En alta mar para amar // Quackbur

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La costa barquera de "Holy Land" era muy extensa para el, pues estaba muy cerca del pueblo donde fácilmente veía la iglesia del lugar, el caminaba junto con el capitán el cual llevaba una lista de ciertas cosas que ocupaba a su parecer; aún tenía en la cabeza lo que llegó a escuchar esa noche, quería saber más pero nisiquiera tenía palabras para decir algo de ello, aparte que descubriría que le estubo espiando.

Solo seguía al pato de cerca para no perderse entre la gente, aún le dolía el hombro derecho por la caída de esa noche, no por lada ahora está de un tono morado en la zona que da a la espalda.

—Capitán, ¿ya casi llegamos?. - se le acercó más.

—¿Por qué la pregunta Wilba?. - miro de reojo al cuervo.

—Es que, siento que llevamos una eternidad aquí caminando.

—Apenas llevamos como diez minutos.

—Aún haci se siente como si fuera mucho.

—Deje de quejarse marino, - le señaló - Por que si usted se sigue quejando, le dejo afuera de a donde vamos... Aparte que no quiero cargarte.

—Nisiquiera creo que usted podría conmigo.

—¿Por qué crees eso?.

—Por qué es bajito... y un doncel.

—Es verdad. - sonrió y lo tomo por la camisa para dejar su rostro a la altura del suyo - ¿Tu si puedes con este lindo patito? Llevarlo hasta una suave cama, - murmuró - ¿Verdad Wilba?~.

Sabía que ahora estaba más que sonrojado, estaba con sus plumas esponjadas y pupilas dilatadas de seguro; tan pronto como pudo se aparto del más bajo el cual sólo rio ante lo ocurrido.

No muy lejos los veian dos personas, reconociendo al capitán en un instante por lo que se miraron entre sí, solo para después seguirle de cerca sin que se percate, ocupaban estar solos con el para arreglar cuentas.

{ 🦈 }

Tanto Rola como Silvia caminaban detrás del azabache, este nisiquiera les dirijia la palabra, menos les mirada, pero lo seguían para siquiera tener un poco de la confianza del mediano; caminaban por el pueblo no muy lejos de la costa, a paso rápido para poder llegar a quien sabe donde.

—¿Se puede saber a donde vamos?. - se quejo la mujer.

—No. - siguió su camino - Solo caminen.

—¡Hay por favor!, - hablo el de risos - Nisiquiera sabes por donde vas.

—Concuerdo, llevamos demasiado tiempo caminando sin tener un rumbo.

—Si se siguen quejando, JURO que haré lo que les dije apenas poner un pie en el barco.

Se miraron y callaron, no todos los días recibes la amén de que tu propio hermano te comerá vivo.

Los tres pararon a las puertas de un lugar, una cantina llamada "The drop of the sea" por lo.que decía ese letrero, también con otro en el puerta diciendo que estaba cerrado.

—Ni modo, - palmeo el hombro de la castaña - Devuelta al barco.

En cuestión de segundos, el esqueleto pateo la puerta para abrirla, rompiendo algo en ese proceso.

—Abierto. - dijo y paso con los otros detrás.

Un grupo de cinco personas los miraron, podían ver a cuatro a la cara pero no a uno; tanto Rola como Silvia retrocedieron un poco al verlos, eran seres del mar en todo sentido, híbridos de molusco, pez, pulpo, crustáceo y el último, a quien no podían ver era de quien se cuidaban al no saber que o quien era.

—Esta cerrado, - hablo alto - ¡Largo!.

—Pues abre ya para un trago. - respondió.

El sujeto se paro tirando la silla, dejando ver que este era un tiburón en todo su esplendor, cabello castaño y dientes más que afilados al igual que sus dedos, cola alargada de color gris junto con marcas del mismo tono en su cara y piel; con cada paso que daba, incrementaba el miedo en los dos hermanos, paro hasta estar frente a frente con el primer oficial.

Ambos mantuvieron la vista en el otro hasta que el tiburón le ofreció la mano y el otro la apreto.

—Es un gusto verte de nuevo, Sinfonía.

—Lo mismo digo Odviio.

El resto del grupo se paro y saludo a su hermano como si nada, lo cual confundió demasiado a los otros por una simple razón.

La gente que pertenece al mar, a sus profundidades y lugar, no suelen ser muy sociales con la gente que es de tierra o aire, estos son de naturaleza caníbal, de pocas palabras, depredadores de todo ser existente o comestible para ellos, más que nada los tiburones, por ello les sorprende que su hermano esté con ellos.

—¿Y ellos quienes son?. - señaló a él par.

—Mis hermanos, Rola y Silvia. - les miro - Pasen, pidan lo que quieran... yo lo pago.

—Espera, ¿a donde vas?.

—Ocupo hablar algo con el, - señaló al castaño.

Mientras los otros se retiraron, ellos se quedaron con aquellos desconocidos, ¿Qué ocupará Missa de ellos?

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Ahora si, Wil tendrá su merecido como muchos querían al inicio. >:]