XVIII

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La carta le fué entregada a Astaroth cuanto antes, y este se encargó de llevarla a correo. Jungkook no sabía qué hacer con respecto a los papeles, pero por suerte halló una solución.

Escurriéndose por una ventanilla de ventilación, el demonio coló los papeles de nuevo en el interior del despacho, esta vez en el fondo del cajón del magistral escritorio. Y, a la mañana siguiente, Taehyung anunció que los había recuperado en el desayuno. La expresión en la cara del príncipe no tenía precio.

El desconcierto y la rabia que se reflejaban en su rostro habrían sido suficientes para matar a un hombre de tan solo una mirada.

"Amo, ¿está usted seguro?"-dijo, alargando la mano para echarles una ojeada, con la esperanza de que fueran falsos.

Pero, por desgracia, pudo comprobar en breve, con horror, que se trataba de exactamente los mismos papeles. Cada letra y cada signo estaba exactamente igual que antes, incluso un borrón pequeño de tinta en el lado inferior izquierdo que le había manchado la espalda al tumbarse sobre la mesa cuando hicieron el amor.

Todo indicaba que, en efecto, eran los papeles.

"Los guardias han registrado todas las habitaciones esta mañana, incluida la de nuestro tan estimado huésped. No se ha hallado nada"-a Lucifer de repente una idea se le instaló en la cabeza.

Suspiró algo dramáticamente y, girándose a Taehyung con una expresión impostada, le dijo:

"Señor, ¿podemos hablar un momento a solas?"-este accedió, y salieron al pasillo, no sin que antes el príncipe le sonriera con sorna al joven, que temía ahora más que nunca por su futuro.

Una vez afuera, le susurró: "Verás... mi pluma ha desaparecido, mi favorita, la que me regalaste. Y un guardia me ha comentado que ha visto a Jungkook usarla... No quiero incriminar a nadie, pero ten cuidado con él"-parpadeó encantadoramente como sabía hacerlo cada vez que pedía un favor.

Satán asintió.

"No te preocupes, querido. Llegaré al fondo de esto"

...

Más tarde, el arcángel se encontraba solo en su habitación, sumido en sus pensamientos, cuando, de repente, un golpe brusco abrió la puerta de par en par y le hizo dar un respingo. La figura firme de Taehyung parecía estar sumida en un aura de cólera que hizo que el joven se echase instintivamente hacia atrás en el rincón de la cama en el que estaba sentado. El demonio entró con paso firme y cerró la puerta de golpe. La tensión estaba en el aire.

"¿Tienes algo que confesar, angelito?"-se acercó hasta estar a escasos pasos de él. Tenía los brazos cruzados y la mirada penetrante.

Jungkook temió lo peor. Tenía tres opciones, pensó: Confesarlo todo y esperar que su castigo le fuera aliviado, inventar una coartada solemne (difícil con el poco tiempo del que disponía) y hacerse el tonto.

Optó por la tercera.

"Perdone mi ignorancia, ¿a que se refiere?"-las manos le temblaban.

"No te hagas el inocente. Dime dónde está la pluma y con suerte no te arrancaré esas preciosas alas"-se iba acercando gradualmente.

El joven abrió un cajón en su mesilla de noche y se la entregó, disculpándose repetidamente como si no lo supiera, musitando con miedo varias excusas a la vez.

"No sabía que era suya, de verdad que lo lamento. Estaba en el suelo y pensé que quizás..."-un golpe seco le hizo callarse. La mano del demonio impactó con fuerza en su mejilla mientras trataba de asimilar la situación.

The Temptation - TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora