Capítulo 3

3.5K 197 17
                                    

Me despierto más o menos pronto. Me dispongo a hacer el desayuno, uno inglés, sobretodo para la chica que está invadiendo mi cuarto y que se levantará con una resaca de la hostia.

—Ey, eres tú.

Me giro para poder ver a la chica que ha estado durmiendo en mi cuarto. Veo que se ha puesto la ropa que le dejé en la mesilla anoche, supuse que no querría ir con el vestido que llevaba.

—Buenos días. Te he preparado el desayuno y una pastilla para la resaca. —Señalo la bandeja con su desayuno mientras me como la tostada.

—Sí, gracias. ¿Puedo preguntarte algo? —Asiento con la cabeza intuyendo lo que me quiere decir. —¿Qué hago en tu casa?

—Al parecer discutiste con... ¿Álex? Y no tenías ni idea de dónde te alojabas ni de dónde estaba tu móvil. De hecho no tienes bolso ni ninguna pertenencia.

—Genial. —Se sienta en el taburete y empieza a comer mirando a un punto fijo.

—¿Quieres llamar a alguien? Tengo el móvil aquí. —Niega con la cabeza lentamente.

—Necesito que se me baje el dolor de cabeza.

—Desayuna tranquilamente y tómate la pastilla. Puedes quedarte lo que necesites.

—Muchas gracias.

Me siento en el taburete frente a ella para terminar mi desayuno mientras la veo empezar el suyo. Después de un rato en un cómodo silencio, vuelve a preguntarme.

—¿Por qué me trajiste a tu casa? —Frunzo el ceño ante la pregunta.

—No tenías el teléfono ni... —Interrumpe mi explicación.

—¿Acoges a todos los borrachos que no saben dónde viven? —Me quedo mirándola. Realmente, ni yo entiendo por qué me tomé la libertad de traerla aquí.

—Nos encontramos y estabas desubicada. —Respondo con pausa. — Además, no eras cualquiera, eres la borracha que había entrevistado anteriormente.

Veo que frunce el ceño y sigue comiendo sin entender.

—¿Te parece mal que te haya traído?

— Oh, ¡no! No era en ese sentido. Te lo agradezco de verdad, no suelo beber y tengo poco aguante. No sé qué habría hecho. Es que me resulta raro que hayas tenido la confianza de traer a una desconocida a tu casa.

—No te preocupes por eso. No ha sido ninguna molestia.

¿Se pensará que quiero algo a cambio?

—Gracias, de nuevo. Y perdón por invadirte.

—No te preocupes.

—¿Puedo hacer una llamada?

—Claro.

Le extiendo mi móvil y marca un número de teléfono para ponerlo en altavoz, continuamos comiendo. Al tercer tono, la llamada es respondida.

—¿Qué pasa, Keeks? —Sonrío ante el mote que le ha puesto el chico.

Me levanto sin querer interrumpir y empiezo a fregar los platos mientras ella continúa hablando.

—Martin, perdí mi teléfono y todas mis cosas en el evento de ayer.

—Dios mío, eres un desastre. ¿Bebiste mucho?

—Tres copas de vino.

¿Tres copas de vino? Pues sí que tiene poco aguante.

—¿Y qué pasa? ¿Estás bien? ¿Voy a verte al hotel? Estoy con Rusli, con Bea y con Álvaro bastante cerca.

Harmony in WhispersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora