Capítulo 9.

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Me detengo de golpe justo frente a la oficina de Gideon, con mi mochila colgando de mi hombro

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Me detengo de golpe justo frente a la oficina de Gideon, con mi mochila colgando de mi hombro. ¿En serio escuché eso? Me quedo quieta y guardo silencio, esperando escuchar de nuevo ese sonido, pero no vuelve a pasar. Sacudo ligeramente la cabeza, debo estar imaginando cosas que no son. Me dispongo a continuar con mi camino a la salida, sin embargo, otra carcajada hace eco en el lugar. Vale. Eso ya no es parte de mi imaginación. Gideon se está riendo solo en su oficina.

A pasos lentos y, conteniendo la respiración, me acerco a la puerta entreabierta para husmear un poco en la habitación. La luces están apagadas, y sólo la ilumina la imagen que el proyector proyecta en la pared frente a su escritorio. Frunzo el ceño interesada y muevo el cuello para ver un poco más...

—¿Jane?

Doy un brinco en mi lugar y me vuelvo hacia Spencer con la mano sobre el corazón.

—Spencer.—Trato de hablar bajo.—No hagas eso, me asustas.

Se encoge de hombros y frunce los labios.

—¿Estás husmeando en la oficina de Gideon?

Juro que quiero tomarlo de ese delgado y largo cuello que tiene y sacudirlo por hablar tan alto.

—No...

—¿Jane? ¿Spencer?—Cierro los ojos con fuerza, apenada, al escuchar a Gideon detrás de mí.—¿Por qué siguen aquí? Creí que ya se habían ido.

Spencer me mira y frunce el ceño, realmente confundido, antes de mirar a Gideon.

—De hecho, yo ya me iba..., pero encontré a Jane aquí...

—Lo estaba esperando.—Lo corto antes de que me delate, y giró sobre mis talones para ver al agente Gideon recargado sobre el marco de la puerta, analizandonos.—A Spencer.

Gideon eleva las cejas, divertido, y asiente con la cabeza. No estoy segura de que me esté creyendo, porque estudia el comportamiento humano y eso, y ahora mismo no puedo verlo a los ojos. Eso debe decir mucho de mí.

—Gideon.—Dice Spence, preocupado.—¿Por qué sigues aquí? Deberías ir a casa a descansar, hoy fue un día muy largo.

Oh, sí. Ayer viajaron a Los Ángeles, al parecer un tipo que fingió ser un repartidor entró a la casa de una actriz famosa y la asesinó a ella y a su prometido. Lo único que tenían es que él tipo usó un casco de motociclista. No quise ahondar más en el tema, siempre evito no involucrarme mucho en los casos, pero, hay algo que me inquieta, y es que Spencer está raro conmigo desde que llegó de ese viaje.

—¿Tienen algo que hacer?

La pregunta de Gideon llama mi atención. Alzo la vista a él, luce cansado, sin embargo, hay un brillo de diversión en sus ojos.

—Descansar.—Dice Spencer detrás de mí.—Y tú deberías hacer lo mismo.

—¿Jane?

—Lo mismo.—Murmuro, extrañada.

Fallen leavesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora