Taehyung estaba solo de nuevo.
En la oscuridad de su despacho, perturbada sólo por la tenue llama de una vela de azufre en un farol, había estado reflexionando. Esos malditos ángeles... cada vez parecían acudir a él con más frecuencia. Si Dios conseguía una forma de hablar con Jungkook, sabía que estaba muerto. Por mucho que lo atardase, él iba a pedir ayuda igual. Le vino a la mente el recuerdo del arcángel llorando, desgañitando su voz solo para que su supuesto amigo volviera por él. Pero en lugar de provocar en él el más leve matiz de compasión hacia la criatura alada, lo llenaba de rabia.
¿Cómo se atrevía a tratar de huir? Incluso después de que le hubiera intentado convencer tanto, hacerle ver que el cielo era solo un esquema de manipulación contra el más débil... Era Satán, por el amor de dios.
¿De verdad el rey de las tinieblas sólo podía llegar a eso?
Lentamente, se levantó del sillón donde estaba y se dirigió al espejo de cuerpo entero que colgaba de una de las paredes.
Por supuesto que no.
Observó reflejado en él su semblante impasible y apatético. Satanás dió un chasquido con sus manos, e instantáneamente se vio reflejada, casi como una ilusión óptica o un espectro acechante en la noche, la esbelta figura de Jungkook a su lado, su rostro porcelánico y sus labios levemente rosados. Lo miraba como siempre lo hacía, con la superioridad moral fingida de un niño de papi. Pero, esta vez, en un nuevo chasquido de dedos, la imagen cambió. Ahora su expresión estaba relajada, ligeramente agitada mientras lo rodeaba con sus brazos. Lo agarraba con frenesí propio de alguien quien necesita quitarse algo de encima. En sus ojos, la lascividad en toda su extensión, así como un matiz de brillo que le hizo sonreír al saber de qué se trataba. Era el deseo de obedecerle, de hacer lo que él quisiese.
Entonces Taehyung supo exactamente lo que iba a hacer para conseguirlo. Para el final de su estancia en el infierno, estaría tan prendado de él que no dudaría en desobedecer a su padre. Y este, con horror, vería como su preciado angelito corría a los brazos de Satanás. Chasqueó finalmente los dedos para terminar con la imagen que se proyectaba ante sus ojos, no sin antes soltar una carcajada que llevaba tiempo reprimiendo.
Lo haría caer en la tentación, y pronto dejaría de resistirse. Lo tendría en la palma de su mano y creería en él ciegamente. haría lo que quisiera. Luego, le haría pecar, para así hacerle saber a Dios lo fácil que era poner de su lado a su propio hijo. Nada más humillante como eso.
Pronto, Jeon Jungkook sería suyo.
...
Al día siguiente, la paz reinaba sobre el infierno. El cielo, despejado de las nubes grises habituales, parecía incluso de un tono más claro. Las criaturas infernales emprendían ensoñadas su rumbo hacia sus empleos mientras los niños dormían y soñaban con mundos alternos y aventuras mágicas, así como los niños humanos y los querubines siempre compartían los mismos sueños. El sueño de Jungkook no debía ser diferente, o eso creo, ya que le fue súbitamente interrumpido por tres golpes secos en la puerta de su alcoba.
El joven ángel se sobresaltó, dando un respingo sobre la inmensidad de su lecho. Frotándose los ojos y de mala gana, abrió la puerta, sólo para encontrarse con Taehyung mirándolo con media sonrisa. Jungkook lo miró de arriba abajo.
Se había puesto unos pantalones estrechos y elegantes de color negro, una camisa blanca con solapa y un chaleco interior del mismo color. De sus espaldas caía una capa de terciopelo granate rematada con un broche de oro y obsidiana.
"Vaya, mira quien ha decidido despertarse. ¡Aleluya!. Llevo llamando un buen rato, ¿sabe?"
"¿Qué lleva puesto?" preguntó el joven antes de poder pensarlo. Satanás torció su sonrisa.
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The Temptation - Taekook
FanfictionLa Guerra entre los demonios y ángeles se exhibe por el mundo. Una traición y dos romances. ¿Que puede salir mal? Taehyung - Top Jungkook - Bottom