Medialunas caseras

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Esa misma tarde, acordamos el lugar y la fecha en la cual nos íbamos a encontrar en nuestro banco predilecto de la plaza. En este banco ya nos habíamos juntado en otras ocasiones. Recuerdo una de las primeras veces que nos juntamos, habíamos decidido que nos encontraríamos en un banco de la plaza a las tres de la tarde. El problema era que no acordamos en cual de los tantos bancos que había en la plaza y estuvimos como cuarenta minutos esperándonos la una a la otra, hasta que por fin nos encontramos.

Me puse unos jeans acampanados oscuros y un top violeta con encaje en los bordes y una campera negra por las dudas, tenía miedo de que refrescara más tarde. Fui a la cocina y agarré unas medialunas que había comprado. Intenté hacer algo casero para ella, pero soy pésima cocinando. La última vez que intenté hacerme un huevo duro me salió crudo.

Estacioné el auto y la vi a ella en nuestro banco. Estaba con un tupper blanco que no dejaba ver su interior. Ella estaba luciendo un cardigan de lana rosa claro y una pollera de jean. Como siempre tenía dos coletas, pero a cada una se la ató con un moño blanco.

Ella apenas vio mi auto vino del banco a saludarme con un abrazo, el cual duró más de lo habitual.

-Estás muy linda- le dije camino al banco mientras miraba su pelo, siempre lo tiene lindo pero ese día lo tebia

-Gracias- Nos miramos y luego apartamos las miradas sonrojadas. Nos sentamos y la conversación fluyó sin complicaciones.

-Yo traje las galletitas que se que te gustan- A continuación, me alcanzó el tupper dulcemente.

Lo abrí y allí estaban: Las galletitas con membrillo caseras que tanto me gustaban. Pero esta vez eran diferentes: Ahora, el membrillo estaba en forma de corazón.

La abracé mientras le daba las gracias, luego, juntas abrimos el paquete de medialunas.

-Las hice con mis propias manos- Comente sarcásticamente, mientras me tocaba las manos con aprecio, como si estas realmente fueran capaces de cocinar algo y de no morir en el intento.

Ella se rió- Pero vos podes cocinar. Que no te atrevas es diferente- Dijo mientras se llevaba una medialuna a la boca. En ese momento me percaté de que tenía un labial rosa que le quedaba estupendo.

La miré para contarle la anécdota del huevo crudo y luego hablamos de otras cosas, hasta que la comida desapareció.

-Estaban muy ricas las galletitas. No se como hacés para que te salgan tan ricas- Le dije mientras me llevaba la última galletita a la boca.

-No es nada- Me sonrió- Tus "medialunas caseras" también estaban muy ricas... Estuviste horas haciéndolas ¿no?

-Si si, un montón.

No reímos y luego empezamos a caminar por la plaza. En un momento, noté que nuestras manos se estaban rozando seguido, hasta que tomé valor y la agarré de la mano. Ella miró nuestras manos y no le importó. Hasta que en un momento, le hice una pregunta.

-Drac...

-¿Si?- Me miró atentamente.

-¿Que somos?

-¿Que querés que seamos? Por vos soy lo que sea que vos quieras.

Me quedé atónita. Muda. Me esperaba cualquier respuesta menos esa. Luego ella desvió su vista avergonzada.

-Agh, lo lamento... soné muy- No la dejé terminar.

-Fue lindo- Cuando terminé de decir eso, ella me volvió a mirar.

-¿Querés que seamos...?

-¿Novias? Me encantaría.

Luego de eso, seguimos caminando por un rato largo, y en ningún momento separamos nuestras manos.

Solo Amigas?..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora