CAP 11

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-Estoy bien mi ángel, enserio, aún así gracias-. Crowley correspondió el abrazo de Aziraphel.

Se quedaron un buen rato en ese cálido abrazo, y se fueron separando poco a poco hasta quedar mirándose a los ojos, a lo cual se fueron acercando nuevamente hasta darse una beso, uno lindo y suave que fue subiendo de intensidad, hasta convertirse en un beso francés, claro con la iniciativa del pelirrojo.

En ese momento ninguno de los dos quería llegar a separarse pero no pudieron evitarlo ya que se estaban quedando sin aire.

-Te amo Aziraphel-. Dijo para darle un pequeño beso en la frente.

-Vamos, salgamos a comer algo, me apetece ir al a cenar Ritz-.

-Esta bien Crowley-. Azi estaba muy apenado, sabía que debía estar muy rojo por ese beso que se acababan de dar por eso tenía un poco gacha la cabeza, con Crowley estaba experimentando cosas que nunca antes había hecho ni sentido a diferencia de su novio el cual se notaba ya tenía experiencia.

Luego de cenar fueron a dar un corto paseo y volvieron a casa, Crowley estaba un poco ebrio ya que había tomado demas (recordemos que Crowley ya es mayor de edad así que puede beber alcohol).

-Ángel, te amo- Crowley se abalanzó sobre azira para abrazarlo y proceder a darle muchos pequeños besos en su rostro.

-Jajajaja, Crowley eso hace cosquillas, yo también te amo-. Le correspondió el abrazo y se quedaron así un tiempo.

-Vamos arriba tienes que acostarte, estás muy ebrio-

-No hip estoy ebrio, y hip no tengo sueño, no quiero dejarte-. Hizo un puchero.

-Querido por favor, vamos- al ver la renuente de su novio se lo ocurrió algo.

-Si vamos y te acuestas prometo dormir contigo en la habitación solo por hoy-.

-Siii, vamos ángel, vamos- el pelirrojo dejo de abrazar a az para luego tirarlo de la mano escaleras arriba hasta el cuarto.

Para Aziraphel, Crowley borracho era como un niño pequeño, se comportaba algo más infantil de lo normal pero realmente le gustaba esta faceta de él, le parecía muy adorable.

El ambiente en la habitación se tornó íntimo y cálido mientras Crowley y Aziraphel se adentraban en ella. La luz suave de la lámpara lateral proyectaba sombras danzantes en las paredes, creando una atmósfera acogedora.

Aziraphel se deslizó bajo las sábanas, entre risas y bromas, mientras Crowley lo seguía con una sonrisa cariñosa. Sus manos se encontraron en el espacio entre ellos, entrelazándose con ternura mientras compartían miradas cómplices.

Con cuidado, Crowley se acomodó junto a Aziraphel, envolviéndolo en un abrazo reconfortante. El sonido apacible de sus respiraciones llenaba la habitación, creando un ritmo tranquilo y sereno.

Aziraphel apoyó la cabeza en el pecho de Crowley, escuchando el latido de su corazón como una melodía reconfortante. Una sensación de paz y seguridad los envolvía, dejándolos perdidos en el momento presente, donde solo existían ellos dos y su amor mutuo.

Entre susurros suaves y caricias delicadas, se quedaron dormidos, sumidos en los brazos el uno del otro, sabiendo que, sin importar lo que el mañana les trajera, siempre tendrían este momento de amor que vivieron.

Al despertar al día siguiente, los primeros rayos de sol se filtrarían a través de las cortinas, iluminando la habitación con una luz suave y dorada. Crowley despertó primero y al ver a Aziraphel allí acostado a su lado, se sintió la persona más feliz de el mundo entero, era simplemente hermoso.

Lo contempló un buen rato, se veía celestial mientras dormía, luego decidio prepararle a Aziraphale una sorpresa para empezar el día con buen pie. Con sigilo, se deslizo fuera de la cama, asegurándose de no despertar a su amado.

Con una sonrisa traviesa, Crowley se dirigió a la cocina para preparar un desayuno especial. Opto por hacerle su té favorito a Aziraphel y preparar una selección de pasteles y bocadillos, ya que sabia que a su pareja le encanta disfrutar de delicias culinarias por la mañana, aunque no era experto cocinando podía preparar una cuantas cosas.

Mientras cocinaba, Crowley puso una canción de fondo, creando una atmósfera relajante y acogedora en la casa.

Una vez con todo listo, Crowley volvió a la habitación con la bandeja en mano, listo para despertar a Aziraphale con el aroma tentador del desayuno y una sonrisa radiante en su rostro.

Al verlo despertar y descubrir la sorpresa que le espera, Aziraphale no podría evitar sentirse abrumadoramente feliz por el cariño de Crowley.

Crowley decidió ignorar lo que había dicho su hermana y ya habían pasado unos días luego de eso, todo era perfecto hasta que ya no lo fue.

Él sabía mejor que nadie que no era broma lo de llevarlo por las malas, al salir ese día de la escuela estaban esperandolo unos tipos junto a un carro negro.

-Pero mira quién es, querido hermanito, cuánto tiempo sin verte- dijo una mujer de cabello corto de unos aparentenente 23 años, mientras se acercaba al pelirrojo con una sonrisa finjida.

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