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Siempre fuí deportivo, se me destacó ese lado competitivo de mí ya que fuí un aficionado a los deportes por eso me molestaba ser excluido en los equipos en mi antigua casa hogar, solía practicar karate pero me dijieron que podía siempre y cuando no lo usará para causar temor.

Entonces me fuí integrando con los demás, por lo menos con los chicos que me asectavan jugamos pelota fuera en el parque, estábamos muy distraído hasta que el balón golpeó en el estómago de alguien.

Yo fuí quin lanzó el balón, fui quién más se preocupe en ir a ver a la persona tenía miedo a las consecuencias, corrí hacia ella que estaba entré las gradas escondida.

— Ophelia, ¿Estás bien?— la reconocí por qué siempre tenía el mismo estilo,
pantaloncillos hasta las rodillas, y una blusa de mangas cortas con el cabello recogido.

Estaba en el piso cubriendo su estómago, apretando sus ojos y labios entonces, fue atrás de las gradas para ver si todo estaba bien por suerte la velocidad del balón no fue mucha pero yo la sentí así.

Entonces entre abracé su espalda y descubrí la revista que me Quito estaba a aplastada con su mano, cuando Ophelia vió que había descubierto que era una pervertida dijo:

— ¡Alejate! — me empujó de los hombros.

Fingí no saber nada, no era el momento ya que estaba preocupado por si no le había sacado algún intestino

— quiero saber si...— intento decir

—! Está bien! ¡ solo me duele! — cubrió la revista con madera y tierra todo lo que ya había visto.

— te llevaré con Aurora —  la ayude a levantarse, pero caminaba encorvada sosteniendo su estómago,









El golpe no fue  grave ya que el balón no estaba tan inflado,así que Ophelia sólo se quedó en su habitación, la cual compartía con dos niñas más, una pelirroja con pecas y ojos verdes, mientras que la otra tenía un cabello café con ojos marrones.

Me quedé en el marco mirándola e pensado las palabras adecuadas para poder desenmascararla , escuchando las carcajadas de  una chica pelirroja jugando con una castaña .

— oye , tu eres el nuevo — la pelirroja me habia visto,Ophelia levantó la mirada y luego cubrió su cuerpo .

— Joshua — mencionó mi nombre, se sentó a la orilla de la cama, agachó su cabeza para evitar golpearse con la de arriba.

— ¿Que hacés aquí? — preguntó la castaña , no tenía ninguna razón de estar en ésa habitación, podía olvidar esa revista ya que tenía otras e incluso unas más obscenas.

Pero quería encararla y restregarle en la cara a Ophelia que ella era tan pervertida como yo, esas ganas de desquitarme me acercaron a ella, por puse mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón y dije:

— Ophelia... Me prestó una cosa — ví como apretó sus dedos bajo la sábana, las chicas la miraron confundida ya que nunca habíamos estado juntos , solamente cuando nos conocimos.

— No me lo vas a dar —  me arrimé a la pared y crucé mis brazos, imaginando lo aterrada que pudo estar hasta que.

—Mi ...—  me interrumpe

— Sí — se levantó de la cama se puso sus tenis.

—  te daré tu balón — me agarró de la mano para sacarme de la habitación.

Tiró de mi brazo y caminamos lejos del cuarto de las niñas,  por un momento creí que se me iba a confesar, el tacto de su mano era cálido y suave, en ese momento no noté ésas pequeñas cosas que hacían a Ophelia una persona increíble, porque estaba seguro que no éramos combatibles.

Caminamos hasta las gradas, desenterró la revista, y me la entregó en las manos

— ¿contento? —  preguntó después de dármela cruzando los brazos.

— Entonces también eres igual de pervertida.— revisé las páginas mientras la miraba ocultar su cara, no  perdí mi oportunidad para desemascararla  además de ofenderla.

— te gusta ver imágenes indecentes y videos de adultos, no que eso...— me acerqué a pasos lentos, buscando hacer que me diera la cara cuando buscaba estar de frente, siempre ponía su espalda.

— ¡tengo curiosidad! — alzó su voz,
—¡ tenía curiosidad! — grito estando de espalda encerró sus dedos en la palma de su mano y luego se puso de frente , casi tocando mi nariz me acorralo a la pared.

— ¡sí , tengo curiosidad por esas cosas! ¡también soy una pecadora con mente sucia y me gustan los penes y todo eso! — parecía confesarse frente a mi como si fuera un cura, ella quería tomar la imagen de una descarada sin vergüenza pero a veces eso no le salía y se humillaba, parecía querer tomar personalidad de otra persona porque no le gustaba la suya, Ophelia venía de monjas donde se exforsaba por ser ejemplo disciplinario por eso, tener deceos pervertidos la hacía sentir triste.


Así que después de decir esas barbaridades y aparentando una personalidad que no es suya se tapó la boca, su rostro se ruborizó, y chilló en silencio, otra vez mostrándome la espalda.

— ¿no está mal?—  no me importa lo que era, como sea , tampoco me agradaba solo sabía que era lo correcto, — está bien, es normal sentir ganas de fornicar —  toque su hombro.

— ¿eso crees?—  giro su su rostro así a mí , sus manos solo dejaban ver sus ojos y cubría su boca.

_ no es lo que creo, es lo correcto, en las clases nos enseñan que empezamos a desarrollarnos y eso — sonreí con dos palmaditas en su espalda

— estube en un orfano con monjas, me trasladaron aquí cuando ya no cabía además había crecido —  me confesó todo lo dicho anteriormente.

— veo porque tú reacción pero es cierto,  al principio no parecias  venir
de un convento—

Se sentó el suelo a tres metros de mi

— siempre fuí así, tenía que ocultar ésas cosas — abrazo a sus piernas.

— ¿Porque en ves de robarmela, no me la pediste ?— me senté frente a ella.

—  tenía vergüenza y no quería que me preguntarás nada, o que hicieras caras raras o aún peor dijieras que yo no podía ver eso porque era inapropiado— responde con la mirada al suelo.

— No querías que te tratara como una niña chiquita, así que usaste tu lado de niña buena para salirte con la tuya — asintió con la cabeza y una ligera risa fue muy breve que solo duró  un parpadeo. El sol daba sus últimos rallos de lus y sus ojos se iluminaban, entonces noté el rostro angelical que tenía, pero todavía no sentía nada por ella ya que solo era un pequeño pasó.

Ella también me miró por unos segundos sin gesto , talvez veía el rubio de mi cabello rizado mis grandes ojos azules, no sé, nunca me dijo que le gustó de mi tampoco me atreví a preguntar cuando sintió algo por mí.





ahora, no me dejes ir 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora