El nivel de preocupación de Nick había aumentado al pasar los días. Su novio Charlie no contestaba los mensajes ni lo iba a visitar.
Una semana.
“Charl ¿Estás ahí?”
“¿Salimos Charl?”
“¿Estás bien?”
Mensajes recibidos pero no vistos ni contestados.
No podía mantenerse tranquilo. Necesitaba saber como estaba su novio.
Eran las 3 am. ¿Algo temprano? Si, pero necesitaba saber de Charlie lo antes posible, ya no aguantaba más. Se calzó sus vans y en pijama corrió a casa de la familia Spring.Tocó el timbre. Una de las luces de la entrada se encendió y fue recibido por Tori, hermana del rizado.
—¿Qué haces aquí? ¿Sabés la hora que es?—Nick solo mantenía su rostro de preocupación y respiraba agitado por correr —entra, es tarde.
—gracias Tori.
—no hables fuerte, están todos durmiendo —sostenía un vaso con refresco.
—¿Y Charlie?
—bueno... él está bien—La chica habló nerviosa.
—no te creo ¿En serio está bien?
—mierda—se sentó en silencio en el sofá. Nick seguía de pie—él me hizo prometer que no te contaría lo que sucedió, no quiere molestarte o asustarte.—suspiró. El rubio tomó asiento a un lado de Tori, escuchando atento—¿Puedo confiar en que no vas a hacer un escándalo?
— confía en mí—mintió.
—la semana pasada Charlie tomó un blister de quetiapina, la medicación para la esquizofrenia. Se desmayó— jugaba con su vaso—bajaba por las escaleras y se cayó y pues —la voz se le entrecortaba—aún no quiere contarnos por qué lo ha hecho—una lagrimita recorría su mejilla.—y bueno, nosotros queríamos contarte pero el prefirió dejarlo así para no preocuparte.
—¡¿Esta loco?!
—shh
—lo siento.... es que ¡Es que! No puedo ¿Cómo se le da para ocultarme eso? —se levantó del sofá—¿Dónde está ahora?
—en un hospital psiquiátrico.
—dios mio.
—tranquilo, no eres el único a quién a decidió no contarle. Relájate, ya pasará todo es...—
—necesito verlo—se cruzó de brazos mientras su mirada estaba clavada a un lugar de la sala.
—Nick—Tori también se hizo de pie—Nick, mírame —el rubio no quería que lo viera llorar pero dió por mirarla—podemos hacer algo, si quieres.
—¿Qué?
—son casi las 4 de la madrugada. El hospital abre a visitas a las 8 luego de que los pacientes desayunen.
Podemos decirle a mi padre para ir— dejó su vaso en la mesa ratona y lo tomó al chico de los brazos dándole ánimos —vamos, todo estará bien. Se que Charlie me va a odiar pero—rió—lo amas y quieres verlo. Por eso te lo conté.—si, necesito verlo—secó sus lágrimas con la manga de su pijama con una débil sonrisa.
—deberias cambiarte ¿Pasamos por tu casa?—juntó su bebida.
—dejé una tanda de ropa aquí, con eso me arreglo.
—iré a despertar a mi padre, tu cámbiate—se retiró del living.