This love is good
This love is bad
This love is alive
Back from the dead
Una joven maquillista mexicana consigue el trabajo de sus sueños, siendo maquillista de en la producción de "la sociedad de la nieve" sin imaginar en lo que se vería envuel...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
⋆★⋆
Me mataba el dolor de cabeza, y de repente me odié por gustarme tanto el gin.
Pasé mi mayor momento de vergüenza todavía en la cama, acordándome de cómo me habían traído al cuarto la noche anterior, que pendeja estoy.
Agarré mi teléfono y abrí uno de los chats recientes.
Blas Polidori
Blas, de verdad perdón por el papelón de anoche y gracias por acompañarme, te quiero un montón.
Decidí salir de la cama y arreglarme para mi misión de hoy: buscar algo que calme el dolor de cabeza.
Salí de la habitación con una botella de agua en la mano y los lentes de sol más obscuros que encontré.
Pero para mi mala suerte, me encontré a Enzo en el pasillo, y tuve que agradecerle a él también.
— Enzo. — lo llamé haciendo que se girara.
— Hola Julieta. — me sonrió. — Me dijo Blas que te diera esto. — se metió la mano en el bolsillo de los jeans y sacó una cajita. Una pastilla efervescente.
— Ay gracias, eres un amor. — le sonreí guardando la pastilla.
— Sí, estaba bastante convencido de que la ibas a necesitar. — rió.
— Sí, razones no le faltaban. — reí. — Bueno, Enzo, nos vemos. — le sonreí despidiéndome, pero antes de que llegue a la habitación me llamó.
— Julieta, ¿Haces algo hoy? — se acercó y metió sus manos en los bolsillos de su chamarra, nervioso.
— No, no tenía nada pensado ¿por? — Ándale Enzo invítame.
— ¿Queres que vayamos a hacer algo? Almorzar y damos una vuelta si querés, así conocemos un poco. — Me sonrió tímido, pasándose una mano por la nuca, un gesto que hacía bastante seguido; cuando estaba nervioso.
— Va, me gusta. — mire mi reloj, 9:35. — A las diez en la recepción, ¿está bien?
Asintió, con los ojitos brillantes y una sonrisita medio retenida. Y se fue.
Me acordé de anoche: a mí viéndolo irse desde la puerta del cuarto.
Me moría de ganas de decirle que se quede, que era precioso, que la mitad del tiempo que pasaba con él lo único que quería era besarlo.
