.Zadckiel.
Particularmente, sus días habían transcurrido llenos de calma. No había recibido ningún problema, queja o protesta por parte de la princesa a quien mantenía segura en su habitación. Pese a estar completamente enterado de su desesperación.
Se podría decir que jamás se imaginó tener una pricionera tan fácil de dominar como ella. Hacia varias semanas había olvidado el tono dulce, angelical y sereno de su voz; hacía días persivía en ella una mirada completamente apagada; hacía días que no veía más que la sombra de esa princesa intrépida y valiente que él había conocido. Ya no había nada de eso, y se dió cuenta finalmente aquel día, ese dónde él logró impedir aquel acto de cobardía absoluta.
No lograba comprender completamente cómo su captura había jugado un papel tan crucial en la vida de la chica como para cometer tal acto. Uno que, gracias a los dioses, había logrado impedir. Era una tontería pensar que por su imprudencia y temor todos sus planes se vinieran abajo. Pero, aunque ya estaba escrito en su plan, no podía deshacerse de aquella intrépida joven, no sin antes cumplir sus cometidos. No sin antes traer al mundo a su primer heredero, luego de culminar con la guerra que pronto se haría presente.
En esos momentos, en el reino de Ikary, el rey Dattmon había estado rumiando una decisión que podría cambiar el curso de la historia como se venía conociendo hace años. Después de años de una complicada tregua y paz inestable con el reino vecino de Armar, sentía que era hora de tomar medidas drásticas. Dattmon había llegado a la conclusión de que era necesario iniciar otra guerra contra Armar y su rey Evander. Otra rebelión daría comienzo.
El rey Dattmon convocó a su consejo de guerra en la salón de reunion. Cinco hombres de pie rodeando la gran mesa, dónde un enorme mapa adornaba la lisa madera. Entre los presentes se encontraba Zadckiel, un soldado leal que había traicionado a Armar recientemente y que ahora se encontraba al servicio de Dattmon; Astor, uno de los principales guardias que lideraba a los hombres de Ikary. Decko y Thex, dos guardias al mando de Zadckiel, quienes ahora lucian el rojo uniforme de la guardia de Ikary. Y por último, el rey, quien con una pequeña espada apuntaba un punto sobre el mapa frente a todos.
-Nos llegaron informes, el ejército de Kemp envió más hombres a los terrenos de Armar-dijo transando una línea desde donde se encontraba el palacio de Kemp hasta Armar cruzando la ilustración del mar-La armada de Armar y el ejército de Kemp se están aliando para combatir en nuestra contra.
-No es novedad, majestad-opinó Zadckiel con ambas manos sobre la mesa-Kemp sería el primer refuerzo que pediria el rey Evander en situaciones como estas.
-Eso es bien conocido. Pero de igual manera, con mi ejército y los guardias que te acompañaron, nuestras tropas crean un gran número.
-Con todo respeto, majestad-agregó el guardia de nombre Astor-Los números no son los vencedores en una guerra, y es bien conocido el potencial que muestran los hombres de la armada-murmuró pasando su mirada hacia los dos guardias que no habían levantado su vista en ningún momento.
El rey, sin ningún asomo de preocupación, se enderezó.
-En este caso, aprovecharemos ese potencial.
-Asi será, su majestad-respondió Zadckiel, por él y los otros dos chicos.
El consejo de guerra se sumergió en una discusión sobre estrategias y tácticas para la inminente guerra que se daría en los días venideros. Se compartió información valiosa sobre las debilidades de Armar, proporcionados por Zadckiel, y con la mente de todos juntos trazaron un plan audaz para la conquista de su territorio. Pese a que la ausencia de dos voces se hacia notar.
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CORONA DE SANGRE {Los cuatro reinos #2}
FantasyReinar no es solo llevar una corona, es soportar el peso de un reino sobre los hombros, donde cada decisión puede forjar o destruir. Es caminar la delgada línea entre la justicia y la compasión, enfrentando tormentas que pocos comprenden, con una fo...