Capitulo 2

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-Hola.

Giré mi cabeza y fruncí mi ceño al ver a Charlotte.

- ¿Qué haces aquí?

-Te acompaño.

- ¿A la escuela?

-Claro.

-Charlotte, deja de hacer esto, no voy a salir contigo.

-Pues tengo que intentar hasta que quieras.

Giré mis ojos y empecé a caminar más rápido.

-Puedo caminar mucho más rápido que tú así que no lo intentes.

-AHG...

-Solo será una vez, lo prometo. Si no quieres volver a salir conmigo después no vuelvo a molestarte.

Apriete mis labios y después suspire.

Si es la única manera para librarme de ella pues no hay de otra.

- ¿Lo prometes?

-Lo prometo.

-Bien.

-Paso a recogerte a las 4:30 de la tarde, será algo casual.

-Pero sólo voy a tener una hora y media para arreglarme...

Ella asintió y siguió caminando.

Ya eran las cuatro y treinta de la tarde así que supongo que Charlotte no debe tardar.

Estábamos a principios de agosto y el clima era muy agradable así que yo me puse un vestido azul agua veraniego que me llegaba un poco abajo de la rodilla con unas sandalias de tacón del mismo color. También había recogido mi cabello en una coleta alta.

Mi celular sonó y lo tomé rápidamente.

Charlotte.

*Estoy afuera.

Suspiré y me levanté de mi cama para caminar hacia mi puerta.

abrí la puerta y salí de mi habitación.

- ¿A dónde vas?

-Alisa me invitó a tomar algo.

Ella rio.

-No me mientas. Tu nunca te arreglas tanto para salir con Alisa y ese Mercedes no es de ella. Dime la verdad.

-Voy a una cita...

- ¿A una cita? -Me miro de arriba a abajo y se rio. - ¿En serio alguien te siquiera miro? Que mal gusto tiene.

Mordí mi labio retuve mis lágrimas.

-Bueno, buena suerte.

Me gire y camine hasta la puerta lo más rápido que pude.

En cuanto cerré la puerta deje que algunas lágrimas salieras, pero después las limpie rápidamente.

- ¿Estas bien, Engfa? -Preguntó Charlotte preocupada.

-Sí... Estoy bien.

Me sonrió y extendió un ramo de rosas rojas.

- ¿Te gustan? -Preguntó sin quitar su sonrisa.

Sonreí y Asentí.

-Gracias, Charlotte.

-No hay de que, linda.

Tomó mi mano y nos dirigimos a su auto.

Todo el viaje estuvo en silencio y yo solo podía estar agradecida de que fuera así.

-Llegamos, Eng.

La miré y me di cuenta de que me había abierto la puerta y de que no había nada de ruido.

- ¿Dónde estamos?

-En un lugar especial.

Me ofreció su mano y después de pensarlo unos segundos la tome.

Eran las 5:00 de la tarde por lo cual estaba atardeciendo y se veía hermoso.

Caminamos unos cortos minutos hasta llegar a una casa del árbol. Sonreí en grande y empezamos a subir.

Había una mesa para dos con comida que se veía deliciosa y el sol era lo único que iluminaba el lugar.

-Que lindo... -Susurre con una leve sonrisa.

- ¿Te gusta?

Asentí y sonreí

Supongo que sí le gusto.

Si me quisiera dejar en ridículo hubiéramos ido a un lugar mucho más público y no a esto tan íntimo y romántico.

Charlotte volvió a tomar mi mano y empezamos a caminar hacia la mesa.

Nos sentamos y empezamos a comer.

-Entonces... Realmente te gusto.

Ella asintió y tomó mi mano sobre la mesa.

-En serio me gustas, Engfa.

- ¿Desde cuándo?

-Desde niñas, solo que nunca dije nada porque como siempre me evitabas supuse que yo no te gustaba.

- ¿Y qué te alentó para que lo hicieras ahora?

-Que si realmente no te gusto tendrás que decírmelo en la cara para así dejar de pensar en ti como una estúpida, o al menos intentarlo.

-Mmm...

- ¿Me vas a responder? No te quiero presionar.

-Bueno... También me gustas. -Confese en un susurro.

- ¿también te gusto?

Asentí levemente y ella sonrió en grande.

-Bueno, pues si las dos nos gustamos podríamos salir.

-Ya estamos saliendo.

Ella rio.

-Me refiero a ser novias.

abrí mis ojos y la miré rápidamente.

-Ahora no, tranquila, en un futuro pronto si las cosas se dan. Podemos seguir saliendo a citas y conocernos mejor. De verdad estoy harta de esperar, te quiero enserio.

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Yo me sonrojé, pero después Asentí.

-Bien, a mí también me gustaría salir contigo.

- ¿Entonces habrá otra cita?

Sonreí y Asentí.

Ella se levantó de la silla y por encima de la mesa se inclinó y por un segundo creí que me besaría y si lo hizo, pero en la mejilla. Que bien. No estoy preparada para mi primer beso.

+

Acuno mi mejilla con su mano y me susurro al oído:

-Te prometo que te haré la mujer más feliz del mundo, cielo.

Lástima que no todas las promesas se hicieron para cumplirse.

Madre Soltera(Adaptación Englot) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora