Dios estaba ansioso. Jugueteaba nerviosamente con los enormes anillos dorados que coronaban sus dedos mientras pensaba en lo que Jin le había dicho. Ese cabrón de Taehyung, se las vería con él. Si lo que quería era sangre, obtendría sangre.
Con un chasquido de dedos, mandó a llamar a Nam. Este acudió frotándose los ojos somnolientos. No le gustaba ser despertado a altas horas de la madrugada tan solo para charlar con ese frío ártico.
Subió las escaleras con parsimonia y se arrodilló ante él.
"¿Mi Señor me llamaba?"
"Si, Namjoon. En efecto. Hay algo muy importante que quiero que hagas por mi"
Suspiró con pereza pero suficientemente leve como para no llamar su atención
"Dígame, mi Señor"
"Vas a infiltrarte en el palacio de las tinieblas. Solo. Vas a buscar cualquier forma de contactar con Jungkook, cualquiera, y vas a describirme punto por punto su situación. Entre tu y yo, tengo la sensación de que Seok Jin me está ocultando algo. ¿Harás eso por mi?"
"Sus deseos son órdenes, mi Señor"
...
Una vez equipado con su chal y su lanza, con la que planeaba derrotar a los posibles contrincantes que le impidiesen alcanzar su misión. Bajando por los escalones, pensaba en la pereza que le daba tener que hacer la faena que se suponía que otros habían hecho anteriormente. Se preguntaba qué traía Jin entre manos, ya que había estado extrañamente reservado. Pero tan solo unos metros después de cruzar las puertas doradas, un par de manos lo apresaron, haciéndole dar un respingo y resbalando la lanza de entre sus dedos, que cayó estrepitosamente un par de escalones más antes de detenerse. Con fuerza, trató de resistirse, pero le resultó imposible. Giró un poco la cabeza para encontrarse cara a cara con su captor. Era Jin.
"¡¿Se puede saber que haces?!"-gritó Namjoon intentando librarse de su agarre
"No emitas un solo ruido o te rajaré el cuello con mi navaja"
Este obedeció, intentando que no se le notara el temor
"A partir de ahora vas a hacer lo que yo te diga al pie de la letra. Tengo contactos de el otro mundo, Namjoon"
"Siempre supe que no eras nada bueno"
"¿Tengo que repetirme de nuevo?"-dijo apretando la cuchilla un poco más. Esto calló al joven de nuevo
"Ahora, vas a bajar ahí, y no vas a entrar a palacio. Tengo formas de averiguar si me desobedeces. Luego, vas a volver, y le vas a decir al Señor que está en buenas condiciones. Vas a decirle que tiene buena salud y que incluso parece disfrutar estar ahí, y vas a meterte en tus asuntos de nuevo. Si yo oigo o me entero de que has dicho la más mínima cosa sobre eso voy a castrarte, o buscaré un método peor de causar tu inminente arrepentimiento. ¿Queda claro?"
Namjoon tragó saliva. No quería decepcionar a su amigo, y a la vez le preocupaba mucho su estado y predecía que algo no iba bien, pero... Su vida corría peligro. Se prometió que buscaría una forma de salvarlo.
"Si. Suéltame, Kim, por favor"
...
Tras dar vueltas alrededor del palacio, Namjoon se paró a reflexionar. Desde las afueras, manteniéndose siempre a una distancia prudencial del edificio para evitar que su presencia fuera advertida por los fornidos guardias infernales que se postraban con firmeza y seriedad alrededor de la verja de metal ennegrecido.
En un ventanal lateral, una figura apareció de repente. Era mediana y esbelta, con tul blanco a su alrededor. Se movía con la gracia digna de una bailarina mientras andaba de un lado a otro. Era la inconfundible silueta de Jungkook.
Namjoon lo miró, sonriendo con algo de pesar en su corazón. Parecía en buen estado, incluso su figura parecía más saludable... pero parecía preocupado, como si esperara un rescate que no sucedería.
Estaba a punto de romper su promesa, pero tuvo que abstenerse por miedo al daño que esto pudiera ocasionarle. De repente, una nueva silueta se postró en el ventanal. Aunque su distancia no le permitía verle bien el rostro, sabía exactamente de quién se trataba.
Era Satanás. Estableció contacto visual con él durante unos segundos, sintiendo como le temblaban las piernas y su respiración se aceleraba. Pero en lugar de armar un jaleo, acercó el brazo al lateral de la ventana y, sin romper su contacto visual, corrió elegantemente la cortina de tul negro y se fué. Namjoon no quiso mirar más, y subió de nuevo las escaleras mientras intentaba evitar que sus ojos derramasen lágrimas.
"Te he fallado..."
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
