El fin

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A la vez que todos los conflictos pasaban, Narishi y Tamura estaban en un helicóptero sobrevolando la ciudad. Tamura estaba mirando por la ventana las preciosas vistas. Al ser un día despejado, se podía ver toda Yokohama claramente, eso era algo que le encantaba, iba a poder ver de primera mano cómo todas esas vistas desaparecían y se convertían en oscuridad.

-A ver si lo he entendido bien... ¿Nos hemos tomado la molestia de robar un helicóptero solo para que tú puedas ver cómo se destruye Yokohama desde aquí?

-¡Sí!- dijo en su tono infantil habitual haciendo que se escuchara un suspiro proveniente de Narishi

-Todavía queda un rato para que eso suceda, ¿qué vas a hacer mientras tanto? Y, por favor, no me digas que no habías pensado en ello- dijo sin despegar la mirada de la pantalla del videojuego al que estaba jugando.

-¿Por quién me tomas, Narishi? Claro que lo he hecho, sabía que hasta que eso sucediera el tiempo se me haría eterno. Por eso, me tomé el tiempo de preparar algo.

-¿Y qué es?

-Me alegro de que lo preguntes- parecía que tenía muchas ganas de contárselo- pues mira, cómo nos sobró material de la última bomba y no quería desperdiciarlo, hice algunas más y las puse por toda Yokohama. ¿A qué es una buena idea?

-No sé por qué me hice ilusiones de que fuera algo interesante si venía de ti...- dijo para sí mismo casi susurrando

-¿Qué has dicho?

-Nada, solo que ¿por qué te tomaste la molestia de hacer el mensaje de advertencia y de hacer explotar la bomba? Si no lo hubieras hecho, no habría habido complicaciones en el plan y todo hubiera sido más fácil.

-Eso es fácil de responder- dijo guiñando un ojo y sonriente-. Es porque lo que quiero ver es la desesperación de las personas ante la impotencia de no poder hacer nada para salvar Yokohama y toda su gente. Es un sentimiento... indescriptible.

«Este tío está loco, si el mundo no me diera completamente igual le diría algo, pero ese no es el caso», pensó.

***

Después de parar la espada de Yasha Shirayuki, todos comprendieron que la fuerza del enemigo no era poca. Afrontar la situación se les iba a complicar mucho. Cuando la espada se despegó de la mano de Narishi se pudo ver con claridad que no la había parado él solo; había otras dos manos agarrándola. Al levantar la vista, se podía ver que esas manos correspondían a otras dos personas, pero esas, para su sorpresa, sus cuerpos eran iguales a Narishi, eran clones. La habilidad de Narishi le permitía crear clones a voluntad, claro que, como todo, tenía sus limitaciones. Su máximo eran cuatro clones simultáneamente y la fuerza de estos se dividía entre el número de ellos.

-¿A qué vienen esas caras de sorpresa? ¿Acaso os pensabais que erais los únicos en el mundo con habilidades?

El problema ahora era que ninguno de ellos sabía cuál era el real entre los clones, un problema serio. Así que Tanizaki decidido a atacar, usó su poder para ocultarlos a los tres y así poder hacerlo libremente. Cuando los vio desaparecer, se puso en guardia, mientras Kenji cogía uno de los muebles de la habitación y lo levantaba sin dificultad, pero justo cuando iba a golpearle a Narishi por la espalda. Sonó un estruendoso estallido; había explotado una bomba cerca.

«Esto debe ser a lo que se refería Tamura cuando decía que iba a hacer algo para distraerse mientras tanto»

Ahora, gracias a las bombas de Tamura, Ritsu había podido esquivar el ataque sin salir herido, aprovechando el despiste que se habían llevado al escuchar el ruido.

Escuela de detectives (Dazai x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora