Capítulo 34

445 29 2
                                    

╰┈➤ ❝ [Orquídeas] ❞

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

╰┈➤ ❝ [Orquídeas] ❞

Un brazo me sujeta fuertemente de la cintura.

Intento separarme para crear cierta distancia cuando tiran de mi para acercarme otra vez.

Cuando mi espalda choca contra su pecho al mismo tiempo en que su mano se instala en mi cintura abro los ojos.

Tener contacto piel con piel me hace sobresaltar, y como consecuencia de estar pegados, provocó la misma reacción en él.

–¿Estás bien? –Su voz resuena de forma perezosa y adormilada, se nota que estaba profundamente dormido –¿Pasó algo? 

No dudo en darme vuelta para poder centrarme en su rostro, tiene los ojos chinitos producto del cansancio y los rizos totalmente despeinados. No puedo evitar sonreír al verlo tan asustado, confundido y sobre todo indefenso. 

–Lamento haberte asustado, no era mi intención –El alivio vuelve a tomar forma en sus facciones al igual que una sonrisa –¿Cómo dormiste? 

–¿Quieres que sea honesto? –Dice mientras se acomoda el pelo alborotado, miles de mariposas vuelan por mi estómago al ver esa pequeña acción. Asiento con la cabeza tratando de ignorarlas –Gracias a ti pude descansar.

Su respuesta me extraña y él lo nota enseguida, en cuanto me escucha cierra los ojos de forma culposa preparándose para mi gran pregunta.

–¿Duermes mal desde que estamos peleados? –Podría ser algo tierno o dulce si no estuviera afectando su bienestar.

Ahora la existencia de sus oscuras y pesadas ojeras tienen una explicación.

–No duermo, pecas –Un susurro tan suave que no sería capaz de escucharlo si no  estuviera tan cerca suyo– Es la primera noche después de un mes en la que puedo hacerlo  y es porque tú estás conmigo.

–Eso no es muy sano, rizitos.  

Levanta una ceja al escuchar mis palabras y no tarda en cambiar su mirada a una llena de curiosidad, supongo que como distracción a sus problemas viene de manera extraordinaria. 

–¿Rizitos? –Lo dice con una sonrisa tan grande que me roba una pequeña risa.

–Tu nuevo apodo, la idea era llamarte rizitos de oro pero no eres rubio en lo absoluto –No dudo en acercarme un poco más y enredar algunos de sus rizos sobre mis dedos, su cabello cede de manera maravillosa a medida que lo acaricio.

–¿Quieres que me tiña? 

–Por favor ni siquiera lo pienses –Centro toda mi atención en él –Adoro tu color natural.

–Como lo ordenes, princesa –Nuevamente suelta un susurro que logra derribar todas mis barreras. 

Paseo la punta de mis dedos por los finos rizos tratando de emparejarlos cuando una corriente eléctrica me impulsa a bajar las caricias hasta su rostro.

En Busca De Tus LatidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora