-Shax que ingrata sorpresa el tener que volver a verte-.
-Como sea Crowley, sabes perfectamente porque vengo a esta repugnante escuela para pobretones, será mejor que cooperes de una buena vez si no quieres armar un show aquí-. Dijo la mujer con tono irritado.
-Que mierda le pasa a esta familia de dementes, no lo entiendo- bufo Crowley.
-Querido, ¿quién es ella?-. Pregunto Aziraphel casi susurrando, aún así la mujer logro escucharlo.
-¡Valla! Pero que tenemos acá, si es el pequeño noviecito del que hablaba Beel, si que cambiaron tus gustos en el tiempo que no te ví-.
-Ahora te inclinas por el tipo niño religioso nerd?-.
La tensión en el aire se palpaba con cada palabra pronunciada. La mujer, con una mirada helada, se enfrentaba a Crowley, quien se mantenía firme pero claramente incómodo o más bien molesto con su presencia.
Crowley tragó saliva. -Ella es... mi hermana- murmuró, con resignación en su voz.
Los ojos de la mujer se estrecharon, y una sonrisa despiadada se dibujó en su rostro. -Ah, la hermanita perdida-, dijo con sarcasmo. -Parece que has olvidado quién es realmente tu familia-.
Crowley apretó los puños, luchando por contener la ira que crecía dentro de él. -No necesito recordatorios de ti-, respondió con frialdad.
-Aziraphel escucha, ve a casa y espera allí, te veré en la noche, lo prometo-.
Con el peso de la tensión aún sobre sus hombros, Crowley se encontró obligado a enfrentar un dilema inevitable, regresar a la casa de su padre. A pesar de años de distancia, el lazo familiar seguía siendo una cadena que lo ataba a un pasado oscuro.
-Has vuelto-, dijo su padre, con una voz que apenas ocultaba el desdén.
-No tenía opción-, respondió, su voz apenas un susurro.
La tensión era como una cuerda tensa a punto de romperse en cualquier momento. Pero Crowley sabía que no podía huir para siempre de su pasado, y enfrentar a su familia era el precio que debía pagar por la libertad que tanto anhelaba y para poder estar con su amado.
-No importa cuánto tiempo hayas estado ausente-, comenzó, su voz resonando con autoridad. -Sigues siendo una vergüenza para esta familia-.
Crowley apretó los dientes, resistiendo el impulso de responder.
-Has perdido tu derecho a nuestro nombre-.
Crowley tomo aire y respondió con una cara serena pero sumamente fría, -tu mismo lo has dicho perdí el nombre de esta familia, o bueno más bien lo cambie, ahora uso el de mi madre, he tomado mi propio camino, lejos de las sombras de esta familia-.
El padre de Crowley frunció el ceño, evidentemente molesto por la respuesta de su hijo. -Tu camino no es más que una huída cobarde-.
Crowley mantuvo la compostura, aunque por dentro quería hacer pedazos todo. -Puede que lo veas así-, respondió, con una serenidad que sorprendió incluso a su padre. -Pero para mí, es la única forma de encontrar la redención y la paz que tanto anhelo, que mi madre anhelaba para mi-.
-Pero claro tú no sabes nada de eso, nunca te importó, ni antes ni después de su muerte, no me vengas con ridículos discursos de buen padre, no te queda y no tienes ese derecho, ve directo al maldito punto del porque me llamaste-.
-Por que más te llamaría, tengo un trabajo para ti, me voy a asociar con un tipo, y tú vas a ir a una cita con la hija de ese tipo y vas a asegurar ese negocio no me importa si tienes que seducirla o incluso acostarte con ella, vas a hacer que convenza a su padre de firmar el contrato, no me importa incluso si tienes que prometerle el cielo y las estrellas para luego dejarla-.
-Ooo no, no, no, no, estás muy equivocado si piensas que lo voy a hacer, no soy tu maldito títere, así que olvídate de esa estúpida cita-.
-Parece que no entiendes, te lo estoy ordenando, sabes muy bien que si no cooperas te puede traer consecuencias muy graves, tal vez algo le pase a tu nuevo juguete-. Al decir eso tiro sobre su escritorio unas fotos en las cuales estaba Aziraphel.
-Puede que para ti no sea más que un inútil, pero tú juro que si intentas tocarle uno solo de sus rizos blancos, voy a hacer que te arrepentirás hasta el día de tu muerte-.
Crowley estaba harto de ser el títere de su padre, pero esta vez, no iba a ceder. Miró a su padre directo a los ojos, con una determinación que hacía temblar las paredes.
-¡No lo haré! -gritó Crowley, con la voz llena de furia reprimida. -No te daré el gusto de controlar mi vida. Y si tocas a Aziraphel, juro por todos los demonios del infierno que pagarás por ello-.
El padre de Crowley gruñó, con la mandíbula tensa. La habitación se llenó de un silencio espeso, como si estuviera a punto de estallar en llamas.
Crowley se giró hacia la puerta, decidido a dejar atrás ese nido de serpientes y comenzar una nueva vida con Aziraphel. Sin embargo, sabía que su batalla contra su familia no había terminado aún.
Mientras cerraba la puerta tras de sí con un fuerte portazo Crowley se prometió a sí mismo que protegería a Aziraphel cueste lo que cueste, sin importar las amenazas que se interpusieran en su camino.
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Inefables
RandomAziraphel, un joven de una familia muy religiosa, hace amistad con Crowley un chico nuevo el cual es alguien completamente opuesto a él en todo sentido, pero estás diferencias van a ser las que hagan que cada vez se unan más, ya sea para bien o para...