Fallen leaves

Capítulo 2.

Me llevo el teléfono al oído y espero a que Penélope conteste.

Primer tono.

Segundo tono.

—¿Jane? ¿Ya estás aquí, linda?—Su alegre voz me da la bienvenida al otro lado de la línea.

—Eeeh. Sí. Yo...—Me siento algo rara en medio de este lugar tan formal.—Estoy en la entrada del edificio que me dijiste.

—Oh, sí, sí. ¡Ya van por tí! Espera a un chico delgaducho que viste como un nerd...él te va a guiar hasta mí. Ya debe estar llegando.

—Claro. Gracias.

Cuelgo el teléfono y lo golpeo contra mi palma una y otra vez mientras observo a mi alrededor. Hay un montón de autos y camionetas negras en la entrada, a lo lejos se pueden ver más edificios, aunque no son tan altos como este. Este lugar me recuerda a una universidad.

—¿J-jaaa...-Jane?

Me sobresalto al escuchar a un chico detrás de mí. Doy media vuelta y me encuentro con el chico que describió Penelope. No mintió cuando dijo que lo reconocería rápido. No viste como un nerd, más bien tiene un estilo muy personal.

—¡Hola!—Le extiendo la mano, pero no me devuelve el gesto, solo baja la mirada a ella y luego la vuelve a subir.—Eeh. Sí. Soy Jane.

Creo que no debí hacer eso. Seguro quedé como una tonta frente a todos estos agentes.
Justo cuando voy a bajar la mano, él me sorprende estrechandomela.

—Soy el doctor Spencer Reid. Yo... Soy Spencer.—Me sacude la mano de arriba a abajo varias veces.—Quiero decir, soy el doctor Spencer Reid. Peor tú me puedes llamar Spencer.

No puedo evitar reirme mientras le suelto la mano. Spencer hace lo mismo y ambos nos miramos a los ojos. Es atractivo, y los lentes no le hacen ver mal. Le quedan muy bien.

—Mucho gusto, Spencer.

—García me envió...—Parpadea varias veces. Duda un momento.—Sí.. Ella...—Penelope te está esperando arriba.

—¿García?

Penélope. Es Penélope García.

—Oh, entiendo.—Hago una gesto desdeñoso con la mano.

—Eeem. Sí...—Mete las manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones.—Vamos.

Entro al edificio detrás de él, y una vez que me dan mi identificación de visitante, pasamos directo al elevador.

Miro de reojo a Spencer mientras esperamos el ascensor, su cabello le llega hasta el cuello y observa con concentración las puertas del elevador en una mala postura.

Tiene apariencia de ser de esos chicos que a medio beso van a saltar un dato súper curioso sobre la teoría de la relatividad o alguno sobre el ser humano y los millones de bacterias que tenemos...

El sonido del elevador me saca de mis pensamientos de un tirón, sacudo la cabeza para alejar esos pensamientos y entro al ascensor seguida por Spencer.

—¿Me dijiste que eres doctor?—Le pregunto mientras oprime el botón. Asiente.—¿Un doctor tan joven?

—Son doctorados.—Aclara. Se recarga en la pared del ascensor, a mi lado, y se aclara la garganta.—Tengo tres doctorados en química, matemáticas e ingeniería. Y tengo un máster en psicología y sociología.

—¿Qué edad tienes?

—Veintitrés. Dentro de poco veinticuatro.

Solo dos años mayor que yo.