Capítulo Treinta Y Nueve.

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Jane.

—Sal un rato se tu cabeza, Spence

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—Sal un rato se tu cabeza, Spence. Solo diviértete y disfruta el momento.—Con las manos en sus mejillas, busco su mirada llena de preocupación y miedo de fallarle a Morgan y a su equipo.—¿Sí? Puedes hacerlo.
—No estoy seguro...

—Yo sí. Confío en tí... Bueno.—Miro mi vientre de dieciséis semanas.—Confiamos en tí. Ve a patearles el trasero a esos presumidos del servicio secreto.

—¡Jane!

No puede evitar echarse a reír y de inmediato lo siento más relajado. Nos miramos unos segundos más, antes de que Morgan lo llame y corra a la cancha. Spencer al fin decidió venir de último momento al partido de softbol... Bueno, en realidad yo lo convencí de hacer esto.

Suspiro, viendo como Morgan le da instrucciones con un brazo sobre el hombro de Spencer y él lo escucha con atención.

—Vamos, Jane.—Siento una mano en mi hombro.—García te reservó un buen lugar.

—¡Vamos, tía Jane!

Me vuelvo a Jack con una mano sobre mi pequeño vientre, y sonrío con ternura cuando señala un lugar vacío a su lado en la última grada. Ahí están todos: Alex, Hotch, García, J.J y Henry. Subimos con Rossi a las gradas y tomo mi lugar entre Jack y García.

—Mi papá me contó que tendrás un bebé. ¿Dónde está?—Pregunta feliz, curioseando a mi lado como si esperara encontrarlo.

—Aquí.

Toco mi vientre con las dos manos, y Jack arruga la nariz viendo mi estómago.

—¿Cómo llegó ahí? ¡Te lo comiste, tía Jane!

—No, claro que no me lo comí. Aquí creció, Jack.

—¿Y estará cómodo? Tía, eres muy delgada, y tu estómago es muy pequeño...

—Irá creciendo con el tiempo.—Le contesto relajada. Estoy acostumbrada a escuchar este tipo de preguntas todo el tipo.—Muy pronto vas a ver como mi estómago crece como si tuviera un balón de fútbol como el que tú usas para jugar.

—¿Cómo llegó ahí?—Se asoma Henry sentado en las piernas de su madre. J.J solo abre la boca, divertida, y me da una mirada de: te lo dejo a tí.

—Heem…Bueno...

—El tío Morgan dijo que tendrás un bebé de París...—Ladea el rostro, confundido.—¿Pero cómo? ¿En París hay una fábrica de bebés?

—Mi papá me contó que es la cigüeña quien trae a los bebés.—Mira a Hotch.—¿Verdad, Papi? Me dijiste que a mí me trajo la cigüeña... ¿O no es cierto?

—Claro, amigo.—Hotch sonríe y le despeina el cabello a Jack con cariño.

—Una cigüeña se paró en el estómago de Jane y así llegó el bebé hasta ahí.¯Hoch se echa a reír por la respuesta tan creativa de Rossi.—¿No es así, Jane?

Fallen leavesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora