Capítulo 1:

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Andrea se encontraba junto a su madre y hermana en la sala de espera del hospital. Frente a ellas se hallaban también dos de los hermanos Gallardo, Arturo y Samuel. Su hermana menor, Irina, estaba dando a luz a su primera hija. Al lado de ella se encontraba su esposo, Flavio Gallardo.

El abuelo de las hermanas Del Junco, decidió quedarse en el rancho cuidando a sus dos bisnietos, Arturito (el primer hijo de Sofía y Arturo) y a Jorge (el hijo menor de dicha pareja).

La intriga y la desesperación inundaban el lugar. Ambas familias habían hecho las paces. Cayetana ya más tranquila con la presencia de los hermanos en ese lugar, se pudo permitir respirar con tranquilidad y aguardar a la espera de su última nieta.

-Andreíta, haber para cuando tienes tú también un hijo- Su madre la contempló esperanzada.

Andrea, quien en ese momento, se apretaba los dedos miró de reojo al musculoso Samuel Gallardo. Este estaba hablando armoniosamente con Arturo. Pasado un rato, correspondió a la mirada insistente de Andrea, la penetró con sus ojos de color negro. Ella se estremeció y de inmediato miró hacia otro lugar.

-Emm...madre, en realidad todavía hay tiempo- bajó la mirada.

Cayetana al no encontrarse satisfecha con la respuesta la tomó de las manos y en un tono maternal le contestó:

-Hija, ya eres libre. Creo que ya es hora de que busques al amor de tu vida y formes una familia. Puedes hacerlo aquí o puede hacer un viaje y encontrarlo en otro lugar.

-¿Cómo si fuera fácil?- suspiró con pesadez la joven.

-No va hacer fácil. Tienes que moverte y luchar por el hombre que amas y si no te corresponde es porque no vale la pena- la mujer la atrajo hacia sí y la rodeó con sus brazos sin querer soltarla.

-Sí, mamá. Tienes razón, yo tengo pensado viajar a París dentro de unas semanas. Pueden ser vacaciones de meses o puede ser algo permanente... todavía no lo sé.

-Así se habla, corazón, pero primero hay que conocer a la nueva integrante de la familia. También espero que cuando vuelvas lo hagas ya con un novio y si es posible embarazada- Cayetana rió muy emocionada.

-¡Ay, mamá!, Aún no es el momento- Andrea se volvió a acercar para reconfortarse en los brazos de su madre.

Diez minutos después, Flavio entró apresurado y sudoroso en la sala de espera.

-¡Ya nació! ¡Soy padre!- con un grito de júbilo musicalizó el lugar.

Sus hermanos muy contentos corrieron a felicitarlo. Los tres, como en su niñez, festejaron otro triunfo más para su hermano.

-Carnal, felicitaciones. Ya sabrás lo que es quedarse desvelado por las noches.-Arturo muy risueño le palmeó la espalda.

-Soy feliz- Flavio después de muchas horas respiró con alivio.

-Viejo, felicidades. Vamos a consentir mucho a esa niña, ya mandé a comprarle regalos.- argumentó Samuel.

-Señora Cayetana, Sofía y Andrea vengan. Ya nació su nieta.- Flavio las instó a acercarse.

Las damas muy emocionadas se acercaron: Sofía abrazó a Flavio, Andrea lo saludó muy feliz y Cayetana dejando de lado las rivalidades lo abrazó de un modo maternal.

-Felicidades, Flavio. Serás un gran padre.

-Gracias, señora- dijo avergonzado el joven.

-¿Ya podemos verla?- preguntó Sofía.

-Sí, pueden hacerlo. Sólo háganlo en silencio.

Toda la familia entró en la habitación del hospital. Al hacerlo contemplaron muy admirados a una cansada Irina con un bulto envuelto, en mantas de color crema, en sus brazos.

-Es hermosa- susurró Cayetana.

Con sigilos se acercó a la cama. Admiró a esa belleza escondida entre las mantas.

-Puedo ver que es rubia- mencionó muy emocionada.

-Si supieras la emoción, madre. El doctor dijo que cuando sea más grande tendrá los rulitos tan esperados de su padre.- al decirlo le sonrió a su esposo.

Uno por uno todos fueron conociendo a la hija de la pareja. Al haberse acabado el horario de visitas, Irina hizo el anuncio tan esperado.

-Bueno familia, por si quieren saber, esta preciosura se llamará Ángela.- Flavio rodeó a sus dos mujeres y les dio a cada una un beso en la frente.

-Ese nombre es fantástico- mencionó Arturo.

Todos se fueron despidiendo de la feliz pareja. Al final Irina llamó con urgencia a Andrea.

-Andre... ¿puedes quedarte, por favor?

-Claro- Andrea se volteó observarla.

Cuando se quedaron las dos solas, con la niña que yacía plácidamente dormida.

-¿Te irás a Francia?- preguntó la rubia con tristeza.

Andrea miró hacia la ventana y después se acercó a acariciar la mejilla de la niña.

-Sí, me voy a ir. No te preocupes lo haré dentro de unas semanas, tendré tiempo de conocer a Ángela.

-No es ese el problema. Sólo espero que al final del proceso, cuando te sientas bien, vuelvas otra vez.

Andrea sonrió y la abrazó con delicadeza, sin tratar de despertar a la bebé.

-No te preocupes, volveré. Ahora descansa.

-Adiós.

Andrea salió del hospital y alzó la vista hacia el cielo.

-A planear mi viaje- dijo para sus adentros.

CONTINUARÁ...

Notas de la autora: 

Hola, quiero desearles un feliz año nuevo y bueno aquí está el primer capítulo. Saludos y gracias por leer.

Envolviéndome en tus brazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora