The Temptation - Taekook

XII

Lucifer estaba extasiado. Podía sentir la respiración jadeante de Taehyung en su cuello y sus manos sujetándole las caderas mientras le hacía perder el control y nublar sus sentidos con fuertes embestidas contra la mesa.

Mientras lo miraba, con las piernas alrededor de su cintura y una mano sobre su espalda, algunos pensamientos llegaban de forma inconsciente.

Con orgullo recordaba lo que le había dicho tan solo unos días atrás, que nadie lo hacía como él. Una oleada de placer inmensa le hizo sacudirse. 

Claramente no. 

Al fin y al cabo, él era su favorito, y el único en sus ojos.

Notar las cadenas de su collar deslizarse alrededor de su cuello con cada movimiento le hacía recordar lo mucho que a Satán le gustaba consentirle. Le había conseguido los diamantes más lujosos, las mejores sedas, el oro más puro... Poco a poco sentía como se iba aproximando a su límite.

Los movimientos de su pelvis eran cada vez más constantes, haciéndole enloquecer. En un momento dado, le vino a la cabeza el ángel. Pensó con satisfacción lo mucho que le gustaría a ese pobre miserable estar en su posición, el privilegio que supondría que su amo siquiera le pusiera las manos encima. Ese mocoso nunca sentiría el placer. Y jamás le pertenecería como él lo hacía, porque a diferencia de esa criaturita de Dios, él sí era capaz de llegar a donde fuese necesario, y hacer cualquier cosa para mantenerlo a su lado. Porque le pertenecía, era su joya.

El otro, como máximo llegaría a ser un juguete.

Finalmente, el placer se apoderó de él, y llegó a su clímax mientras Taehyung le apoyaba una mano en el abdomen, y con la otra ejercía fuerza moderada sobre su cuello. Sabía que le volvía loco tenerlo de esa manera, y se aseguró de que lo notase. Poco después, él terminó también, reclinándose sobre su cuerpo y suspirando fuerte mientras lo agarraba entre sus brazos en un gesto que casi tacharía de protector. Sonrió mientras le acariciaba tiernamente el cabello.

"Sabes yoon... eres insaciable"

Sonrió mientras recuperaba el aliento

"Aprendo del mejor"

Poco a poco notó como quitaba su peso de encima y lo ayudaba a incorporarse y levantarse. Sintió su mirada sobre él mientras se dejaba levantar. Una pequeña carcajada escapó de sus labios

"Estás hecho un desastre" y con delicadeza acomodó sus cabellos para luego chasquear los dedos y hacer que dos batas de satín, una negra y otra roja aparecieran "Toma la que quieras"-Yoongi tomó la bata negra y se envolvió con ella, todavía temblando por el contacto reciente. Taehyung hizo lo mismo y le ayudó a abrocharsela.

"¿Duermes en mi cama esta noche?"

...

Caminaban de un lado a otro del largo pasillo, tropezando torpemente y riendo, casi parecían ser niños jugando.

A Lucifer le gustaba esa parte de su Taehyung, cuando parecía deshacerse por un momento de cualquier tipo de barrera moral y se dejaba ir. Parecía muy libre, como un pajarito a punto de emprender el vuelo. Y le satisfacía que se sintiera así con él únicamente. Incluso si los sentimientos de amor no eran mutuos, se conformaba con ser su favorito. Entre risas, parecían ser productos de un sueño sin final.

"Yoon"-dijo mientras intentaba contener las carcajadas y el cansancio-"¿Recuerdas aquel día que intentamos cocinar?"-este sonrió al recordarlo. "Si, por supuesto. No hubiera adivinado que se le diese tan mal"-repuso en tono burlón, y trató de irse mientras Satán lo perseguía por haberse atrevido a decir tal cosa. Finalmente, agotados, se dirigieron hacia la habitación, con sonrisas en sus rostros sonrosados.

Lucifer aprovechó para dirigir una mirada discreta a la habitación de Jungkook, donde el arcángel, despierto por todo el alboroto, se hallaba incorporado sobre un mar de almohadones de plumas. La expresión en el rostro del demonio le enfureció, pero a este no le podía importar menos.

Ese santito no tenía contra quien competir.

Al llegar al dormitorio, Satanás se echó sobre la manta de terciopelo granate y se cubrió torpemente. Estaba agotado, ya fuera por el alcohol o las horas de placer, pero Lucifer se acurrucó a su lado. Le besó el cuello, las mejillas y los párpados, casi esperando que se despertara de nuevo para devolvérselo, pero poco a poco el sueño se apoderaba de él, y en vez de palabras emitía sonidos leves. Le encantaba verlo así. Por el día parecía tan oscuro, tan siniestro. Pero al dormir, su rostro se relajaba. Parecía puro, tranquilo, como si sus problemas lo dejaran tranquilo durante la noche.

A veces le dolía.

Le dolía que no fuera suyo.

Era su todo, su mundo, su alma... Y para él tan sólo era un mejor amigo. Un fiel servidor que le permitía darse placer con su cuerpo si lo mantenía cubierto de diamantes.

Con ternura, se metió a su lado en la cama, y notó cómo aun en sueños rodeaba su cintura con un brazo. Le dirigió la cabeza hacia su pecho y se la besó, pasando sus dedos escuálidos y blanquecinos por su cabello azabache. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras notaba la suavidad de este.

Su aroma, su piel, su tacto...era tan jodidamente perfecto que le daban ganas de llorar. Mientras, él era solo él. Min Yoongi, un ex humano.

Una prostituta.

Se preguntó cuánto tiempo tardaría en asquearse por todas las manos por las que había pasado su tan preciada "joya". No solía pensar en eso tan seguido, a excepción de cuando estaba solo.

Por eso disfrutaba de su compañía, al menos así dejaba de sentirse sucio. Pero cuando dormía, se sentía morir, obligado a encerrarse en sus pensamientos hasta que el cansancio tomara lo mejor de él.

Lucifer se había prometido a sí mismo no amar jamás, y había roto esa promesa. Aunque no era tan difícil sucumbir a los encantos de su amo, todavía se culpaba un poco por ello, ya que sabía que jamás le sería correspondido. Cada caricia, cada tacto le era sagrado. Secretamente le encantaba tenerlo al lado, tenerlo adentro.

Se le acercó un poco más, con sus labios cerca de su oído izquierdo. "Taehyungie..."-susurró con voz temblorosa. Una pequeña lágrima cayó dejando una mancha húmeda sobre el cubrecama detrás de sí.

"...te amo".