.Hizzan.
El viento se abrazaba a su rostro, el olor a tierra mojada inundaba su nariz, el relinchos de los caballos, los metales y el acero chocando entre si llegaban a sus oidos. Mil sensaciones llegaban a su interior.
En el campo de batalla una mezcla abrumadora de emociones invadió su ser. La ansiedad, desesperación y el miedo se entrelazaron con la determinación y el deber. Su corazón latía con fuerza, consciente de la gravedad de la situación, mientras miraba a su alrededor y veía a sus camaradas preparándose para la guerra.
La incertidumbre del resultado y la tristeza por lo que estaba en juego pesaban sobre sus hombros, pero también sentía un profundo sentido de camaradería y un deseo ferviente de proteger al reino, y sobre todo, rescatar a su amada. Estaba listo para enfrentar el desafío, pero no podía evitar sentir el peso de la responsabilidad que le esperaba en el campo de batalla.
Los soldados de la armada y el ejército de Kemp se habían esparcido estratégicamente por el campo, desplegando una formación que reflejaba años de entrenamiento y experiencia. En el centro, el grueso del ejército se alineaba en una formación defensiva, con sus escudos elevados y lanzas listas para enfrentar al enemigo. A ambos lados, grupos de arqueros se posicionaban en elevaciones estratégicas, listos para disparar sus flechas mortales contra las fuerzas adversarias.
Las unidades de caballería, ágiles y veloces, flanqueaban las filas principales, preparadas para realizar cargas devastadoras o emboscar al enemigo desde los costados. Además, pequeñas unidades de exploradores y emboscadores se ocultaban en terrenos escarpados y boscosos, listos para llevar a cabo ataques sorpresa y emboscadas estratégicas.
Esta disposición táctica demostraba la habilidad y la disciplina de la armada, buscando maximizar sus ventajas y protegerse de los embates del enemigo en el campo de batalla.
Liderando a todos los hombres, los reyes del sur y el oeste se habían posicionado frente a las tropas en compañía de Hizzan, a un lado del rey Evander, y Galen, a un lado del rey Dhoss. Las armaduras chocaban contra el acero de las espadas que los cuatro resguardaban sobre sus cinturones. Se encontraban sobre sus caballos mientras esperaban al mensajero.
El mismo había avanzado hacia el centro vacío del gran campo a encontrarse con el mensajero de Ikary. Completamente alejados de ambos grupos.
Debía admitir que el sentimiento de incomodidad comenzaba a hacerse presente en su interior. Veía a los soldados de Ikary posicionados a lo lejos, eran un número demasiado extenso, pero sus preocupaciones no iban en los números. A lo lejos veía tres figuras alejadas del resto del grupo, liderando. Y no le hizo falta estar tan cerca para saber de quién se trataba. Dattmon, Hizzan, y el que pensó, debía ser Astor. De solo verlos a lo lejos hizo crecer toda la ira que había ido acumulando durante tantos días, una que utilizaría solo para un propósito.
Ambos mensajeros, luego de un largo rato de haber estado hablando entre ellos, habian comenzado a alejarse y volvían cabalgando velozmente hacia sus respectivos reyes. Un par de minutos después vió llegar al mensajero frente a ellos en su caballo.
—¿Y bien?—preguntó Evander cuándo llegó.
—Es lo mismo, majestad, para ellos la única forma de evitar todo esto es aceptando la rendición y su renuncia al trono.
Hizzan sintió como sus manos se tensaban al apretarlas con fuerza contra las riendas de su caballo, y podía observar lo mismo de parte de Dhoss y Galen. Pero Evander observaba sin ninguna pisca de asombro o enojo al mensajero.
—Expresaste con certeza nuestra opinión, ¿No es así?—dijo el rey al mensajero mostrando una altitud y serenidad que daba escalofríos.
—Si, su majestad.
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CORONA DE SANGRE {Los cuatro reinos #2}
FantasyReinar no es solo llevar una corona, es soportar el peso de un reino sobre los hombros, donde cada decisión puede forjar o destruir. Es caminar la delgada línea entre la justicia y la compasión, enfrentando tormentas que pocos comprenden, con una fo...