''El Padre Do se siente mal, por esta semana no podrá dar misa, espero que puedan ser comprensivos''.
Es fue el anuncio que dio la Hermana Luna a los feligreses, los cuales fueron comprensivos, porque querían al Padre Do.
Llegó a su casa esa mañana, la Hermana había limpiado sus heridas así que podía estar un poco más tranquilo de que no le dolería mucho por las siguientes horas.
Cómo todas las mañanas preparó un desayuno que consistía en unos Waffles con un poco de fruta picada, acompañada de leche.
Caminó con lentitud a la habitación del Alfa que lo estaba volviendo loco, tocó la puerta dos veces antes de escuchar una confirmación para poder pasar.
Lo encontró sentado en su cama leyendo la Biblia, la culpa se hizo más pesada sobre sus hombros.
—Teniente, ya está hecho el desayuno—Anunció no esperando que el Alfa digiera alguna palabra más y salió del lugar, se dirigió a su comedor donde hizo una oración y empezó a comer.
Poco rato después JongIn salió y se sentó, largos minutos después empezó a comer.
—Teniente, quiero hablar con usted de un tema—Exclamó nervioso por tocar aquella plática, pero no podía esperar más tiempo.
—¿Es sobre lo que sucedió anoche? —JongIn pregunta, él también sabe que esa conversación tenía que surgir, pero no esperaba que fuese tan pronto, estuvo a punto de disculparse cuando el Sacerdote habló de nuevo.
—Si, lo siento mucho JongIn, fue algo imperdonable lo que cometí, abusé de su confianza y amistad. Discúlpeme por favor, no es algo que una persona como yo deba hacer—KyungSoo habló sinceramente totalmente arrepentido, pero algo le decía que lo que hizo no fue malo, ¿Por qué?
JongIn se quedó en silencio escuchando la disculpa del Sacerdote y aquella pequeña esperanza que pudo haber sentido se esfumó, no sabía que decir, pero sabía que tenía que decir algo.
—No se disculpe Padre Do, fue un error mío, perdí el respeto por usted por un momento, no volverá a suceder—Su lobo gruñó ante las últimas palabras, él no lograba comprender el porqué de su enojo.
—Por favor no quisiera que hubiese un ambiente incómodo a causa de lo que pasó.
—¡Para nada Padre Soo! Yo también le quería anunciar que solo me quedaré una semana antes de partir al frente—Anunció viendo como el Omega le proporcionaba una pequeña sonrisa, ese gesto hizo que su corazón se acelerara.
—Eso es algo grato de escuchar JongIn—Se sintió triste de escuchar la noticia, pero no lo demostró, suficiente con lo que había pasado.
Ambos terminaron de desayunar, KyungSoo lavó los platos mientras JongIn los secaba y acomodaba en su lugar.
—¿Quiere hacer algo con que divertirse un rato o gusta que le lea un poco? —Propuso el Sacerdote viendo al Alfa sonreír y preferir la segunda opción, ambos se fueron al sofá donde estuvieron leyendo un poco.
Pasó media hora mientras KyungSoo leía, JongIn se perdió entre la melodía de la voz del Omega, observó los labios del Sacerdote, como los relamía en cierto punto de la lectura, él apoyado en sus piernas, como ya se había acostumbrado a hacerlo observó como la espalda del clérigo no tocaba el respaldar del sofá, no le da tanta importancia.
—¿Se canso de leer? —Pregunta JongIn, KyungSoo asiente y él se sienta.
—Si, un poco.
—¿Le parece si vamos a comprar unos dulces y luego al orfanato? —Pregunta JongIn como si fuese un niño.
—Estaría bien—Contesta KyungSoo contento por la propuesta.
Ambos se arreglan con sus abrigos y salen a la pequeña dulcería, el Alfa le dice que el pagará a pesar de que KyungSoo al principio se niega, pero termina cediendo, después de eso, caminaron mientras conversaban sobre algunos recuerdos alegres del pelinegro de su infancia y también le habló de los niños a los que enseñaba antes de la guerra.
Hasta que llegaron al Orfanato donde empezaron a jugar con los niños, KyungSoo dió una pequeña enseñanza dinámica para que los niños aprendieran y por último repartieron los dulces.
La Hermana Luna que visitaba vio el momento en el que el Teniente sostenía a un pequeño bebé en sus brazos, y después vio algo que hizo que su panorama de las cosas cambiara.
Era el Padre Do, mirando con añoranza al moreno con el bebé, algunas lágrimas quisieron salir de su rostro.
"El Padre Do había
caído por el pecado más
Puro, Que es el Amor."Luego hablaría con él, era un asunto serio en el que ahora si era de su incumbencia.
Dejó que disfrutarán el momento, sabía que el Teniente no le faltaba mucho para irse así que se retiró viendo por última vez al Padre Do sonreír, dejará que su amigo sonriera, al ser un hombre serio no muchas veces había visto ese gesto en su cara.
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𝔼𝕗𝕚́𝕞𝕖𝕣𝕠 || KᴀɪSᴏᴏ
RomanceEl Diablo encarnado en un soldado, o así piensa él, lo invita a pecar mientras que con sus manos que tienen un rosario reza intentando desaparecer aquel espíritu maligno intruso en sus pensamientos... Porque un sacerdote solo tiene vida para Dios...