Capítulo 12

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Capítulo 12

Los ocho caminaron por todo el pasillo rodeado de mesas adornadas mientras las personas empezaron a aplaudir al verlos pasar, Hermione sintió como todas las miradas se centraban en ella y sintió como sus mejillas se ponían rojas.

Llegaron a la mesa principal que era donde antiguamente se sentaban los profesores en época de clases. Hermione estaba justo en el centro mientras sus maridos se ponían según su edad, tal y como dictaba el protocolo en estos casos.

Las mesas se llenaron de comida y la gente empezó a comer con ahínco mientras una suave música clásica amenizaba la comida.

Todos empezaron a comer, aunque Hermione al principio solo jugaba con la comida.

— ¿Por qué no viene nada? —dijo Bill mirándola intensamente.

—Me siento avergonzada por mi comportamiento anterior, ¿estáis enfadados conmigo? —preguntó Hermione mirando a todos sus maridos ya que estaban atentos a la conversación.

—No, lo que ha pasado antes es normal, somos tus maridos y el encantamiento simplemente ha hecho aflorar tus emociones. No estamos enfadados. Todos lo queríamos y lo seguiremos queriendo. —dijo Bill con una sonrisa tocándole la mano.

—Simplemente estamos celosos de Potter, ya que ha sido el primero en verte y en tenerte. —dijo Cormac con una sonrisa lujuriosa.

Hermione sonriendo y le tiró la servilleta en plan juguetón, la cual, Cormac la cogió al vuelo mientras todos los comensales reían.

Después de esa charla, Hermione pudo relajarse y empezó a comer la comida preparada por los elfos domésticos mientras Hermione charlaba con unos y con otros.

Al llegar a los postres, apareció en medio de la sala una enorme tarta de bodas de tres chocolates. Todos los comensales se pusieron de pie mientras Hermione y sus maridos caminaban hasta la tarta. Hermione cortó la tarta con una espada con cada uno de ellos y después de partirla, sus maridos le dieron una cucharada de tarta a Hermione. Harry no pudo controlarse y besó los labios con sabor a chocolate de Hermione mientras los invitados vitoreaban y reían.

Después de la comida, las mesas desaparecieron y aparecieron sillones en la sala para dejar todo despejado para que la gente pudiera bailar, hablar con los demás o simplemente sentarse para reposar la comida.

Como marcaba la tradición cada uno de sus maridos, tenían que presentar a Hermione a los familiares y amigos más cercanos para mostrar su respeto, el amor y la devoción a la esposa.

El primero fue Kingsley, que al ser el ministro, le presentó a todos los jefes de departamento y a varios miembros del Wizengamot. El plato de mal gusto fue cuando le presentó formalmente a Dolores Umbridge la cual aunque ya no tenía un puesto importante en el ministerio, descubrió que era prima segunda de Kingsley, prácticamente ella era su última parienta viva. Umbridge no perdió el tiempo y con una sonrisa falsa, alabó el vestido de Hermione mientras ésta apenas podía contener su furia.

Después de la presentación formal, fue el turno de Rodulphos que por razones obvias no pudo presentarle a nadie ya que todos sus familiares estaban muertos y sus amigos eran mortífagos que habían muerto o algunos se encontraban en la fiesta, pero la ley les prohibía hablar, así que ellos dos disfrutaron de su momento juntos bailando cómodamente.

Siete para mí (Harry Potter) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora