Hermione
La "charla" con Párkinson y su "disculpa" me habían dejado un poquito tocada.
Estaba sentada en la mesa de Griffindor, con mis amigos preguntándome que había pasado. Preferí no decírselo.
Ginny se acercó a mi y me abrazó.
Ron y Harry siguieron insistiendo en saber que me pasaba. Yo repetía: "no pasa nada" o "es una tontería".
Una parte de mí quería contarselo, pero otra parte, por alguna extraña razón, prefería simplemente callarse.
Entraron los del primer curso y el director les dio la bienvenida.
Me había llamado la atención un chico alto al fondo de la fila. No parecía de primero.
Al echar un vistazo por la sala, noté que no era la única que se había fijado en aquél chico.
El sombrero seleccionador empezó a hacer su trabajo, asignando a los nuevos estudiantes su casa.
Tuvimos un par de aportaciones.
Cuando el sombrero seleccionador gritaba: ¡griffindor! La mayoría de alumnos de dicha casa se levantaban, aplaudiendo con entusiasmo. Yo entre ellos.
...
La cena ya había acabado, todo Howarts estaba conmocionado tras enterarse de que un Grindelwald estaba en el colegio.
Algunos estaban indignados de que el nieto de alguien "así" estudiará en Howarts, había gente que; incluso, estaba asustada, a otros solo les generaba curiosidad.
A mi me daba igual, sinceramente solo pensaba en dormir. Llevaba unos días durmiendo muy mal y tenía ganas de un sueño reparador para empezar bien el curso.
Me encontraba guiando a los de primero a la sala común. Ron iba al fondo de la fila, controlando que nadie se perdiera.
Los de primero eran muy pequeños, yo recordaba ser mayor cuando era de su edad.
Estaban emocionados y iban hablando animadamente unos con otros. Mirando a todos lados con admiración.
Prácticamente podías distiguir a los nacidos de mugles, para ellos esto era imposible de creer. Los nacidos de magos estaban igualmente sorprendidos, pero parecían acostumbrados.
Llegamos a las escaleras. Esta era la zona más complicda y al mimo tiempo alucinante para los de primer curso.
Me giré hacia el grupo de niños. Todos me miraron atentos.
– Las escaleras se mueven. – justo cuando lo dije pude escuchar el sonido, tan característico de piedra rozando y moviéndose pesadamente que hacían las escaleras. Todos los niños levantaron la cabeza, buscando la fuente del ruido. Luego un "ooooh" colectivo inundo el pasillo.
Son monisimos
Se me escapo una sonrisa de ternura, los niños son adorables.
– así que hay que tener cuidado. Mi compañero irá detrás de nosotros para asegurarse de que no hos pasa nada. – Señale con la cabeza al final de la fila.
ESTÁS LEYENDO
Como la odio
Storie d'amoreHay una enorme frontera entre el odio y la amistad; pero, entre el amor y el odio, esa frontera se reduce a una estrecha línea marcada en la arena con un palo. Y que, cuando sube la marea puede desaparecer por completo. Pansy desarrolla una especie...