Capítulo 7

3.8K 202 10
                                    

Después de hablar durante muchísimo rato sobre anécdotas, música, amigos, familia y demás, bajamos a comer al restaurante. Debo decir que nunca había comido tan bien sin pagar nada, que hubiese tanta variedad y que todo estuviese tan rico.

Y ahora, estamos de nuevo en su habitación, tiradas en el sofá mientras vemos la primera película que hemos pillado en Prime Video. Bueno, yo intento prestar atención, pero la chica de mi lado se ha tumbado hacia el otro lado con una libreta y no para de escribir cosas con una manta en la cabeza.

—Oye, ¿quieres hacer otra cosa? —Pregunto ya sin poder contener la curiosidad.

—Dame un momento, que estoy escribiendo cosas importantes y luego no me acuerdo.

Continúa así durante toda la película hasta que se levanta hacia la habitación y vuelve con una guitarra y empieza a tocar una melodía que no había escuchado nunca mientras tararea algo que no había escuchado nunca. Minutos después vuelve a irse a la habitación y regresa con las manos vacías.

Podría verla hacer esto todos los días.

Tiene la voz más especial que he escuchado en mi vida.

—Perdona, es que cuando se me ocurren cosas no debo frenar la inspiración.

—No te preocupes.

—¿Puedo hacerte una petición?

—Teniendo en cuenta que no me fío mucho por la cara que estás poniendo... depende de lo que me pidas.

—¿Qué cara?

—Esa que pones siempre que estás tramando algo.

¿En qué momento sé identificar sus caras?

—Quiero que me cantes algo, lo que tú quieras, aunque sea corto. Te he escuchado antes en el coche y de verdad que me ha gustado mucho.

—No, ni de coña. —Me cierro en banda ante la idea.

—¿Por qué no?

—Me da mucha vergüenza.

—¿Y si nos sentamos las dos en el piano y cantamos algo juntas?

—Chiara...

—Ahora por llamarme así me lo debes...

Chiara me agarra del brazo y me lleva hasta la banqueta del piano. Nos sentamos juntas, tan cerca que nuestros cuerpos inevitablemente se tocan. Sus manos comienzan a acariciar las teclas, y la melodía de "Creep" llena la habitación. Al principio, solo la escucho tocar, absorbida por la armonía de su música.

Luego, comienza a cantar con una voz que envuelve el espacio. La conexión entre la melodía y su voz es asombrosa, como si hubiera creado un mundo aparte solo con la música.

Sin darme cuenta, me uno a ella en la interpretación, nuestras voces entrelazándose en una armonía única. Tres minutos después terminamos de cantar y nos quedamos viéndonos a los ojos, o quizás llevábamos mirándonos desde antes.

—¡Que guay! —La forma en la que alarga las vocales emocionada hacen que sonría como una tonta.

¿Pero cómo vas a ser así?

—Es increíble escucharte cantar en directo.

—Tu voz es súper guay. Me gusta mucho. ¿Te enfadarías conmigo si te digo que lo he grabado en el móvil? —Señala el móvil que nos enfoca desde el piano.

—Te podría denunciar por grabarme sin mi consentimiento. —Pongo los brazos en jarra cuando ella se levanta del taburete para coger el móvil.

—¡No! Porfa, Vio, no te enfades conmigo. —Intento con todas mis fuerzas mantener una postura seria pero es que me parece algo imposible cuando la tengo delante.

Harmony in WhispersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora