4. I belong here.

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– You're so fucking special... – "Ok, it's ok, Chiara. No pasa nada. Estás en un concurso de cantar y estás cantando una canción con una compañera. Qué más da que estés cantando Creep con Violeta o Walk like an Egyptian con Bea. Da igual. Es música." La mente de Chiara iba a mil mientras sus dedos sacaban en el piano la melodía de la canción. – I don't belong here...

Los días pasaban a una velocidad de vértigo ahí dentro y las emociones iban aún más deprisa. Ya era lunes otra vez. Se había puesto a tocar y a cantar para relajarse y tratar de ordenar las ideas que rondaban por su mente. Quería ser profesional y concentrarse en la gala de esa noche, en hacer una actuación perfecta y disfrutar con sus compañeras. Sin embargo, la ansiedad de llevar ya un par de semanas encerrada, el hecho de no poder hablar con sus amigas de siempre y de no poder escuchar la música que le apeteciera, jugaban en su contra y le hacían obsesionarse con ciertas cosas. Por ejemplo, llevaba toda la semana dándole vueltas a la noche del lunes anterior, cuando Violeta se metió en su cama y durmieron juntas. No había pasado nada, sólo habían hablado un par de minutos y se habían quedado dormidas medio abrazadas. Pero todo lo que sintió durante ese rato antes de caer dormida había estado en su mente, y en su cuerpo, toda la semana. El recuerdo del olor de su pelo, sentir su brazo en la cintura, el tacto suave de su piel, su respiración en el cuello, el hecho de saber que entre sus bocas no podía haber más de 10 centímetros... Aún no se explicaba cómo pudo dormirse.

En el fondo sabía que era una tontería, intentaba racionalizar sus pensamientos y darse cuenta de que a cualquiera le pasaría lo mismo. Estar en una situación así de íntima con alguien a quien admiras, que te trata bien, con quien conectas y que además es tan sumamente guapa y atractiva, ¿cómo no va a hacer que se te muevan cosas por dentro en ese momento y que durante días te persiga el recuerdo de lo que has sentido? "Come on, ya está. Es tu compañera, cada vez sois más amigas, igual que con el resto. Es una amiga guapa con novia y ya está. Move on".

Y aquí estaban ahora, cantando las últimas frases de Creep como si no existiera nada más. Violeta había entrado en la sala del piano hacía un rato, mientras ella estaba concentrada en sacar canciones que le gustaban al teclado. No se le había pasado por la cabeza que coincidirían tanto musicalmente y que prácticamente todas las canciones que tocaba o cantaba fueran también de las preferidas de su amiga. "En realidad estoy teniendo muchísima suerte. He encontrado a alguien que me cae genial y con quien puedo hablar de música y de mil cosas más."

– ¿Me acompañas a las duchas que quiero colocarme bien el traje? – Le preguntó Violeta poco después de terminar la canción. Esa pregunta, que para nada se esperaba, dejó a Chiara con cara de sorpresa y le costó varios segundos reaccionar y responder.

– Sí, claro. Vamos.

Lo de ir a las duchas con alguien al principio se le hacía un poco raro. Por un lado, le daba vergüenza lo que pudiera ver de sus compañeros y compañeras allí y, por el otro, no dejaba de ser consciente de que las cámaras grababan quién entraba con quién y cuánto rato pasaban allí. Pero después de unos días, y tras una conversación con Ruslana, llegó a la conclusión de que en realidad ella iba variando la gente con la que coincidía a la hora de la ducha. Además, una vez dentro, quien iba a hablar se quedaba en el banco que había al fondo y quien iba a ducharse, o a lo que sea, se metía en una cabina y ya está. Cada vez tenía menos vergüenza de todo con aquella gente.

Y ahora entraba con Violeta y no era la primera vez. Más de un día habían ido juntas a ducharse, siempre con alguien más, habían hablado un rato de cosas que era mejor no decir delante de las cámaras, como inseguridades o cotilleos, y luego cada una se había duchado y ya está. También había entrado un par de veces con Ruslana y Martin sólo para hablar de algo puntual, sobre todo de lo rápido que escalaba la relación de su amigo con Juanjo.

SE APAGA LA LUZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora