8. Sexy.

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"Venga, que casi has sobrevivido a esta semana. You can do it, girl." Chiara aún no se creía que ya fuera domingo. Estaba mirándose en el espejo de los baños de plató intentando darse ánimos para seguir con lo que quedaba de semana. De fondo se oía Unholy, llevaban un buen rato ensayándola y probando cosas. La verdad es que no era mala banda sonora para resumir su semana. Tardes enteras de bailar pegada a Violeta, de acariciarle el pelo, cantar a cinco centímetros de su cara y aguantarle la mirada con profesionalidad. Y noches de duchas solitarias en las que descargar algo de tensión.

No habían vuelto a compartir cama desde el martes, cuando les dieron la canción y estuvieron las dos desquiciadas. Ni Violeta se lo había propuesto, ni ella había dicho nada. Le costó muchísimo dormir aquella noche, pegada a su cuerpo, impregnada en su olor, sintiendo cómo subía y bajaba su abdomen al compás de la respiración. No dejaba de imaginar qué pasaría si daba un paso más. Si en lugar de haberle dado un beso en la mejilla, se lo hubiera dado en los labios. El nudo del estómago, que la acompañaba desde la primera semana, no hacía más que crecer y bajar por momentos hasta lo que ya no era solamente el estómago. "Well, al menos aquella noche sirvió para hablar de todo lo que teníamos que hablar y poder enfrentar bien la semana y la actuación. Aunque tuviera que pasar la hora con mayor tensión sexual de mi vida, probablemente sólo por mi parte, hasta que conseguí dormirme".

– ¡Guapa! ¿Qué haces aquí mirándote como si te hubieras enamorado de ti misma? – Ruslana siempre sabía cómo devolverla a la realidad, aunque no fuera consciente de ello. – Tía, a ver si me toca ya que quiero volver pronto a la academia y aprovechar esta última noche. Vaya puta mierda.

Chiara y Ruslana habían tenido un par de conversaciones largas en las duchas aquella semana. Una necesitaba hablar de sus miedos si se iba Omar, de cómo lo iba a gestionar y de cuánto le iba a echar de menos. La otra, sin llegar a decir toda la verdad, le había dejado caer que la semana estaba siendo más difícil de lo que había imaginado y que a ratos quería comerle la boca a Violeta de verdad, que en realidad no se le daba tan bien el acting.

– No, si ya... O sea, que te lo noto yo porque te conozco y sé que algo te mola Violeta – Se apresuró a puntualizar la ucraniana el primer día que hablaron del tema en las duchas. – Pero te juro que nadie desde fuera puede diferenciar si estáis actuando muy bien o si realmente queréis comeros allí mismo. Es decir, que tú tranquila, porque lo mismo que se podría pensar de ti, se puede pensar de ella. Yo a Violeta le veo las mismas ganas que a ti, no sé. Lo que me transmitís es una tensión sexual importante y ganas de besaros toda la actuación. Y eso es lo que os piden, ¿no?

– Pues no sé si me quedo más tranquila con lo que me dices, la verdad.

Chiara también le había contado que habían dormido juntas un par de noches desde que estaban en la academia, pero que no creía que se fuera a repetir porque lo había pasado fatal reprimiendo las ganas de besarla y de tocar todo su cuerpo. Y que tampoco veía que la motrileña tuviera ningún interés en que volviera a pasar, honestamente.

– Igual le pasa lo mismo que a ti. Igual también quiere más que sólo dormir abrazadas y le cuesta conciliar el sueño pensando en cuánto le pones. ¿Se lo has preguntado? – Le había soltado Ruslana aquel día.

– ¿Pero cómo le voy a preguntar eso, Rus? Omg, you're fucking crazy.

A pesar de cómo lo había formulado, su amiga le planteó ese día algo que no se le había ocurrido: que Violeta sintiera algo remotamente parecido a lo que sentía ella. Aquella noche estuvo dándole vueltas a esa posibilidad. "A ver, le gusta pasar tiempo conmigo y se nota que se siente cómoda cuando hablamos y cuando cantamos. Y muchas veces me dice que me ve muy guapa y que soy sexy cuando actúo. Cuando actúo. Well... si ella supiera que no estoy actuando igual me mandaba a la mierda. Y por otro lado está el tema de que me ve como una niña mona, una amiga pequeña a la que cuidar. A ese tipo de amiga no quieres comerle la boca."

– ¿Tú crees que soy sexy, que puedo ser atractiva? – Le soltó Chiara a Ruslana mirándola a través del espejo de los baños de plató. No sabía cuánto tiempo había estado enfrascada en sus pensamientos, pero su amiga la miró sin entender a qué venía aquella pregunta y le costó un rato reaccionar.

– Joder, Chiara, pues claro. A veces eres sexy y a veces no. Eres una mujer muy guapa y con cuerpazo y a veces lo usas para dar volteretas y ser muy cute y a veces bailas o hablas o te mueves o simplemente miras de una forma que te hace ser muy sexy y atractiva. Y supongo que también depende mucho de quién te mire, habrá quien te vea menos atractiva y quien te vea más atractiva, como a cualquiera. – Ruslana había dicho todo aquello casi sin respirar, algo enfadada con su amiga por no ser consciente de que podía ser muchas cosas y no tenía que encasillarse y pensar que sólo podía ser una. – Pero si tu pregunta es en realidad si creo que Violeta piensa que eres sexy y atractiva, la respuesta es más corta: sí.

Chiara no se esperaba esa respuesta, ni la larga, ni la corta. Se le escapó una lágrima, aunque estaba sonriendo, y abrazó a su amiga con fuerza.

– Gracias, Rus. Y sorry por estar hablando de mis cosas cuando eres tú la que está en una situación de mierda...

– Vale, gracias por recordarme que seguramente mañana me quedo sin mi chico. Y perdona, pero las dos estamos en una situación de mierda, amiga.

Aún abrazadas oyeron como llamaban a Ruslana por megafonía, le tocaba ensayar. Chiara le dio un último achuchón y la acompañó hasta el escenario. Luego fue a sentarse a los sofás con los compañeros que aún quedaban allí.

SE APAGA LA LUZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora