18. Mírame a la cara.

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– En realidad, la entiendo más que nadie. ­De hecho, lo que no puedo entender es lo contrario. ¿Cómo puede la gente no enamorarse de Violeta?

– Estás fatal, amiga. – Ruslana levantó una ceja y negó con la cabeza. – Pero bueno, menos mal que se ha resuelto el drama. No me gustó nada verte así ayer... No sabía qué había pasado hasta que hablé con Martin. Sinceramente creía que Violeta te había dicho que iba a seguir con su novia o algo así.

– Y puede que aún me lo diga. No sé absolutamente nada de ese tema. Estoy un poco cagada, la verdad. – El caos del día anterior había impedido que Violeta y ella pudieran hablar de nada más. La incertidumbre la atormentaba por momentos. En su mente, los días anteriores, había imaginado que eso era lo primero que iba a saber al ver a la motrileña de nuevo. Y, sin embargo, ya habían transcurrido más de 24 horas y seguía en el limbo. – Es horrible no saber si sigue teniendo pareja o si por fin es una mujer soltera. Si ha sido muy difícil dejarlo y está rota por dentro y se arrepiente. O si al verla, se le olvidó todo y ni siquiera me mencionó.

– Bueno, si no te mencionó ella, ya se encargaría su novia de sacar el tema... Porque madre mía los vídeos que corren de vosotras dos por ahí. – Le soltó su amiga. – ¿Tú has visto cómo os miráis? Yo no me había dado cuenta de lo fuerte que es la conexión que tenéis, y eso que estoy aquí todo el puto día con vosotras. Pero claro, entiendo que estoy a mis cosas y no me fijo. Te digo una cosa, tiene sentido que Salma no tuviera ni idea de lo que hay entre tú y Vio. Si nadie se lo había contado, no ha estado pendiente y, además, tiene el crush que tiene con ella, es comprensible que no lo viera. O no lo quisiera ver, al menos. Y además siempre habéis sido muy discretas por las noches, si no me lo llegas a contar tú, nunca habría dicho que pasaban cosas cuando dormíais juntas, que tampoco han sido tantas veces, además.

­– Es que no ha pasado nada por las noches, ni en ningún momento. – Chiara se había puesto roja de golpe. – I mean, que nos hemos besado una vez y hemos dormido abrazadas algún día. Nada más. – Al decirlo, fue más consciente aún de las ganas que tenía de volver a besar a Violeta. Pero de besarla sin pensar que estaban haciendo algo malo, sin que ella luego se sintiera culpable por haberlo hecho. Quería tener la libertad de no tener que frenarse todo el tiempo, de poder dejar que aquella chica la acariciara sin miedo a sentir demasiado. Quería tener la opción de dejarse llevar, de ver q­ué pasaba si su pierna de colaba entre las de Violeta. Si por fin sus cuerpos podían juntarse. Si recorría con los labios aquel cuello, aquellos hombros... Si seguía bajando... "Shit, me estoy poniendo mala sólo de pensarlo."

­– ¿Dónde te has ido, tía? – Su amiga la miraba con incredulidad. – Te estabas imaginando que follabas con ella, ¿verdad? – "What the fuck? Shit, mierda. A ver, no puedo ser tan transparente. Si Rusli se ha dado cuenta de esto, ¿qué pueden estar viendo miles de personas que están pendientes de lo que hago?" – Venga, quita esa cara de gay panic, que te he pillado. Y vamos a salir ya de este baño, que al final van a pensar que estás liada conmigo también. Que alguna loca ha hecho algún edit nuestro, por cierto.

– Ruski forever. ­– Dijo Chiara riendo mientras salían del baño. La verdad es que lo que se viera fuera le importaba bastante poco. Su familia y sus amigas ya sabían lo que había. Y ni siquiera les había tenido que sacar ella el tema. Su madre le había preguntado directamente en el avión hacia Menorca si estaba con Violeta o si sólo le gustaba, así tal cual. Le había explicado por encima cómo estaba la situación, muerta de vergüenza. Con las amigas a las que había podido ver, lo había hablado algo más. Ninguna se había sorprendido mucho con lo que les contaba, era como si ya supieran que había algo entre ellas y sólo dudaran de hasta dónde habían llegado. "Vio tiene razón, debemos de ser unas obvias. Al menos, para la gente que nos ve en el 24 horas. Y en cambio hay gente que está aquí encerrada con nosotras y no se entera de nada."

El resto del día se le hizo eterno y ya no podía esperar más a que se apagaran las luces y poder ir a las duchas de nuevo para hablar con ella. Habían logrado coincidir antes de la cena, cuando ambas iban a ducharse de verdad. Pero era hora punta y Bea y Salma estaban por allí. "Joder, es que podría ser esto un hotel, cada una con su ducha y ya. Aunque claro, si fuera un hotel, no necesitaríamos ir a las duchas para tener privacidad." Ya no sabía ni lo que pensaba. Se había tomado su tiempo en la ducha, con la esperanza de que al salir ya hubieran terminado sus amigas. Pero no, allí seguían, hablando y peinándose. Violeta también salía de su cabina, con una toalla enrollada en el cuerpo y otra en la cabeza. "Qué guapa eres." Se le nublaba la mente al verla.

– Vio, ¿nos vemos aquí luego, cuando termine el directo? – Consiguió decirle en voz muy baja, acercándose a donde estaba. Ya no podía soportar más la incertidumbre. Necesitaba respuestas. Y necesitaba estar con ella a solas, simple y llanamente. Aunque fuera para recibir malas noticias.

– Sí, por favor. Pensaba que por fin podríamos hablar ahora, pero es que es imposible aquí. – Chiara sonrió al oír aquellas palabras. Le resultaba muy difícil dejar de mirarla, de admirar la forma de su cara. Seguía sin entender cómo se le podían formar aquellos hoyuelos al sonreírle. Le fascinaba todo de ella. Se había quedado embobada, contemplando cómo una gota de agua se le escurría por el cuello y llegaba hasta la toalla, anudada justo encima de sus pechos. – Mírame a la cara, ¿no? ­– "Fuck, shit, mierda." Chiara dio un paso hacia atrás y levantó la vista. Iba a empezar a disculparse, pero enseguida se dio cuenta de que la pelirroja sonreía divertida, llevándose un dedo a los labios como pidiendo silencio y mirando de reojo hacia donde estaban sus amigas. "Qué cabrona, joder. Ya se la devolveré." Pensó antes de salir de allí muerta de vergüenza.

SE APAGA LA LUZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora