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Era sábado por la noche, como de costumbre los chicos salieron a algún lugar, pero en esta ocasión decidí no salir.

Camine hacia el mini balcón de mi habitación. La noche, fría y cálida al mismo tiempo.

En medio la la oscuridad nocturna, mientras la ciudad se encontraba en un silencio profundo, no podía dormir así que salí al balcón a leer un rato.

Y escuché como tocaban a la puerta, fue la cosas más extraña ya que antes nunca nadie había tocado a mi habitación a estas horas.

Me dirigí a la puerta y la abrí, para encontrarme con un Enzo con el cabello despeinado y con su camisa ligeramente abierta.

Tragó grueso al verlo, mientras que el solo me veía mientras sonreía — ¿Qué haces despierta?

Una respiración profunda se atascó en mi garganta al notar como sus ojos inspeccionaban cada parte de mi ser con una mirada profunda y decidida. Era como si pudiera leer mis pensamientos más íntimos mientras su miraba bajaba de mis ojos hasta mi boca, mi cuello, mi cintura, mis caderas y finalmente mis piernas. Fue entonces cuando me di cuenta de que llevaba un short bastante corto.

Llevaba una blusa de tirantes negra, también un tanto corta, pero que se ajustaba perfectamente a mi cuerpo, resaltado mis pechos lo suficientemente. Sus ojos se detuvieron en esa área. La tensión en el aire se volvía  notoria, y la atmósfera se llenaba de una energía peculiar, como si el mundo se detuviera en ese instante.

Él, por su parte, se veía tan lindo como siempre, con su cabello despeinado y su camisa medio abierta. La elegancia relajada de su apariencia me volvía loca. Se encontraba frente a mí, tan impactante y cautivador.

Cada detalle, desde la forma en que su mirada se ponía en mi figura hasta la manera en la que su mirada revelaba una mezcla de sorpresa y deseo, ayudaban a crear una atmósfera llena de electricidad. Me preguntaba qué pensamientos cruzaban su mente en esos momentos.

Sus ojos vuelven a encontrarse con los míos de manera lenta.

— Yo, yo. — Cierro los ojos con vergüenza al darme cuenta que por los nervios no puedo formular bien ni una oración. — Estaba leyendo, ya me iba a dormir.

Enzo da varios pasos cuando siento su firme mano tomarme por la cintura, haciendo que me congele.

Su mano se aferra perfectamente a mí mientras me acomoda con gran facilidad para ponerme frente a él.

No quiero mirarlo, no puedo.

Si lo miro no me voy a poder contener.

This love| Enzo Vogrincic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora