Capítulo 4.

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Las puertas del ascensor se abren y salgo corriendo con la mochila colgando de mi hombro. Ya llevo dos semanas en este extraño trabajo, y es increíble porque todo el equipo me recibió muy bien. Estoy segura de que cada uno investigó hasta mi talla de calcetines, pero no importa porque no tengo nada que ocultar.

—¡Ouuu!—Me encuentro a Morgan en la entrada del departamento.—¡Hola, muñeca!

—Hola, papel.—Me detengo agitada y sonrío.—Se te cayó el bombón en el que venías envuelto.

—¡Ooooh! Chica,—Sonríe orgulloso y me señala con el vaso de café que lleva en la mano.—ese es bueno. Ya estás aprendiendo.

Suelto una risita y sacudo la cabeza mientras me acomodo la mochila sobre mi hombro con mi mano libre. Llevo una pequeña caja azul con un lazo rojo y una nota prendada al papel.

—¡Estoy aprendiendo del mejor!—Le guiño un ojo y me dispongo a caminar.

—¿A dónde vas tan apurada?—Mete una mano en su bolsillo y le da un trago al café mientras me mira con ojos acusadores.

Me acerco a él, y miro a nuestro alrededor para asegurarme de que nadie nos espíe, o mejor dicho, que Spencer no nos vea.

—Escuché que alguien cumple años.—Artículo de manera confidencial. Vuelvo a dar una miradita nada discreta alrededor, asegurándome de que el objetivo no salga de la oficina del agente Gideon—Y las chicas y yo planeamos una fiesta sorpresa para él. ¿Te lo dijeron?

—Vaya... ¡Pero claro que sí!—Exclama, rompiendo todo el misterio que había creado. Le doy una mirada de advertencia y el rápidamente se pone serio.—Oh, claro, claro. ¿Tienes listo el paquete?

Se refiere al pastel. Yo misma lo horne porque amo cocinar y, y las fiestas de cumpleaños. Me emociona mucho organizar fiestas y comprar regalos.

—Oh, sí, sí. Claro.—Asiento varias veces, muy emocionada—Está allá abajo. J.J lo traerá en un momento...

—Verá, este tipo de asesinos se caracteriza por mostrar conductas violentas o...

Spencer sale de la oficina con el agente y Morgan y yo nos ponemos rectos. Intentando disimular nuestra conversación.

—¡Sí! ¡Nos vemos después, Jane! ¡Tengo que trabajar!

—Morgan, guarda silencio. Estás siendo muy obvio.

Gracias a Dios Spencer solo nos lanza una mirada de desinterés y camina a su escritorio mientras lee unas carpetas. Respiro aliviada y dejo a Morgan ahí para acercarme a Spencer con las manos a mi espalda.

—¡HOLAAAA, SPENCE!

Spencer se sobresalta en su asiento y deja caer la carpeta de golpe sobre el escritorio. Se lleva una mano al pecho y cierra los ojos un momento para respirar hondo.

—Jane.—Los abre y suspira.—Me asustaste. ¿Sabes la cantidad de personas que fallecen por infartos agudos al miocardio?

—Mmm. No.—Hago una mueca.—Peeeeero lo que sí sé es que hoy es el cumpleaños de alguien. ¿Te das una idea?

Esbozo una gran sonrisa y escondo el regalo detrás de mi espalda. La mirada de Spencer brilla de curiosidad y estira el cuello a ambos lados de mí intentando ver lo que escondo.

—¡Yo cumplo años hoy!

—¡Sí!

—¿Tienes un regalo para mí?

—Tal vez...—Sonrío y ladeo la cabeza.—¿Te gustan los calcetines amarillos?

—¿Calcetines amarillos?—Pregunta ceñudo.—¿Qué tiene que ver eso con mi cumpleaños?

Fallen leavesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora