no fuera Kim JongIn.
—Luce pálido Padre Soo—JongIn también se acercó, los ojos miel del Sacerdote lo invitaron a acercarse más, sus cuerpos estaban juntos a una poca distancia, tocó la mejilla del Omega sintiendo la suavidad de su piel algo fría.
—No sé porque—Comentó KyungSoo avergonzado al notar la casi nula distancia que los separaba, con la mano del Alfa sobre su mejilla sentía como estaba por experimentar un sonrojo.
—Aunque al parecer ya está empezando a agarrar color—Murmuró JongIn con voz ronca, sintió como su respiración se pausó por un instante.
—¿Ah sí?
—Si, sus mejillas tienen un suave color rosa...
El Omega se dedica a admirar el rostro del Alfa hasta que su vista para en sus labios, su tentación está justo enfrente de él.
Está en la iglesia rodeado de todo lo puro que hay, puede sentir el crucifijo cada vez más frío y él solo está concentrado en los labios del Alfa que lo invitan a probar; JongIn es como el diablo que lo incita a pecar.
Se para de puntillas queriendo alcanzar un objetivo, una mano en su cintura lo hace casi volverse loco, no sabe porque lo hace, su lobo actúa por instinto.
JongIn acerca sus labios a los suyos y su mente se desconecta en ese instante cuando la presión de la boca del contrario toca los suyos con suavidad y ternura.
El Alfa no sabe cómo reaccionar, simplemente se deja llevar, su lobo está emocionado por lo que sucede.
Pero tan pronto como inicia, finaliza, KyungSoo cae en cuenta de su acción.
Dios mío ¿Que he hecho?
El Sacerdote pone su expresión sería y voltea hacia otro lado.
—Lo mejor sería que se retire Teniente, nos vemos dentro de unas horas—Exclama avergonzado por el desliz.
—Soo...—Murmura JongIn sorprendido por lo que acaba de pasar.
—Lo siento Teniente, fue un error que no volverá a ocurrir—Aquello por alguna razón hizo sentir mal al Alfa.
—Si, tiene razón, lo siento... Me retiro—Apenas pudo decir para después girarse y salir del lugar sintiéndose de alguna manera culpable.
Cuando camina rumbo al lugar que lo acogió durando más de un mes toca su cara, no sabe cuándo empezó a llorar, pero lo hace.
¿Porque se tuvo que enamorar de alguien prohibido?
Que Dios lo perdone.
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𝔼𝕗𝕚́𝕞𝕖𝕣𝕠 || KᴀɪSᴏᴏ
RomanceEl Diablo encarnado en un soldado, o así piensa él, lo invita a pecar mientras que con sus manos que tienen un rosario reza intentando desaparecer aquel espíritu maligno intruso en sus pensamientos... Porque un sacerdote solo tiene vida para Dios...