Capítulo 8

3.9K 206 24
                                    

El día ha comenzado genial. Mi jefe me ha felicitado por lo bien que está yendo la pequeña entrevista de la pelinegra en Spotify, he salido a hacer ejercicio, he comido en un japonés y me he podido echar una siesta. Por no olvidar que hoy vuelvo a ver a la cantante.

Mejor imposible.

Ahora estoy esperando a cierta guiri para que llegue a mi casa. Hemos quedado con Martina aquí ya que es un lugar que conocemos todas, y creemos que es lo menos incómodo.

La primera en llegar es Martina, que aparece diez minutos antes de la hora acordada. Nos saludamos con un abrazo después de tanto tiempo sin vernos.

La conocí el año pasado en un bar de ambiente y estuvimos un tiempo liadas. Tras unos meses me enteré que tenía novia y dejé de hablarla, no por mí, si no porque no soy una persona que esté a favor de los cuernos y mucho menos de ser la amante de nadie. Ahora solo somos conocidas que se ayudarían si alguna vez necesitan algo.

—Hola, ¿qué tal? Mucho tiempo sin vernos.

—Hola, sí, bueno, las circunstancias. —Me toco el brazo intentando no ponerme incómoda.

—Oye, buen rollo, eh. No hay que estar incómodas.

—Claro. —A pesar de sus palabras, se nota la incomodidad en el aire. Es una de las pocas personas a las que no me gusta ver, pero son sacrificios que hay que hacer para contentar a la saltabalcones.

Veo que se acomoda en la mesa como si la casa fuera la suya. Levanta el maletín para ponerlo encima de la mesa y saca el portátil para empezar a organizar todas las viviendas que se ha preparado esta mañana.

—¿Quieres algo de beber? —Miro la hora esperando que Chiara toque el timbre en cualquier momento.

—Un vaso de agua, por favor.

—Claro. —Voy a la cocina y me preparo mentalmente para esta tarde. Realmente es una de las mejores en su trabajo, pero no sé si es la mejor de las ideas.

Le llevo el vaso de agua al mismo tiempo que suena el telefonillo.

—¿Sí?

—Em, ¿Violeta? —Me despego del telefonillo para reírme sin que me escuche.

—¿Quién?

—¿Me he equivocado? Soy Chiara... —Me quedo en silencio hasta que noto que se debe de estar muriendo de vergüenza y me empiezo a reír.

—¡Kiki! Pasa. —Me sigo riendo de ella hasta que la veo aparecer. Nunca la había visto con gorra y debo decir que está... genial.

—Eres tonta... me sentía tonta, pensaba que me había confós.

¿Ha mezclado catalán? Es adorable

—Perdón, ha sido muy gracioso. —Abro más la puerta sabiendo que un abrazo a modo de saludo va a ser imposible. —Pasa, ella está haciendo una llamada importante. Me ha dicho que usemos el ordenador, que en sus archivos está todo.

—Vale, guay. —Se sienta en el mismo lugar en el que estaba Martina anteriormente. Me siento a su lado en la silla poniendo un vaso de agua a mi invitada.

Se quita el abrigo y empieza a indagar por el ordenador abriendo los archivos de este. Nos miramos al ver que los nombres de todas las carpetas son rarísimas. Lo siguiente que ocurre es un desastre.

Chiara intenta expresar su desconcierto con las manos y termina tirando el vaso de agua encima del ratón, empezando a seleccionar y abrir los archivos que le da la gana. Lo que al principio son risas se acaba torciendo.

Harmony in WhispersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora