Capítulo 25

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Soy la conductora hoy, dirigiéndome a casa de la chica que cada día me cautiva un poco más. Estaciono en su garaje y subo hasta su casa. En cuanto abre la puerta, no puedo evitar sonreír embobada, ya que hemos decidido ponernos matching outfits y llevamos exactamente lo mismo, con blazers de colores diferentes.

—Te ves increíble. —Me acerco a ella, rodeando su cintura y besando sus labios una y otra vez, hasta que se aparta quejándose del maquillaje.

—¿Vamos en tu coche?

—A pie, está cerca. —Hace un puchero al que no puedo resistirme, besándola.

Caminamos por las calles del centro, con mucha gente por todas partes. Me encantaría decir que vamos tomadas de la mano, pero ya nos fotografiaron una vez y no queremos que se repita ni que invadan nuestra intimidad. Aunque me toca actuar varias veces como fotógrafa con fans que nos encuentran en la calle, bastante intensos. Agradezco mentalmente a quienes la reconocen pero prefieren no interrumpir.

A medida que nos acercamos al lugar, empiezo a distraer a Chiara para que no se dé cuenta de dónde estamos, y cuando llegamos a la puerta, aún no ha captado el lugar. Señalo el cartel.

—¿El musical de Chicago? Dios, Vivi, I love it, is the best date in the world. —Me rodea con sus brazos y me da un beso en la mejilla, sorprendida por la efusividad. —Gracias, te quiero. —Las palabras salen de su boca, dejándome momentáneamente aturdida, incapaz de repetirlas, aunque parece que no se ha dado cuenta porque no dice nada.

Ingresamos al lugar, y uno de los empleados nos lleva a nuestros asientos, en la tercera fila.

—Es lo mejor que pude conseguir con tan poca antelación.

—Está genial, eres increíble.

El musical comienza, y aunque intento concentrarme, no puedo evitar repetir en mi cabeza las palabras que Chiara me dijo antes de entrar. Ella nota mi distracción, y en un momento de descanso entre escenas, se gira hacia mí y me aborda.

—¿Qué te pasa? —Su voz refleja preocupación, y se intuye la razón.

—Nada, nada, no te preocupes. —Sonrío intentando parecer convincente. En cuanto comienzan a cantar, ella vuelve a centrarse en la obra, uniéndose al coro.

La miro fascinada y sonrío como una tonta. Ella me devuelve la mirada y sonríe, algo avergonzada por la forma en que la estoy observando.

—¡Vivi! Cell Block Tango. —Comienza a cantar suavemente, sin querer llamar la atención, y me anima a seguirla, cantando las dos juntas. Al terminar la canción, me da un rápido beso y encoge los hombros, como diciendo que no ha podido evitarlo.

Un tiempo después, el musical concluye, y salimos antes de que la multitud comience a aglomerarse. En esta ocasión, sin preocuparnos demasiado, vamos con las manos entrelazadas, sumidas en un silencio completo, hasta regresar a su edificio.

—Vivi... —Me llama con cierta inquietud.

—Hablamos arriba. —Le digo con una seriedad marcada por la cantidad de pensamientos que mi mente está procesando.

Una vez arriba, noto que está algo angustiada, sentada en el sofá y tocándose el pelo nerviosamente.

—Vivi... yo... te lo he dicho, y tal vez sea un poco temprano, no sé, no quiero presionarte, ¿de acuerdo?

Me siento a su lado, observando al vacío, reflexionando sobre sus palabras. A pesar de que no demuestro ningún indicio de querer devolverlas y de lo angustiada que está por mi reacción, ella reafirma sus palabras sin presionarme.

Tomando sus manos, suspiro y finalmente la miro a los ojos por primera vez desde que llegamos a su casa. Sus ojos verdes me miran, a punto de desbordarse, pero ella trata de ser fuerte para no incomodarme. Me acerco más a ella y llevo una mano a su cara, apreciando su belleza. Con la otra mano, la atraigo hacia mí, sentándola ahorcajadas. Notando su indecisión sobre qué hacer con las manos para no invadirme, sonrío levemente y tomo sus dos manos, colocándolas suavemente en la zona de mi cuello.

Harmony in WhispersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora