Capítulo 17.

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El viaje se hizo tan corto, y la visita al hotel mucho más. Es increíble lo rápido que puedes sentir que pasa el tiempo cuando disfrutas del momento.

—Creo que mejor... ¡Disculpe!

Veo con el ceño fruncido como Spencer llama a una de las enfermeras qué pasa frente a nosotros. Una mujer de mediana edad vestida de blanco.

—Doctor Reid, ¡qué sorpresa!—Nos muestra una amplia sonrisa que parece ser sincera.-Veo que vienen acompañado. ¿Es su novia?

—No..

—¿Le puede entregar esto a mi mamá?

La enfermera fija la mirada en el libro que Spencer saca de su maletín, confundida.

—¿No prefiere dárselo usted mismo?

Spencer ve detrás del hombro de la enfermera, dónde está la sala del hospital. Desde las puertas dobles abiertas de par en par se puede ver a una mujer rubia, con el cabello corto sentada frente a la ventana. Es imposible que nos vea, porque está de espaldas.

—N-no... Yo... Creo que mejor vendré en otra ocasión...¡Sí! Mejor. ¿Se lo puede entregar? Es de sus autoras favoritas...

—Insisto, Doctor Reid. Tiene días buenos y días malos, y acaba de pasar unos malos... Le hará bien verlo...

Cansada del estira y afloja qué esos dos se traen, respiro hondo y, cuando menos lo siento, ya estoy cruzando la puerta de la sala de descanso. Spencer me sigue, sin saber lo que haré.

—¡Señora Reid!

Todos en la sala se quedan en silencio con su atención sobre mí, y otros observan como la mujer frente a la ventana se pone de pie y da media vuelta, buscando a la persona que la ha llamado por su nombre. Su expresión seria y de confusión es reemplazada por una sonrisa de alegría al ver al chico parado detrás de mí.

—Spencer.—Susurra, antes de empezar a caminar hacia nosotros, porque Spencer no se mueve para nada.

—Vamos, Spence.—Le doy un codazo en el costado para que reaccione.

Y parece funcionar, porque sale de su letargo y camina para encontrar a su madre y fundirse en un abrazo.

Pasan unos minutos antes de que ambos se vuelvan a mí.

—Mamá, quiero presentarte a alguien...

La madre de Spencer me observa con interés, a pesar de que Spencer dijo que tiene problemas mentales, ahora mismo parece una mujer muy cuerda e inteligente.

—¡No puedo creerlo! ¡Es tu novia!—Exclama al mismo tiempo que me rodea con sus brazos.—Mi Spencer tiene novia, es maravilloso.—Dice cuando nos separamos.

—Mamá...

No lo deja hablar. Se vuelve a él y me señala de manera despreocupada.

—Ella es muy bonita...—Me mira, como para asegurarse de que la escuche.—Tú eres muy bonita.

—Gracias, señora...

—¡Nada de señora, por favor! Llámame Diana.

—Es Jane, mamá.—La corta Spencer, apenado.—¿Recuerdas que te hablé de ella? Mi amiga del trabajo.

Diana abre la boca, sorprendida, y me brinda una mirada de disculpa.

—Oh... Spencer me ha hablado mucho de tí. Perdón, linda. Es solo que, como siempre escribe sobre ti en sus cartas yo creí que ya te había pedido ser su novia...

—Mamá...—Masculla Spencer, sonrojado.

Yo sonrío, con malicia. Y como ya estamos en confianza con Diana, entrelazo su brazo con el mío y le pido que me cuente lo que dice sobre mí en esas cartas.

Fallen leavesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora