Hermione
Llevaba esperando en la biblioteca alrededor de quince minutos. Mis esperanzas de que la Slytherin apareciera se había agotado casi por completo hace un rato. Sentada en la mesa con una pila de libros delante mio, me preguntaba cómo podía haber llegado a creer que Párkinson vendría. Me sentía como una tonta, pues de verdad pensaba que la Slytherin estaba cambiando, pero, al parecer, me equivocaba.
Cansada de esperar saqué un pergamino, pluma y tinta, y me dispuse a investigar y anotar sobre diferentes pociones, para más tarde elegir la más interesante. Me sobresalté cuando alguien dejó caer una chaqueta en la mesa. Ese alguien movió la silla justo delante mío y se sentó con delicadeza, alisando su falda para que no se generaran nuevas arrugas.
- Perdón, llegó tarde. - Dijo Pansy Párkinson.
¿Desde cuando Párkinson se disculpa?
- ¿Pansy Párkinson conoce la palabra "perdón"? Impresionante.
-¿Hermione Granger sabe hacer bromas? Impresionante. - Puse los ojos en blanco, eso pareció divertir a Párkinson.
Se hizo un silencio incómodo en el que ninguna sabía que hacer.
-¿Por qué tantos libros? - Dijo por fin la pelinegra observando la pila de libros que descansaba a mi izquierda.
- Son para investigar.
- Para eso tenemos los apuntes de clase ¿No?
- Me gusta tener más fuentes, hay muchas cosas interesantes en los libros que no vienen en los apuntes. - Respondí despreocupada, como si no me diera cuenta de las pocas ganas que Párkinson parecía tener de esforzarse lo más mínimo en ese proyecto.
Otro silencio.
- ¿De que poción vamos ha hacer el proyecto? - Preguntó la Slytherin. Ambas hablábamos cortantes, sin explayarnos demasiado.
- Eso es lo que estaba mirando ahora. ¿Alguna idea?
- Alguna poción que quité la miopía, a tú amigo el cuatro ojos le encantará - Y ahí volvía la Párkinson de siempre: arrogante y con sus bromas que solo le hacen gracia a ella. Es decir, en definición, una idiota. Fruncí el ceño ante ese comentario y abrí la boca para decir algo insultante hacia ella, pero no se me ocurrió nada. Su característica sonrisa ladina se ensanchó, había conseguido la reacción que buscaba. -Pensándolo mejor, si se quita las gafas ya no podré llamarle cuatro ojos. - Hizo una pausa en la que fingió pensar. Yo estaba ocupada encontrando las palabras adecuadas para expresar mi enfado. - Quizá algo para el pelo, ¿Hay alguna poción para pelo grasiento? Seguro que Snape nos lo agradece y nos pone la mejor nota de la clase. - Ante ese comentario no tuve más opción que reírme, aunque intenté evitarlo. Pensé:
Supongo que tenemos en común el odio hacia Snape y su asquerosa melena.
Pero no lo dije.
Pansy
Me sorprendió. No esperaba que mi comentario le hiciera gracia, pensaba que se iba a poner en modo prefecta y regañarme por hablar así de un profesor. Eso era lo que buscaba. Pero, tampoco se quejaba.
Su risa era bonita, suave y algo contagiosa. Pude ver los oyuelos en sus mejillas formarse al sonreír, sus ojos entrecerrarse y las pecas que rodeaban su nariz amoldarse a la expresión de su cara; formando así, una hermosa imagen que no se iría de mi cabeza en meses. Sentí algo raro en mi estómago, como... Vértigo o la sensación de caer al vacío.
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Como la odio
RomanceHay una enorme frontera entre el odio y la amistad; pero, entre el amor y el odio, esa frontera se reduce a una estrecha línea marcada en la arena con un palo. Y que, cuando sube la marea puede desaparecer por completo. Pansy desarrolla una especie...