Capítulo 19

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Los días siguientes a la fiesta de bienvenida en la casa de Chiara han sido bastante complicados. De manera irónica, mi jefe me ha enviado a trabajar a Barcelona durante toda una semana, con la misión de rastrear a Aitana debido a un rumor sobre un posible nuevo single.

El martes, Kiki me llevó al aeropuerto temprano. A pesar de las reflexiones sobre la conversación con Denna, sus provocaciones durante toda la noche nos llevaron a una situación inevitable, quedándome a dormir en su casa.

Cuando llegué a Barcelona, extraviaron mi maleta, y pasé todo el día yendo de un lado a otro hasta recuperarla.

El miércoles, estuve ocupada trabajando todo el día, y lamentablemente, por la noche, el evento fue tan apresurado que no hubo tiempo para nada más, lo cual resultó frustrante.

En estos días tampoco he tenido muchas oportunidades de hablar con Chiara, ya que está inmersa en la preparación de su próximo álbum. Aunque ha mencionado que trabajar con la discográfica en Madrid se ha vuelto más fácil y que no está tan agobiada.

Por las noches, la comunicación es limitada, ya que ambas, tanto Chiara como yo, llegamos agotadas del trabajo y, a los pocos minutos, una de las dos se queda dormida al otro lado de la línea.

Por si fuera poco, Denna me comentó que cuando se fueron de la casa, Álex le preguntó si notaba algo extraño entre Chiara y yo, lo que me hizo sentir culpable al saber que Denna tiene que mentir por nosotras y, además, también estoy preocupada por la curiosidad del cordobés.

Ayer, jueves por la mañana, me encontré con el manager de Aitana. Logramos organizar una entrevista para esa misma tarde gracias a un amigo que tenemos en común, y aunque le repetí a Aitana lo mucho que lamentaba molestarla sin previo aviso, la entrevista resultó fácil y fluida. Como de costumbre, le ofrecí revisar la entrevista antes de publicarla.

Ahora estoy arreglándome para asistir a un evento que cuenta con la participación de varios artistas, mientras espero al compañero que me han asignado para que actúe como camarógrafo.

Llaman a la puerta justo cuando estaba lista para salir. Me encuentro con Edu, un colega con el que no coincidía desde hace tiempo.

—Violeta, ¡cuánto tiempo! —Nos abrazamos con nostalgia.

—Al menos hoy no será tan aburrido. —Comento con una sonrisa.

—Exacto.

El evento avanza, acompañado de las copas que Edu me proporciona. Llega un punto en el que ambos reímos por cualquier cosa, incluso al ver a Miguel Muñoz caerse, y aunque otras personas lo ayudan a levantarse, nosotros seguimos riendo sin poder levantarnos de la mesa.

Después, mi amigo sugiere ir de fiesta y acepto, ya que no tengo nada mejor que hacer al día siguiente.

Nos dirigimos a un reservado de una discoteca supuestamente conocida, donde nos encontramos con sus amigos. Al principio, todos parecen simpáticos, pero rápidamente se vuelven insistentes al intentar ligar conmigo.

Cojo el móvil y envío varios mensajes de voz al grupo que tengo con mis amigos, explicándoles la situación, lo aburrida que estoy rodeada de hombres y lo cansada que estoy de estar sola por Barcelona.

La siguiente persona a la que escribo es Chiara.

Kiki🩷

amwr
4:01
lps anigos d Edu estaa liando e conmiho
4:02
pwri TODPS JSJDHSJS
4:02

Poco después de enviarle los mensajes a Chiara, recibo su llamada con una expresión muy alegre.

—Kiki. —Dramatizo la última vocal con diversión.

—¿Qué estás haciendo? —Su tono es serio. —¿Violeta?

—Ven, princesa, ¿en qué estábamos? —Uno de los amigos bromistas se hace presente al ver acercarse a uno de los insistentes.

—Necesito colgar. —Guardo mi teléfono en el bolso y me uno a Sergio para escapar del grupo de amigos molestos y ebrios.

La noche avanza, y Sergio permanece a mi lado en todo momento, ahuyentando a cualquier persona que intente incomodarme.

Además, dado que él no ha ingerido ni una gota de alcohol, se ofrece a llevarme al hotel donde mi jefe me ha alojado. Sube conmigo hasta la habitación y me proporciona comida y agua hasta que empiezo a sentirme mejor y recobro la lucidez. A pesar de estar ambos agotados, aún no se ha ido a dormir por temor a que me suceda algo.

Lo veo sentado en la silla, sin camiseta debido al calor en la habitación, apoyado en sus codos y con la cabeza sostenida por sus puños, cabeceando constantemente. Justo cuando tomo la foto, abre los ojos y sonríe. Observo lo que he capturado y noto que mi intento de sorprenderlo ha sido nefasto.

Subo la foto a Instagram, en mejores amigos, con la siguiente frase: "Lo mejor de la noche".

—No conduzcas a estas horas. —Le advierto preocupada. —Puedes quedarte en el sofá, se abre como una cama.

—Me parece genial porque ya no aguanto más. —Y literalmente, dos minutos después de acostarse en el sofá, escucho un suave ronquido.

Me cambio de atuendo con calma después de ducharme para eliminar el olor a alcohol. Busco mi teléfono y lo conecto para cargarlo antes de seguir el ejemplo de mi amigo y recostarme en la cama. En cuestión de segundos, me sumerjo en un sueño reparador.

Horas después, un aroma delicioso me despierta, claramente proveniente de café recién hecho y tostadas. Al revisar la hora en mi teléfono, noto que ya son algo más de las once. Me arrastro somnolienta por la cama hasta encontrar mis calcetines.

Al acercarme a la mesa, veo que todo está preparado en dos bandejas para el desayuno. Decido capturar el momento y subir una foto a Instagram antes de ignorar todas las llamadas y mensajes.

—¿Sergio? —Abre la puerta del baño mientras se peina. —¿A qué hora habías quedado con tu marido? —Recuerdo una de nuestras muchas conversaciones.

—En dos horas. No te preocupes, voy bien de tiempo. ¿Desayunamos?

—El aroma a café me ha revivido.

—Lo suponía. —Desayunamos mientras me habla de Jorge, su marido, y escucha mis comentarios sobre la situación con Chiara.

Después de recibir muchos consejos, intercambiar números de teléfono y abrazarnos, me despido de él para seguir durmiendo, aunque antes decido revisar el móvil.

Miro las notificaciones y encuentro mensajes preocupados de mis amigos, a los que respondo rápidamente, ganándome algún insulto por aparecer tan tarde.

Después, observo varios videos en los que salgo bailando y perreando con Sergio en medio de la discoteca, subiendo el que más me gusta a mis historias privadas.

Finalmente, noto seis llamadas perdidas de Chiara y varios mensajes expresando su preocupación, pidiéndome que la avise al llegar al hotel.

Su último mensaje es una respuesta a la historia que subí anoche con Sergio en el hotel: "Ya veo que estás bien, gracias por avisar".

Chiara enfadada, la he cagado.

Harmony in WhispersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora