Capítulo 20: La Boda

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Capítulo 20: La Boda

El sol de la mañana se colaba por las ventanas de la mansión Gallardo-Del Junco, iluminando el rostro de Andrea, quien dormía plácidamente. Hoy era el día de su boda con Samuel, el hombre que amaba con todo su corazón.

Un ajetreo de risas y murmullos llenaba la casa. Las damas de honor, entre ellas Sofía e Irina, ayudaban a Andrea a vestirse con su hermoso traje blanco. Su madre, Cayetana, la observaba con ternura, emocionada por ver a su hija convertida en una mujer casada.

**En el jardín, Samuel esperaba impaciente junto a sus hermanos Arturo y Flavio. El abuelo Felipe, con su porte elegante y mirada sabia, le daba palabras de aliento.**

"Recuerda, Samuel, el matrimonio es una unión sagrada. Ama y protege a Andrea con todo tu corazón", le dijo el abuelo, colocando una mano sobre su hombro.

**Los invitados comenzaron a llegar. Claire, Horacio y Darío, amigos inseparables de Andrea, no podían faltar a este día tan importante.**

"¡Estás radiante!", exclamó Claire al ver a Andrea. "No puedo creer que este día haya llegado por fin".

**Andrea le sonrió con complicidad.** "Estoy nerviosa, pero muy feliz. Siento que he encontrado a mi compañero de vida".

**Las puertas del salón se abrieron y Andrea, con su abuelo en su silla de ruedas, acompañado la,  caminó hacia el altar. Samuel, al verla, se quedó sin aliento. Su belleza era incomparable. **

**La ceremonia fue sencilla y emotiva. El cura, con palabras llenas de sabiduría, los bendijo como marido y mujer.**

"Los declaro marido y mujer. Pueden besarse", dijo el cura.

**Samuel tomó a Andrea en sus brazos y la besó apasionadamente. Los aplausos y las felicitaciones de los invitados llenaron el salón.**

**Luego de la ceremonia, la fiesta se prolongó por horas. Los invitados disfrutaron de la música, la comida y la alegría contagiosa de los recién casados.**

**Al caer la noche, Samuel y Andrea se despidieron de sus seres queridos. Se subieron al auto que los llevaría al aeropuerto, ansiosos por comenzar su luna de miel en las Bahamas.**

**En el camino, Samuel le dijo a Andrea:**

"Envolverse en los brazos de la persona que amas es la mejor sensación del mundo".

**Andrea se acurrucó a su lado y respondió:**

"Estoy tan feliz de ser tu esposa. Te amo, Samuel".

**Ambos se miraron a los ojos, con la certeza de que habían encontrado el amor verdadero. Un amor que los acompañaría por el resto de sus vidas.**

**En las Bahamas, disfrutaron de playas paradisíacas, aguas cristalinas y atardeceres de ensueño. Se sentaron bajo las estrellas y hablaron de su futuro, de la familia que querían formar.**

**Sabían que el camino no siempre sería fácil, pero también sabían que juntos podrían enfrentar cualquier obstáculo.**

Su luna de miel fue el comienzo de una nueva vida llena de amor, sueños y felicidad.

La luz tenue de la habitación iluminaba la escena mientras Samuel y Andrea se encontraban en la cama, envueltos en sábanas de seda que acariciaban sus cuerpos entrelazados. Sus miradas se encontraron en un destello de deseo y amor, reflejando la pasión que ardía entre ellos.

"Andrea, mi amor", susurró Samuel mientras acariciaba suavemente el rostro de Andrea con la yema de sus dedos. "Eres lo más preciado que tengo en este mundo."

Los labios de Andrea buscaron los de Samuel con ansias, fundiéndose en un beso apasionado que encendió el fuego de su deseo. Sus manos exploraban con avidez los contornos del cuerpo del otro, cada caricia provocando escalofríos de placer.

"Samuel, te amo más de lo que las palabras pueden expresar", murmuró Andrea entre susurros entrecortados de pasión. "Estar contigo así, en este momento, es todo lo que deseo."

Los gemidos de placer se mezclaban con sus confesiones de amor, mientras se entregaban el uno al otro con una entrega total. Cada movimiento era una sinfonía de placer, cada roce una caricia que alimentaba el fuego de su amor.

En un momento de profunda conexión, Samuel acarició el vientre de Andrea con ternura, provocando un suspiro de placer en sus labios. "Imagino nuestro futuro juntos, Andrea", dijo con voz suave. "Imagino criar hijos contigo, verlos crecer y ser testigos de nuestro amor reflejado en ellos."

Las palabras de Samuel llenaron el corazón de Andrea de alegría y emoción. "Sí, Samuel, también imagino eso", respondió con una sonrisa radiante. "Imagino nuestros hijos corriendo por la casa, riendo y jugando juntos. Imagino compartir contigo cada momento de su crecimiento, cada alegría y cada desafío."

La intimidad de la habitación se llenó de la promesa de un futuro compartido, donde el amor de Samuel y Andrea daría vida a nuevas generaciones. En ese momento, en el calor de su pasión y el brillo de su amor, se hicieron una promesa silenciosa: crear un hogar lleno de amor y felicidad, donde sus hijos crecerían rodeados del amor más puro y sincero que jamás hayan conocido.

Los días siguientes, al terminar la luna de miel, Samuel y Andrea se dedicaron a disfrutar de su nueva vida como marido y mujer. Visitaron a sus familiares y amigos, compartiendo con ellos la alegría de su matrimonio. **

En una de esas visitas, Sofía, la hermana de Andrea, les dijo:

"No puedo esperar a ser tía. Estoy segura de que serán unos padres maravillosos".

**Andrea le sonrió y le dijo:**

- Sí, no se demoren demasiado, los primos necesitan un nuevo integrante para jugar- dijo riendo, Arturo. 

"Gracias, Sofía. Lo intentaremos. Queremos formar una familia grande y feliz".

Irina se unió a la charla con Flavio: 

-Angela ya tiene casi un año y Arturito y su hermano no esperan a crezcan un poco más para jugar con ella, pero aun es pequeña. -Dijo Irina.

-Hace falta un nuevo niño, pónganse en acción, Samdrea. - mencionó Flavio así les solia llamar a ambos en forma de broma. 

- No presiones, Flavio. - Samuel lo golpeó en el hombro.  

**Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Samuel y Andrea se adaptaban cada vez mejor a su vida en común. Disfrutaban de cada momento juntos, de las pequeñas cosas como cocinar una cena o ver una película.**

**Un día, mientras paseaban por el campo, Andrea le dijo a Samuel:**

"Me siento tan afortunada de tenerte en mi vida. Me haces muy feliz". Y tengo que decirte que vamos a ser padres.

**Samuel la miró a los ojos y le dijo:**

-Es la mejor noticia que pudiste haberme dado!-Dijo Samuel.- y la abrazó. 

Se besaron apasionadamente, con la certeza de que su amor era duradero

Y así, Samuel y Andrea, empezaron a formar su propia familia con un nuevo integrante por venir a la familia Gallardo-Del Junco.

FIN.

NOTAS DE LA AUTORA:
Bueno, después de muchos años pude darle un fin a esta historia y terminarla. Espero les haya gustado y gracias por leer. Si quedaron algunos cabos sueltos es porque la escribi después de mucho tiempo, y ya no me acordaba de que trataba tanto la historia pero traté de seguir la trama lo más fiel posible.
ME DESPIDO🥰

Envolviéndome en tus brazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora