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Enzo no me había vuelto a hablar desde la noche en mi cuarto.

Era raro el no poder ni mirarnos después de todo.

No entendía que estaba pasando, y varias veces había intentado preguntarle a Enzo si había pasado algo, pero el chico se esmeraba en evitarme, así que deje de insistir, no quería ser intensa.

A los dos nos ayudaba a no pensar en la situación el hecho de que estuviesen por empezar los días más difíciles del rodaje.

Iban a ser días y días enterrados en nieve; y nadie se había hecho lo suficiente a la idea.

Estaba emocionada.

Por primera vez en meses me iban a tener en cuenta para trabajar completamente en el set, siempre me había encargado de hacerles el primer maquillaje del día y normalmente cuando iba al set solamente me encaraba de los extras, era la persona a la que usaban cuando había una actividad que requería tiempo que la mayoría no tenía, por ejemplo, planchar el pelo de todos aquellos que tenían chinos y su personaje no.

Ese era mi rol, no tenía tanta importancia.

Pero este era un paso gigante, y estaba muy nerviosa.

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El primer día del rodaje del alud había llegado.

Tenía todas las capas de ropa posibles y aún así estaba muerta de frío, me daba lástima imaginarme como estaban los chicos.

— Que frío que tengo. — se quejó Blas al final de la jornada.

— Toma corazón. — le di una cobijita y lo abrase, internado que vuelva a entrar en calor. — Ándale adentro. — le dije. Estaba preocupada en serio, después de todos estos días lo mínimo que esperaba era un gripe colectiva.

— Mati, toma amor. — le puse la cobija sobre los hombros y le frote las manos.

— Y yo que, no tengo manta. — dijo jugando Fran, mientras me acercaba a él, lo cobijaba y le daba un abrazo. Hice lo mismo con Juani, Esteban y Pipe.

Me quedaba una cobija, y no me sentí cómoda con tener que ofrecerla a la persona más cercana que tenía, pero no me importó. Enzo estaba muerto de frío, y no iba a darle más importancia a mi ego que a la salud del chico.

— Enzo, toma. — le deje la cobija sobre los hombros, pero no hice nada más.

Enzo aceptó la manta sin mirarme, y se abrazó a sí mismo intentando calentarse.

This love| Enzo Vogrincic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora