CAP 14

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-Te advertí de las consecuencias de desobedecer mis órdenes Crowley, no me culpes por esto-.

¡Bang! El estruendo del disparo cortó el aire de aquella habitación como un puñal, el eco reverberando en el silencio que seguía.

¡Nooooo! ¡Por favor, no me dejes! ¡Vas a estar bien! Las lágrimas brotaban sin control de sus ojos, mientras intentaba detener el torrente de sangre que escapaba de la herida.

Pero por favor, te lo suplico, no cierres los ojos. El pánico envolvía sus palabras, la súplica desgarradora llenaba la habitación.

*Tiempo atrás*

*Crowley a estado haciendo frecuentemente llamadas a varias personas desde que sucedió su reencuentro con su padre, a estado bastante ocupado preparándose para cualquier contratiempo, aparte de eso todo a transcurrido con normalidad por así decirlo*

-Buenos días Aziraphel-.

-Buenos días Gabriel, ¿cómo has estado?-.

-Muy bien gracias por preguntar, que tal tú-.

-Igual, todo bien-.

*Estas últimas semanas me he acercado más a Gabriel, es un buen chico, y aunque Crowley no es que sea muy amigo de él ya lo a aceptado y creo que incluso empieza a agradarle aunque no lo diga*.

-Hola ángel- se acercó Crowley por detrás de Aziraphel para abrazarlo por el cuello.

-Hola Crowley querido, que bueno que ya has llegado-.

-vamos ven a sentarte- dice aziraphel golpeando levemente con la mano el lugar justo a su lado.

Después de que Crowley se sentara junto a Aziraphel, Gabriel les sonrió cordialmente antes de continuar la conversación. Sin embargo, algo en su mirada delataba una preocupación sutil, como si hubiera algo en su mente que no quería compartir.

Mientras charlaban, Aziraphel notó esa inquietud en Gabriel y decidió abordarla con delicadeza. -¿Pasa algo, Gabriel? Pareces un poco preocupado hoy-, preguntó con tono amable pero firme.

Gabriel vaciló por un momento, pero finalmente decidió abrirse. -Bueno, hay algo que he estado investigando últimamente... algo relacionado con una serie de eventos extraños que han estado ocurriendo en la ciudad-, admitió, mirando furtivamente a Crowley para ver su reacción.

Crowley arqueó una ceja, intrigado. -¿Eventos extraños? ¿Qué tipo de eventos?-.

Gabriel respiró hondo antes de explicar. -Hay indicios de que alguien está manipulando ciertos eventos locales de una manera bastante... oscura. No tengo pruebas sólidas aún, pero algo me dice que podría ser un problema bastante grave-.

-¿Como sabes de estos eventos Gabriel?-. Pregunto Aziraphel, él sabía que probablemente se tratara del padre de Crowley por lo que le había contado este, pero no tenía idea como podía estar enterado de esos sucesos Gabriel.

-Bueno... Bien mi familia es influyente, tiene medios y contactos y yo si bien no estoy metido de lleno en estos asuntos si tengo noción de lo que sucede, y últimamente no me parece que este pasando algo bueno.

Crowley sabía perfectamente a lo que se refería Gabriel, aquel tipo ya empezaba a moverse desde las sombras del bajo mundo, el también tenía que empezar a ejecutar su plan, bueno había conseguido una poderosa carta contra se horrible progenitor la cual sería fundamental en todo esto.

-Al fin llegas- Dice Crowley.

-Vamos niño, no seas molesto, me puedo retractar cuando quiera si me fastidias-.

-Tu y yo sabemos perfectamente que no lo harás, tienes algo que tú también quieres, o más bien alguien, bueno le mundo es un pañuelo quién diría que yo ya lo conocía-.

-No sabes lo jodidamente molesto que puedes llegar a ser-.

-Gracias por los cumplidos, en fin sabes el plan, y como proceder, es hora de poner eso en marcha-.

-Si, si, tengo una cita más importante así que me retiro de una vez-.

Dicho esto aqulla persona se fue y a los pocos minutos también lo hizo Crowley.

Ya era de noche, aunque aún no era tarde ya empezaba a oscurecer y las luces de la casa estaban apagadas lo cual era inusual, Aziraphel siempre encendía las luces, al menos las de la sala, rápidamente busco a Aziraphel llamándolo pero no recibía respuesta se estaba empezando a alarmar hasta que notó desde las escaleras para subir al segundo piso que su ángel estaba acostado en el sofá con un libro entre las manos pacíficamente dormido.

Rápidamente bajo a la sala y se acercó a él, le quitó el libro y lo dejo en una mesita cercana para luego delicadamente cargarlo estilo princesa para poder llevarlo a la habitación, últimamente tanto estrés estaba haciendo que su adorable peliblanco no durmiera muy bien por las noches así que entendía porque estaba cansado e incluso, desde hacía ya un tiempo había empezado a dormir casi todo el tiempo juntos, en ocasiones por petición de Aziraphel para sentirse reconfortado y otras por petición suya se sentía más seguro al sentirlo cerca.

Cuando llegó a la habitación lo dejo suavemente en la cama a lo que se retorció un poco pero aún así no se  despertó, se veía tan pacífico, tan hermoso, tan vulnerable, aún no habían pasado de los besos y los abrazos aunque a veces se daban algunos roces y unas cuantas caricias pero nada más, aunque Crowley no quería hacer sentir incómodo a Aziraphel una parte de el lo anhelaba, quería estaras cerca de él, quería sentir su calor y hacerlo completamente suyo, así como el también quería ser completamente de su bello ángel.

Decidió salir de allí antes que le ganará algún impulso indebido pero no sin antes al menos darle un dulce y delicado beso en los labios.

Decidió una vez más revisar los planes para que todo estuviera en orden antes de decidir ir a dormir ya que eso le tomaría tiempo suficiente para calmar sus deseos y de paso serviría para tener todo bajo control.

...

-¿Señor está seguro de esto? Con todo respeto el muchacho sigue siendo si hijo, su misma sangre-.

-Siempre puedo procrear otro y esta vez de modo que no esté defectuoso, ese bastardo ya no me sirve-.

-Vete de una buena vez quiero que todo salga perfecto, que mejor que la tortura antes del asesinato y para eso no quiero ninguna falla-.

-Como ordene señor Metatron-.

*Crowley, Crowley, no me culpes por esto después de todo tu eres el que mancho mi orgullo con tu existencia, y a mi no me gustan las cosas defectuosas fuiste tú quien rechazo la última oportunidad que generosamente te brindé*.

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