CAP 4

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Aziraphel se levantó con el sonido de su alarma bastante agitado por ese extraño sueño que acababa de tener.

Era la primera vez que tenía esta clase de sueños en su vida.

-No, pero ¡Aziraphel que rayos acabas de soñar!-.

Cuando se iba a levantar de la cama noto que su pantalon estaba mojado y ni hablar de su ropa interior, así que corrió al baño inmediatamente.

-¿Que es esto? Es, ¿Esto es semen? No, pero, ¡No entiendo nada!-.

Aziraphel estaba lavando frenéticamente sus pantalones y su ropa interior, estaba confundió y molesto con sigo mismo por tener esa clase de pensamientos.

Porque soñé eso, digo es algo que había oído en clase de los demás, sobre sueños húmedos con chicas que les gustaban pero...

¡PERO CROWLEY! Para empezar nunca había tenido esta clase de sueños y Crowley es un hombre y, y además es tu primer y único amigo, como puedes soñar algo así, estás loco.

Esa clase de sueño, el cómo me tocaba y como me veía y si tono de voz...

Aziraphel no pudo evitar sonrojarse completamente cuando volvió a recordar todo lo que había ocurrido con Crowley, sentía como si realmente lo hubiera tocado de la forma en que lo hizo en ese sueño y eso no podía ser.

-¡NO!, ya basta, no pensemos más en eso, no está bien, no es lo correcto, no puedes-.

Afortunadamente para el ángel, era fin de semana y no vería a Crowley hasta el lunes, no sabía cómo podría volver a mirar a la cara a su amigo, pero al menos podría evitar encontrase con el por dos días.

El resto del fin de semana hizo todo lo posible por distraerse para evitar pensar en esto y en Crowley.

Por su parte Crowley había pasado su fin de semana como de costumbre cuidando de sus plantas en casa, se podría decir que el pelirrojo era toda una señora de las plantas, las cuales eran las más bellas que cualquiera pudiera ver, pero no precisamente por lo que la gente suele hacer de hablarles bonito y con dulzura.

De hecho en el caso de Crowley era todo lo contrario, constantemente las amenazaba con que si veía una sola mancha en ellas las iba a desechar lo cual funcionó bastante bien ya que todas y cada una de sus plantas era simplemente magnífica la vista.

Había pensado ir a visitar a Aziraphel pero al final decidió no hacerlo ya que lo vería en dos días, y además pensó en escribirle o llamarle por teléfono pero había recordado que hasta el momento no habían intercambiado sus números de celular por lo que claramente no podría escribirle así que lo primero que decidí hacer el lunes al llegar a clases sería pedirle intercambiar sus números para así poder hablar cuando no estuvieran en la escuela.

*ay no qué hago, qué hago no sé cómo mirar a Crowley, simplemente no he podido olvidar ese ese sueño y me temo que al verlo voy a volver a recordar eso, además de que no está bien*.

Aziraphel no paraba de repetir esto en su mente no sabía qué hacer, quería huir para así no tener que enfrentarlo pero como todo en la vida las cosas tienen que seguir su curso.

Al voltear hacia la puerta pudo ver claramente la silueta del pelirrojo, el cual se acercaba con paso firme hacia su lugar el cual estaba justo a su lado.

-ángel-.

-Hola Crowley- le contesto muy nervioso y tratando de huir de su intensa mirada.

Para este punto Aziraphel ya estaba familiarizado con el apodo que le había puesto Crowley, el cual era Ángel, Crowley decía que le quedaba muy bien ademas de que su apellido era Angelus.

-Oye ángel, te noto extraño, pareciera que me estás tratando de evitar-.

Si era algo que crowley tenía era que es una persona muy perspicaz, le era muy sencillo leer a las personas y especialmente al peliblanco, ya que para él era una persona sencillamente transparente, no era muy bueno ocultando cosas, y mucho menos sus emociones las cuales se podían notar a simple vista.

-No, no es eso, em es solo que no pude dormir muy bien estos dias- *como si pudiera hacerlo con ese sueño que tuve*.

-A propósito ya que lo recuerdo, dame tu número de teléfono, quiero tener tu número ángel-.

Aziraphel le dio su número de celular a Crowley, y luego empezaron las clases la hora del almuerzo la cual estuvo callada por parte de Az, no hablaba mucho así que básicamente el que habló fue Crowley, aunque normalmente solía ser al revés.

Tan pronto como caen las clases Azira salió despavorido en dirección a su casa justo como el primer día cuando conocí a Crowley y pasó lo de la cafetería.

Que a propósito luego de que Crowley le rompiera la nariz a aquel sujeto de un golpe dejaron de molestar a Aziraphel.

-ya llegue-.

...

*En fin, no es extraño que no allá nadie en casa*.

Pling~ pling~

-Por Dios es Crowley-

"Aziraphel¿por qué te fuiste tan rápido?"

"Lo siento, pero mis padres me pidieron que volviera pronto a casa, es por eso".

-si, claro, como no-.

"Tengo que irme ya que me están necesitando".

"Esta bien hablamos luego Aziraphel".

Un poco más tarde Aziraphel escucho la puerta a reírse lo que significaba que sus padres habían regresado.

-No puedo creer, lo mal que está la juventud de hoy en día, como es posible que estén haciendo marchas celebrando el que sientan atracción a alguien de su mismo sexo, ¡Que aberración!-.

-Tienes razón cariño, es un pecado realmente enorme el que están cometiendo, lo mejor que podemos hacer es rezar para que todos ellos entren en razón y se arrepientan-.

Mientras sus padres hablaban Aziraphel escuchaba todo lo que decían desde la planta superior de la casa, y el oír esto hizo que se sintiera aún peor con sigo mismo, tenían razón lo que había soñado era un pecado grave, era algo que no podía ser.

-No podría lidiar con que mi hijo resultará con esa enfermedad, como su madre me avergonzaria, pobres de sus padres que no enseñaron a sus hijos correctamente el camino del bien-.

Esto último le callo como un balde de agua fría a Aziraphel, haciendo que otra vez se sumiera en una depresión la cual desde hace unos días no había sentido.

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