-¡Oye!, ¿Qué te pasa?- muy adolorida levantó la cabeza.
Al mirar a su oponente, de inmediato, su corazón empezó a latir con prisa.
-Lo siento, déjeme ayudarle- el joven se arrodilló, y de forma muy amable, le tendió un mano a la bella joven.
El corazón de Andrea aun no se recuperaba de ese impacto. Muy azorada, miró hacia todos lados, tratando de ver si alguien más había descubierto su rubor. El muchacho castaño, a la vez, se volvió a agachar para ayudarla a recoger sus cosas. Al terminar, se las ofreció con una sonrisa reluciente que dejaba a la vista sus dientes.
-Aquí tiene- le guiñó un ojo- discúlpeme de vuelta, mi nombre es Alejandro Guanipa.
<<Guanipa, Guanipa ¿De qué lugar es ese apellido? >> Los pensamientos de la muchacha la estaban atormentando más de lo que imaginó. No obstante, no se percató de que el hombre todavía continuaba a su lado, tratando de llamar su atención. Volvió a la realidad, y con una mirada desafiante, que asusta sólo a las personas que no pueden lograr sostenerla, decidida lo enfrentó.
<<Volví a ser yo. ¿Quién se cree qué es para tumbarme?>>
-Oh, sí. Bueno... me voy- la chica apesadumbrada se disponía a irse. Sin embargo, al hacerlo una mano con un tacto muy fuerte sobre su brazo la detuvo.
-Escúchame. Primero ¿Cómo te llamas?- Alejandro volvió a coquetearle.
-Soy Andrea Del Junco- diciendo eso se marchó indignada del lugar.
-¡Yo soy tu vecino de al lado!- le gritó riéndose el atrevido muchacho.-sin dudas, nos divertiremos lindura.- diciéndose eso se marchó.
Andrea ya a las 8 de la noche, se dispuso a preparar la cena. Al ser una sola, no le daba muchas ganas de cocinar, ensimismada en sus pensamientos, no notó cuando el teléfono comenzó a sonar.
-Hola- continuó cocinando- sí, disculpe, ya busco un cuaderno.
La joven muy inquieta fue a buscar algo en que anotar en la otra habitación.
-Sí, dígame- fue escribiendo unas direcciones -bueno, muchas gracias.
Al colgar, se tiró sobre acolchonado sofá. Miró hacia el techo y cerró los ojos por una cuestión de segundos. Luego los volvió abrir y empezó a festejar su triunfo.
-Al fin, lo logré. Conseguí un trabajo en una de las mejores empresas de la ciudad- comenzó a saltar sobre los almohadones del mueble.- ¡Uh, la comida! ¡Se me quema! - diciendo esto, corrió hacia la cocina.
En la mansión de los Gallardo, los guapos hermanos, se encontraban cenando con sus respectivas novias y Samuel también los acompañaba. En un determinado momento, el joven hizo un anuncio.
-Bueno... familia, quiero decirles que dentro de unos días viajaré a Inglaterra por unas cuestiones de trabajo.
Todos voltearon a prestarle atención, escuchando cada palabra, sin tratar de perderse ningún detalle.
-¿Cuánto tiempo tardarás?- preguntó Irina.
-¡Ah!... sólo unos meses y después vuelvo. Realmente quiero que Arturo se haga cargo del rancho y tú, Flavio- lo señaló con el dedo índice- hazte cargo de la empresa.
Sus hermanos, por primera vez en meses, se sintieron orgullosos de sí mismos. Esa tarea que les encargo su hermano, era un acontecimiento muy importante y tenían que lograrlo lo mejor posible para no denigrar la reputación de la familia.
-Cuenta con nosotros- mencionó muy contento Arturo y se sacó el sombrero en forma de respeto.
-Carnal, no te defraudaremos. Esto era algo que esperé por meses- le dio un beso a su mujer en la mejilla- ¡Suerte en tu viaje!
La familia continúo platicando, pero Samuel se quedó con la mirada perdida en la ventana que daba hacia el amplio jardín.
<<Sólo espera, cariño. Ya voy por ti a Francia. Tú eres mía, sólo mía y nadie más te tocará>>
Siguió perdido en sus pensamientos, mientras los demás a su alrededor, se permitían tener un momento de paz y poder compartir una sonrisa con la gente que más aman en el mundo.
<<Cómo los envidio>>
El despertador comenzó a sonar en el apartamento de Andrea. Una adormilada joven estiró sus músculos en la cama y luego apagó el molestoso despertador.
-Hoy comienzo a trabajar- se levantó de la cama y se dirigió hacia el baño para darse una ducha.
Pasada una hora después se dirigió hacia su nuevo trabajo. Al llegar, entró en el establecimiento, observo el lugar, luego de unos segundos más tarde, divisó la oficina de recursos humanos, donde muy nerviosa se acercó para tocar la puerta.
-Sí, pase- una estruendosa voz, al otro lado de la puerta, contestó.
La tímida muchacha hizo su aparición en la habitación. El dueño de esa varonil voz, la contempló de pies a cabeza, estando muy satisfecho con lo que miraba.
-¿Tú debes ser la nueva contadora?- tamborileó los dedos sobre el escritorio de madera.
-Sí... soy yo- Andrea viró los ojos hacia la ventana. Esa mirada que la acorralaba la estaba inquietando.
-Bueno, le voy a presentar al jefe. ¡Sígame hacia su oficina!
Ambos se encaminaron hacia el despecho del dueño de la empresa. Al llegar, frente una amplia puerta, el hombre golpeó para esperar a ser atendido.
-Entren.
Ingresaron en el despacho. Andrea observó, en los pocos segundos, cada de detalle de la habitación en donde se encontraba. Al levantar la vista, se llevó una sorpresa que realmente no esperaba tener.
-Buenos días- habló el jefe muy animado- Señorita, ¿usted es la nueva contadora?
CONTINUARÁ...
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Envolviéndome en tus brazos
Fanfic¿Qué pasaría si todos lograron tener su final feliz en la novela, pero nuestros protagonistas favoritos aún no alcanzaron el punto culmine de la felicidad? ¿Cómo se tomaría Samuel la partida de su amada hacia el extranjero? ¿Lograría conquistarla co...